Chicos de oro
EntrevistasSidonie

Chicos de oro

Robert Aniento — 23-07-2007
Fotografía — Archivo

Nuevo momento ascensor para el trío barcelonés. Tras el estreno en castellano y recuperación comercial que supuso “Fascinado” (Sony BMG, 05), regresan con “Costa Azul” (Sony BMG), un cuarto álbum que les debe ver seguir creciendo. Entre sus pliegues conviven melodías luminosas, arreglos de lujo y un mensaje claro: haz de tu vida un lugar con estilo.

Fue hace ya unos siete años. Vagueaba un servidor en la sede de Bip Bip Records departiendo con Albert Gil -responsable del sello- acerca de la inminente separación de su banda, Matamala. Al final de la conversación, ya perdida en otros derroteros, le dirijo la atención hacia una curiosa foto que adorna una de las paredes de la oficina. La protagonizan un trío de jóvenes desaliñados y en actitud desafiante, algo no muy afín al contexto de la discográfica, adalid de la escena mod patria. Albert sonríe y me dice orgulloso: “Sí, no tienen nada que ver con el resto de grupos de Bip Bip. Pero te puedo garantizar que van a ser la mejor banda de España. O mucho me equivoco o vas a oír hablar mucho de ellos. Y creo que ellos también lo tienen claro, porque el contrato que al final hemos acordado es la hostia. Sólo han querido firmar por un disco, y nos han obligado a hacerles parte decisoria en todo lo que se refiera a imagen y promoción”.

"La psicodelia siempre fue una influencia secundaria en nuestra música"

Mucho ha llovido desde entonces, pero las suposiciones de Gil se han ido confirmando con el tiempo. Sidonie se han convertido posiblemente en la gran banda de pop-rock en España aunque, paradojas de la vida, gran parte del público todavía no lo sabe. Tras la sorpresa inicial de “Sidonie” (Bip Bip, 01), llegó el fichaje con Sony BMG y un posterior “Shell Kids” (Sony BMG, 03), éxito artístico de primera pero también un sonoro fracaso comercial. Vientos de cambio y un posterior “Fascinado” que les alejaba del rock psicodélico en inglés y les probaba en su nueva experiencia compositiva en castellano, menos orientada a la experimentación y que trataba de rescatarles del tropezón comercial. Las virtudes de su nuevo álbum parecen demostrar que el camino elegido era el correcto. “Costa Azul” nace con la necesidad de confirmar de una vez por todas la capacidad de la banda de abrirse paso con su particular pop inteligente y hacer de su música un aliciente cada vez más masivo.

"Los ‘gafapasta’ más puristas no nos han sabido aceptar, por nuestra actitud vitalista que tan mal encaja en su ideario"

El problema es que Sidonie siempre ha sido un grupo de encaje complicado. En el mundo indie se han movido muy alejados de los parámetros políticamente correctos, a años luz del malditismo y la renuencia de la luz de la que hacen apología sus bandas. Y en la zona mainstream sus inclinaciones por marear las melodías con intrincados arreglos y su vocación literaria en las letras les han alejado del universo radiable y del cariño de la masa pueril. Peligroso equilibrio de renuncias, sobre todo porque empieza a llegar ya el momento de rendir tributos comerciales a los méritos artísticos presentados hasta ahora. El tiempo dirá. Pero si “Costa Azul” debiera inclinarse por uno de los platos de la balanza, sin duda elegiría el segundo. La complejidad lírica persiste –no en vano reivindican la obra de Scott Fitzgerald como una de sus nuevas influencias- pero el envoltorio sonoro se endulza y abre sus puertas a unos arreglos exquisitos y unas melodías con más pegada que nunca. (Marc)“Es un disco más accesible que los anteriores. Suena mejor y prima las melodías por encima de todo”. (Axel) “Es una huída de cierta oscuridad que presidía otros trabajos. Son nuestras canciones más luminosas, sin duda”. E inmediatas, ideales para el verano. (Marc) “De ahí el sacarlo en junio. Estratégicamente, siempre es mejor lanzar en septiembre, pero nosotros queríamos que la gente tuviera el disco antes de las vacaciones”. (Axel) “Por primera vez, nuestras influencias tienen que ver más con el mar que con géneros musicales. Es un disco que te transporta al Mediterráneo, a escenas que pueden ser vividas en Saint Tropez o Cannes, relacionadas siempre con la búsqueda permanente de la belleza”. (Marc) “Sí, la ‘Costa Azul’ es un estado mental, más que un lugar físico”. Lo que no encontramos es rastro alguno del surrealismo sonoro de sus primeros discos, ni de la psicodelia que marcó parte de sus pautas de juego. (Marc) “La psicodelia fue siempre una influencia secundaria en nuestra música. Y ‘Costa Azul’ es nuestro disco más arriesgado, a nivel de experimentación. Hasta ahora no nos habíamos atrevido a incluir los arreglos o cambios de ritmo de canciones como ‘El Giraluna’, ‘Los olvidados’ o ‘Empieza el día en tu jardín’. Hemos perdido el amateurismo de discos como ‘Shell Kids’”. ¿Y las canciones? En “Costa Azul” tenemos mucho donde elegir. Desde singles irresistibles (“Persona”, “Costa Azul” o “Nuestro baile de viernes”) hasta cortes de gran solidez (“Los olvidados”, “Todo lo que nos gusta”), que aportan un acabado de lujo al álbum. Las letras se despojan de sus habituales artificios y se limitan a narrar historias donde una vocación dandista y fitzgeraldiana envuelve mensajes que encapsulan urgencia por vivir y esa reivindicación de la diferencia que siempre ha definido la actitud de la banda. (Marc) “Si en el pasado nos hemos hecho pesados hablando de la influencia de Dylan a la hora de escribir, en ‘Costa Azul’ esa influencia proviene de Ray Davies, un narrador más costumbrista y directo. Y la reivindicación de Fitzgerald es por el personaje en sí mismo. Nos atrae tanto su obra como su propia vida. Él fue un asiduo de la Costa Azul, un contexto que nos encanta como modelo de vida”. Un contexto de lujo y glamour que enmarca un escaparate de aspiraciones elitistas en una sociedad gris y decadente. (Axel) “No hacemos más que reflejar la triste doble realidad de Sidonie. En los directos somos una banda de bien vestir, nos disfrazamos con máscaras, creamos un espectáculo de altura, pero cuando volvemos a los camerinos regresamos a un ambiente cochambroso. Sólo nos queda componer canciones bonitas que nos ayuden a recrear universos paralelos”. A que los temas de “Costa Azul” resulten tan exquisitos ha ayudado, y en gran medida, Ricky Falkner como productor. Nuestro Rick Rubin patrio, co-responsable de algunos de los grandes discos nacionales de los últimos años, como “Maniobras de escapismo” de Love of Lesbian o “Vivalaguerra” de Standstill, vuelve a extraer oro de las ya de por sí excelentes composiciones. (Marc) “Acudimos a él en busca de un sonido más grueso, de bases contundentes y para realzar más que nunca las melodías. Es un experto en encontrar arreglos perfectos para cada tema. Y en ‘Costa Azul’ lo ha vuelto a demostrar”. Todos son argumentos que parecen dirigidos a renovar la confianza de Sony BMG, la discográfica que apoya los lanzamientos de Sidonie desde que dejaran Bip Bip tras su primer disco, en un momento crucial para el trío, cuando cumplen la vigencia de su contrato con la multinacional, firmado en su día para una duración de tres discos. (Axel) “Somos una apuesta de Sony y una licencia de prestigio que se conceden. Creen en lo que hacemos, les gusta y lo trabajan bien. Y prueba de todo ello es que acabamos de firmar por otros tres discos más. Hemos llegado a un punto de comunión muy interesante que a todos nos apetecía renovar”. Una continuidad que permitirá a la banda seguir construyendo su carrera
con un apoyo y promoción que les permita alejarse del circuito de bandas indies, con las que comparten poco, al menos en cuanto a actitud y proyección de personalidad. (Axel) “Siempre hemos sido los raros. En nuestros inicios, ligados a una discográfica mod, hicimos un cante impresionante en el Purple Weekend de León. Es el festival mod por excelencia, y nosotros montamos una bandera de Queen y dimos un espectáculo surrealista de rock and roll que dejó a la gente totalmente descolocada. Después ha sucedido lo mismo con el universo indie. Los ‘gafapasta’ más puristas no nos han sabido aceptar, por nuestra actitud vitalista que tan mal les encaja en su ideario. Y para gustar a la gran masa deberíamos utilizar otro tipo de letras, repitiendo incesantemente palabras como ‘amor’ o ‘corazón’, trucos que no sabemos hacer”.Aunque el camino seguido por la banda desde el primer disco parece el de una búsqueda incesante de un sonido que tenga cada vez mayor repercusión y acogida. De la psicodelia cantada en inglés de “Sidonie” al pop rock luminoso de “Costa Azul”, el camino ha ido siempre en línea recta. (Axel) “En ciertos contextos parece una afrenta querer crecer como banda. Todavía preferiríamos que nos llamaran para tocar en el Primavera Sound o en el FIB Heineken antes que invitarnos a hacer una gira de verano con Calamaro. Venimos del mundo indie y nos sentimos cómodos allí, pero a la vez resultan muy provincianas actitudes de medios como Rockdelux, que parecen molestos con nuestra actitud de querer llegar más lejos”. (Marc) “Desde el principio, Sidonie se ha tomado su carrera muy en serio. Ya con el primer disco decidimos vivir de la música, y dedicarnos a ella en exclusiva. Nuestra meta ha sido siempre el infinito, que cada vez más gente nos conozca, y
convencer a todo tipo de público, sin machacar nuestra credibilidad, sin caer en la obviedad ni la repetición. Es muy difícil pero conseguirlo algún día sigue siendo nuestro objetivo”
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