La apuesta por un sonido de evocaciones electrónicas, que incita a tomar las pistas de baile, fusionado con un aire folclórico (procedente de lo más profundo de nuestra lírica española, con tintes incluso tarantinianos), podría ser, a grandes rasgos, el detalle más destacable de “De polvo y flores”, el último disco de Miss Caffeína que en estos momentos ya está en la calle. Aún así, los miembros de la formación insisten en que las piezas de este segundo larga duración siguen la estela de sus composiciones previas. Así, podríamos resumirlo en que no hay ruptura, sino evolución. “Meter sintes y bases es algo muy complicado, o lo haces con gusto o puede sonar un poco a verbena. Y nosotros teníamos a una persona que controlaba muchísimo. Siempre te arriesgas a que Camela esté muy cerca, y muy bien por ellos, pero esa no es nuestra línea. Hay que mantener las distancias”, explican Sergio Sastre y Alberto Jiménez, guitarrista y cantante, respectivamente. Ese “alguien” es Max Dingel, productor que además de trabajar con bandas como Muse o The Killers, es el culpable de que temas como “Hielo T”, primer single de Miss Caffeína, tengan un halo muy cercano a Glasvegas. “Es el objetivo de trabajar con Max y lo que llevamos buscando mucho tiempo: que alguien te compare con grupos extranjeros. Para eso lo que ha tenido que pasar es que la gente haya empezado a escuchar este tipo de música, claro…”, detalla Sergio. Pero el miedo a usar mal los sintetizadores no ha sido el único que ha superado Miss Caffeína en este disco.
En lo que a temática se refiere, surge un nuevo argumento, la muerte. “Ya no nos limitamos solamente a hablar de las relaciones sentimentales, también nos hemos hecho preguntas que hasta ahora no nos habíamos planteado… Hay un momento en que te haces mayor y el tema está más a tu alrededor”.
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