En ocasiones, uno se siente como un pulpo en un garage. Sin saber si el raro es uno mismo o lo son los otros. Diría que los tres discos publicados por los californianos She Wants Revenge entre 2006 y 2011 (me dicen que a principios del año que viene llega el cuarto) les mostraron como primos aplicados de Interpol y (algo menos) de Editors. Estirando del calendario, puede que hasta de Bauhaus o Joy Division. Pero no. Justin Warfield, cantante y guitarrista, mitad de la banda junto al multi instrumentista Adam Bravin, no está de acuerdo.
No cree que tengan nada que ver con ellos. Ni siquiera piensa que su sonido sea oscuro. Es solo “rock alternativo” que se fija en lo que ocurría entre finales de los setenta y principios de los ochenta. Nos lo cuenta en un intercambio digital de preguntas y respuestas, antes de sus conciertos que afrontarán en formato de quinteto.
Os disolvisteis en 2020. ¿Qué os impulsó a volver a reuniros en 2022?
Fui muy claro acerca de las razones. No hubo hay nada que no haya compartido en público. Echaba de menos tocar en directo, echaba de menos la música de She Wants Revenge y echaba de menos a las multitudes y los fans que han forjado una relación con nosotros en los últimos 17 años. Y las razones para separarnos no eran más fuertes que nuestro deseo de continuar como banda.
“Nos influyen tanto Prince, la ELO, Tom Petty o Sonic Youth como New Order, The Cure, Depeche Mode o The Smiths”
¿Tuvo la pandemia algo que ver?
Tuvo mucho que ver en que nos disolviéramos, sin duda. Cuando la música en directo se prohíbe, muchos, como Adam (Bravin) y yo, tuvimos que cambiar nuestras vidas y adaptarnos a unas condiciones que solo se dan una vez en un siglo: gran incerteza, la pérdida de aquello que más nos gusta hacer. Una vez pasó la primera ola para quienes tuvimos la suerte de sobrevivir, fue un tiempo de evaluar lo que estábamos haciendo antes y lo que íbamos a hacer después. Alejarme de la banda sin ninguna expectativa de volver fue lo que me permitió verlo con una luz diferente. Adam y yo empezamos a apreciarlo todo de un modo distinto, y a mí me sirvió para ver que, si íbamos a continuar, teníamos que resolver los problemas del pasado para ir hacia adelante.
Vuestro último álbum fue Valleyheart (2011). Vuestro último single, “Big Love” (2018). ¿Estáis trabajando en música nueva?
Empezaremos a escribir un nuevo álbum mientras estemos de gira, y esperamos tenerlo terminado a principios del año que viene.
Mirando atrás en el tiempo, ¿de qué trabajo os sentís más orgullosos?
Creo que hay algo especial en el primer álbum, "She Wants Revenge" (2006), solo por el hecho de que no teníamos un plan ni ideas preconcebidas, y exhibe cierta ingenuidad. Fue un poco naïf. El segundo, "This Is Forever" (2007), tiene una escritura de canciones impresionante. El EP "Up and Down" (2009) nos permitió probar nuevas cosas, algunas muy especiales. Y creo que "Valleyheart" (2011) es un disco criminalmente infravalorado, con algunas canciones fantásticas. Dicho todo eso, y sea como sea nuestro cuarto álbum, estoy seguro de que será del que más orgulloso voy a estar, solo por lo mucho que nos ha costado hacerlo.
Siempre os han comparado con Editors e Interpol. ¿Os sentís cómodos u os cansa?
Para serte sincero, nadie nos ha dicho ni una palabra acerca de esas dos bandas en muchos años. Creo que esto se debe a que no hemos estado en España ni en Europa en los últimos quince años, así que muchos de los extractos de prensa son de entonces. La mayoría de quienes nos comparan con cualquier otra banda, solo han oído algunas canciones del primer álbum, y cualquiera que conozca nuestro catálogo se ahorraría esas comparaciones, porque cubrimos mucho espacio y no somos un grupo que encaje en el post punk, el gótico, la darkwave o cualquier otro subgénero o estilo. Y pese a que no te culpo por preguntarme, me hace gracia que me preguntes si estamos cansados de ello al mismo tiempo que lo sacas a colación.
En algunas fechas del Disappear Tour, el próximo noviembre, vais a compartir escenario con The Chameleons. ¿Qué significan para vosotros? ¿Fueron una influencia cuando empezasteis?
En realidad no supe de ellos hasta 2008 o así, cuando un técnico de sonido en San Francisco me los descubrió, y esa misma noche me enamoré de ellos. Así que no fueron una influencia formativa, pero sí posterior. Es una de esas bandas de las que me pregunto: “¿cómo he podido perdérmelas desde que salieron?”, y que me hubiera gustado conocer antes. Así que compartir escenario con ellos es un absoluto honor. Son brillantes.
¿Os habéis sentido alguna vez como unos llaneros solitarios del sonido darkwave en California, o hay más bandas similares con las que compartáis algunas claves?
En absoluto. En primer lugar, porque no me identifico como darkwave. Cuando me preguntan, digo que somos una banda de rock alternativo que se inspira en lo que sonaba a finales de los setenta y principios de los ochenta. En la new wave y el pop más oscuro. El darkwave me parece un estilo increíble, pero dudo que nadie nos considere puristas del género. Estamos tan influidos por Prince, la ELO, Tom Petty o Sonic Youth como por New Order, The Cure, Depeche Mode o The Smiths. Ni siquiera creo que la mayor parte de nuestra música sea muy oscura, al menos no en la manera en que las bandas influidas por Sisters Of Mercy lo son. Dicho esto, y volviendo a tu pregunta, hay muchos grupos más oscuros que nosotros que están haciendo muy buena música, como Soft Moon, Drab Majesty, The KVB, Cold Cave, Soft Kill y muchos más. No hay sequía de bandas que son más oscuras de lo habitual, más bien al contrario.
¿Os sirve vivir en el valle de San Fernando (California) como inspiración?
Adam (Bravin) y yo no hemos vivido en el valle de San Fernando desde que empezamos con la banda. Y aunque como historia no dé mucho juego, mi vida está lejos de ser sombría. Vivo en California, disfruto de la luz del sol, de la playa, y paso más tiempo sonriendo que quejándome. Perdona que te desmonte el mito (risas). Bromas aparte, nuestra música siempre ha ido más sobre las relaciones interpersonales que sobre ningún asunto triste o taciturno. Para mí solo es algo honesto, sentido y, como mucho, melancólico, que es como entiendo el arte.
A lo largo de vuestra carrera habéis girado con The Cure, Bauhaus, Depeche Mode o Placebo, entre otros. ¿Alguno de ellos os ha sorprendido creativa o personalmente?
Nunca hemos ido de gira con The Cure, tristemente, aunque hemos coincidido con ellos en algunos festivales. Daría lo que fuera por girar con ellos. Robert (Smith) es uno de mis héroes de siempre. Sí que giramos con Depeche Mode, y nos cambió la vida. Son una de las mejores bandas del mundo en directo, con uno de los mejores frontmen de la historia y algunos de los mejores escritores de canciones de los últimos cuarenta años, y son unos auténticos caballeros. Placebo son otra de nuestras bandas favoritas, hacen discos increíbles, canciones fantásticas, y somos buenos amigos, así que girar con ellos siempre es increíble. Y telonear a The Psychedelic Furs fue otra experiencia increíble porque son una de mis mayores influencias.
Tocasteis en Barcelona y Madrid hace tres años, en 2019. ¿Sentís que el público aquí es distinto al del resto del mundo?
Nos encanta tocar en España. Tenemos la esperanza de poder ir más a menudo y forjar una relación tan sólida con quienes aprecian nuestra música como la que tenemos con nuestros fans norteamericanos. Creo que la gente en España siente auténtica pasión por la música, les gusta mucho ir de concierto, así que ojalá podamos tener una relación estrecha con ellos en los años venideros.
¿Podemos esperar algún cambio importante respecto a aquellos conciertos?
Muchos. Ahora somos cinco músicos, y nunca hemos tocado a un nivel más alto. Tenemos energía renovada, actitud y espíritu, y creo que se nota. Así que cualquiera que espere algo similar a nuestros conciertos de hace tres años, se sorprenderá. Va ser muy especial.
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