Siente la oscuridad
EntrevistasMuletrain

Siente la oscuridad

Daniel F. Marco — 05-07-2006
Fotografía — Archivo

Veteranos apóstoles del credo que une rock´n´roll con velocidad, Muletrain han conseguido comprimir en los veintitrés minutos de “The Worst Is Yet To Come” (Beat Generation, 06) uno de los mejores álbumes de música cruda y estruendosa publicados en nuestro país. Hardcore de estructura rockera, con influencias del punk y el metal extremo, llamado a convertirse en clásico.

A pesar de la cantidad de violencia y frustración que contiene su discurso, los miembros de Muletrain son cuatro tipos tranquilos, optimistas y reflexivos. Se encuentran inmersos en la gira de presentación de su segundo elepé, con varias fechas aún pendientes, (“sobre todo Euskadi, allí nos tratan muy bien”), y les gustaría volver al centro de Europa, donde ya han actuado más de una vez, con muy buena acogida. También conocen sus limitaciones. “Somos realistas”, explica Mario. “Sé que podríamos conseguir mucho más, pero todos tenemos nuestras vidas, y a veces es muy difícil compaginarlas con el grupo”. Para Nacho, no hay nada que lamentar. “Dentro de nuestra precariedad, nos las apañamos bien: tocamos bastante a menudo y en muchos sitios”. Servando continúa: “Somos conscientes de lo que supone el underground”. “Si tienes asumido eso”, remata Ivar, “es un lujo. Nunca hacemos nada tratando de cumplir con expectativas ajenas al grupo”.

"Están tratando de matar todo lo que sea música cruda, uniformizándolo todo"

Algo tendrá que ver esa falta de presión en la evolución de su nueva obra respecto al primer elepé, “Demolition Preaching”. No hay cambios evidentes de estilo, pero sí composiciones (algunas más cafres que nunca, otras con una inédita vocación melódica), mucho más maduras y trabajadas. Mario no ve tanta diferencia: “Es un paso adelante que se podía presuponer. Está más pulido porque esta vez hemos hecho maquetas, que ha sido fundamental. Tocando somos igual de malos o igual de buenos”. Nacho añade: “Nos hicimos un planning de trabajo. Las canciones de este disco son más sencillas; no lo parece porque están más trabajadas”. Nada menos que durante ocho meses. Eso, y el total entendimiento con su productor (Santi García), les permitió completar la grabación de “The Worst Is Yet To Come” en cinco días. “Confiábamos en Santi”, declara Ivar, “Tenía las maquetas y sabía exactamente lo que queríamos”. También han ido a más en las letras. Siguen rebosando mal rollo y destrucción, pero si en otras ocasiones abundaba la ficción escapista, ahora ofrecen una amarga y certera crónica del mundo occidental del siglo XXI. Mario, autor de la parte lírica, prefiere que los textos hablen por sí solos. “Algunas letras del anterior disco están hechas en el último momento, en éste están más trabajadas, y es que las maquetas han sido superimportantes para todo. Yo no puedo cantar algo en lo que no creo, y las cosas que me interesan y que me preocupan pertenecen al lado oscuro. Me agobia la sensación constante de que está todo vendido, manipulado, vigilado y controlado”. Para Servando, “la filosofía del grupo es extrema en todo: música y letras. No me puedo imaginar otro tipo de letras en Muletrain. Pero tampoco existe un programa político de la banda”. Ivar matiza, “Sale intuitivo, no es un rollo hiperintelectualizado. Aunque no tengamos un programa político, sí seguimos unos códigos de lo que hacemos y lo que no hacemos”. Lo que se traduce en su forma de funcionar; Servando, último miembro en incorporase al proyecto de los tres ex-Aerobitch, lo ilustra con un ejemplo: “He visto cosas en este grupo que no se las he visto hacer a ninguna banda que vaya de políticamente correcta, como pagarle las fotocopias de los carteles al promotor”. “No es lo mismo tocar para un ayuntamiento, que para gente que sabes que se lo ha currado y pierde pasta”, justifica Mario. Y continúa: “Nunca hemos tenido ningún mal rollo de gira, lo que sí lamento es la falta de relevo. En nuestro terreno siempre circula la misma gente. No hay chavales”. Difícil lo tienen en Madrid, donde está prohibida la entrada de menores a conciertos. “Los grupos que se venden como productos juveniles, tipo Korn o cosas por el estilo, hacen música que es imposible que un chaval la pueda tocar. Si fueran a un concierto de punk-rock y vieran que es superfácil, alguno se engancharía. Pero quieren acabar con eso, porque no genera el mismo beneficio que otras cosas. Genera otro tipo de inquietudes: personas con otras creencias, otra escala de valores completamente diferente, con lo cual ya son incómodas. Están tratando de matar todo lo que sea música cruda, uniformizándolo todo” ¿Que todo esto te suena a paranoia? “Yo soy un paranoico. Y cualquier persona que viva en nuestra sociedad y no lo sea es porque es tonto”.

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