SIENDO ELLOS MISMOS
EntrevistasCecilia Ann

SIENDO ELLOS MISMOS

Redacción — 13-03-2000
Fotografía — Archivo

Desoyendo los rumores nuevaoleros que asolan ese campo de minas que es el pop nacional, los granadinos Cecilia Ann entregan un disco chispeante, cristalino y poco convencional, macerado lentamente con el aliño de los grandes clásicos del pop. ¿Un suicidio en tiempos de estribillo azucarado, proclamas vacuas y precariedad instrumental?... Puede que sí, pero ¿alguien va a negar su valía?

Antes de nada, confesar que Cecilia Ann siempre han sido una de mis pequeñas debilidades. Su llegada al mundo de los vivos coincidió en espacio y en tiempo con una serie de momentos vitales que me niego -nunca podría- a olvidar. Pero si "Un Segundo" (Elefant, 98) me gustaba, su nuevo trabajo "Suenacuento" (Elefant, 2000) me parece uno de esos discos capaz de disipar cualquier duda acerca de las muchas potencias de un grupo, convertidas ahora en actualidades de calidad contrastada. Un disco que amplía el abanico de referencias de su predecesor: a Teenage Fanclub y Beatles se suman The Beach Boys y The Divine Comedy. Densidad y aliento pop a partes iguales para un trabajo pulido y preciosista con el que el quinteto (todos presentes: Estrella, Francis, Sergio, Arturo y Pablo) está más que satisfecho. "Un grupo de pop ha de cambiar de un disco a otro. Cuando te estancas, cuando te mimetizas en un sonido llega un momento en que desapareces" . Y aunque suena a contradicción, Cecilia Ann han conseguido hacer un álbum completamente distinto al anterior sonando más clásicos que nunca. "Seguimos haciendo pop, pero no somos innovadores. Creo que la misma escena lo pide. Llegó un momento en que teníamos montadas las canciones y eran realmente una continuación de ‘Un Segundo’. No renegamos de ese disco para nada, pero estamos intentando sorprender mientras establecemos nuestra propia dirección. Nosotros estamos buscándonos nuestro propio sitio. Lo de innovar y estar al margen de etiquetas es imposible" . Tranquilos. Lo que es innovar, aquí no lo hace casi nadie. Las hordas de pop piruletero vienen reclamando su lugar mientras roban estribillos a los grupos de la movida. A ellos sí se les permite, al menos de momento. Por eso sería injusto hacer el vacío a un grupo que prefiere estar al margen de dicha coyuntura. Ellos se mantienen expectantes, conscientes - "ya nos han dicho que este disco es un suicidio" - y en su sitio. "No vamos a cambiar nuestro sonido porque ahora se hagan estas cosas. El grupo empezó en la efervescencia total del movimiento indie. Estábamos abocados a seguir unas reglas, una corriente estética y en los primeros años sufrimos eso. Ahora lo que intentamos es hacer lo que verdaderamente nos apetece" . Y de momento lo que les apetece es adornar la mayoría de sus canciones con cuerdas y vientos, invocar el espíritu de Arthur Lee y Brian Wilson en arreglos que endurecen las primeras escuchas pero que en algunos casos ( "Solemio", "El Niño Feliz") acaban rindiendo al más crudo de los detractores, grabar su tema más rockero hasta la fecha ( "Local Heroe 82") e incluso dejar entrever su devoción hacia New Order ( "Funcionarama"). Una apuesta producto de sus convicciones, transmutadas en ambiciones que han visto pasar miles de mojones kilométricos por las carreteras de nuestro país en busca del festival y del antro; del público devoto y de la audiencia zafia; de la sala a reventar y de los cuatro gatos despistados. Devoción y ambición. Carretera y manta. "Todo va en función de las satisfacciones y de los empujones que te vayan dando. Un grupo no puede moverse si de vez en cuando no le empujan. Pero la forma de pensar a la hora de hacer música debe ser ‘hacerlo o no hacerlo’, ‘estar o no estar’... aquí no valen las medias tintas" . No si se quieren hacer las cosas bien, desde luego. Aunque la mayoría de las veces el celo profesional no esté justamente reconocido. "Nos comportamos como profesionales. Como dice Pau –de La Habitación Roja, supongo- ‘nos comportamos como profesionales pero cobramos como si fuéramos amateurs’. Ahora nos hemos juntado cinco personas que no dejamos de darle vueltas a la música y a los asuntos del grupo" . Incluso a veces, ese celo, esa confianza en el trabajo puede servir como escudo tras el que parapetar los defectos o desaciertos. Y eso tampoco es recomendable. "Estamos orgullosos del trabajo que hemos hecho. Creo que hemos enmendado fallos del primer disco. Ahora estamos optimistas por la reacción de la gente que ya ha escuchado el disco, que ha valorado positivamente los cambios en el grupo. Aunque nosotros ya lo veíamos venir porque hemos estado conviviendo con las canciones desde hace más de un año. Pero estamos preparados para el ‘no me gusta’, buscamos el compromiso del que oye la canción. Hemos hecho este disco para que no cree indiferencia, para buscarle las cosquillas al oyente" . Prueba superada, pues.

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