Entrar en el Newton Studio es toda una declaración de intenciones; como si por fin pudiéramos conocer a Lasers del todo, tras un aperitivo y un primer plato en forma de EP y debut (“Juno”). El teclado de un Spectrum, un tocadiscos, cubos de Rubik, revistas de ingenieros de sonido de los ochenta, una tira de cómic y un papel en el que figura escrito “Surrogate Levels”. Prueba y error para llegar hasta “Exchange Levels”, su flamante segundo disco. “Teníamos claro que iba a ser un disco más limpio”, asegura Iván, “en ‘Juno’ todo era más disperso y queríamos simplificar. ¡Al final haremos un grupo de a capella!”. “Adiós a las atmósferas y a lo espacial, ahora toca bailar”, añade Alex. Un paso natural influenciado por Metronomy, Junior Boys o Toro y Moi. No hay concepto y tampoco una inspiración clara para este segundo trabajo, más allá de “haber grabado de nuevo sin aire acondicionado, con un calor extremo”, confiesa Charlie. Al final, tirar de abanicos durante las grabaciones les habrá transportado a la esencia de ese cambio más orientado hacia las pistas de baile. “Si es más mainstream, no es intencionado. Si quisiéramos petarlo, haríamos de Skrillex”, asegura Iván. “No buscamos el punch, el hit. Si no, no habríamos puesto ‘Roof Down’ de ocho minutos la primera, que a mucha gente le puede parecer un coñazo”, añade Alex.
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