PRODUCIENDO A DORIAN CON PHIL VINALL (Parte2)
Cuando lo imperfecto es perfecto
Parte del trabajo de un productor consiste en llevar las canciones de la banda a un lugar distinto de aquel en el que estaban cuando, en su forma de maquetas, fueron entregadas para el inicio de la producción. Todas las bandas, tanto las que empiezan como las que ya han publicado discos, suelen caer en unas dinámicas compositivas y en unos patrones que, consciente o inconscientemente, se van repitiendo. La tarea del productor es aportar un punto de vista externo a la banda que la empuje a hacer las cosas de un modo distinto, para que el resultado de ese ejercicio dé como fruto un disco también distinto. Se puede decir que en este sentido Phil hizo su trabajo con Dorian.
Si bien es cierto que muchas de las canciones que hemos grabado y producido en México ya llegaban muy trabajadas por la banda desde Barcelona, no lo es menos que, en algunos casos, esos cambios sí han sido manifiestos.
Otra cosa que es importante resaltar es el hecho de que, en ocasiones, las maquetas guardan una magia que es muy difícil reproducir en el estudio, por mucho que se repitan o mejoren los procesos de grabación que se usaron en aquellas. Eso ocurre porque cuando grabas maquetas con la banda lo haces en un ambiente mucho más relajado que cuando estás grabando el disco. En ese ambiente distendido se permite probar cosas con una naturalidad e incluso con una ingenuidad que el estudio a menudo bloquea. De las maquetas salen a menudo cosas interesantes; arreglos, sonidos e incluso pistas de voz que, pese a no estar ejecutadas a la perfeccción, guardan algo especial ya sea desde el punto de vista del sonido o desde la perspectiva del sentimiento. Cuando eso sucede, no tiene nigún sentido empeñarse en reproducir de nuevo algo que surgió espontáneamente. Que una pista o un arreglo no sea perfecto no significa que no pueda ser perfectamente válido si, una vez colocado en el conjunto de la mezcla, funciona bien y aporta algo positivo al resultado final.
Phil nos contó que, cuando produjo a Elastica, la banda se empeñó en grabar versiones y versiones de una sola canción. Ninguna de ellas estaba a la altura de la versión demo de ese mismo track. Obviamente el sonido era superior, pero no el sentimiento. La demo tenía una magia que no fueron capaces de reproducir en el estudio. Cuando ya se habían gastado un auténtido dineral en tratar de grabar esa canción, decidieron que lo mejor que podían hacer era meter la versión demo de esa canción en el disco, y justamente eso fue lo que hicieron.
Con ninguna de las canciones de “La velocidad del vacío” hemos llegado a ese extremo, pero sí es cierto que hemos usado numerosas pistas que importamos directamente de las maquetas. Algunas son pistas de guitarra, otras son pistas de percusión, y en ocasiones incluso hemos usado pistas de voz. Creo que hay que valorar la imperfección en el arte, siempre y cuando esa imperfección aporte algo positivo al resultado final.
Vivimos en la era de los ordenadores. En cualquier momento podemos regresar sobre nuestros pasos y afilar las cosas, pero en ocasiones lo imperfecto (lo que no está grabado con el mejor ampli del mundo o el mejor micro de la historia) tiene algo que no tiene lo ejecutado quirúrgicamente. Aprender a trabajar con lo imperfecto usándolo a favor del conjunto puede marcar la diferencia con respecto al resultado final de la producción de un disco. A veces el error es bello.
“La velocidad del vacío” sale a la venta el próximo día 4 de marzo
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