“Cuando era adolescente, la cumbia era el lado contrario del rock”
EntrevistasSantiago Motorizado

“Cuando era adolescente, la cumbia era el lado contrario del rock”

JC Peña — 19-11-2021
Fotografía — Guido Adler

El líder de Él mató a un policía motorizado está de vuelta con un disco en solitario muy singular. “Canciones sobre una casa, cuatro amigos y un perro” (Primavera Labels, 21) reúne muchas de las canciones que ha compuesto para la recuperada serie de culto “Okupas”.

Consulta las fechas de la gira al final de la entrevista o en este mismo link

Santiago Motorizado se encuentra en Madrid para iniciar, mañana sábado, una gira de trece fechas por ciudades españolas. El objetivo es presentar, entre otros, los variopintos temas de “Canciones sobre una casa, cuatro amigos y un perro”, en el que combina con total soltura rock personal más o menos clásico con folclore argentino, cumbia, tango y otros palos. Un trabajo sorprendente que incluye muchas de las canciones compuestas para la serie, con un elenco estelar de invitados, y que le reconfirma como compositor total. De todo ello, e incluso de la interminable crisis que sufre su país, nos habla en un viejo café de Ópera.

Estás a punto de iniciar una gira por toda España, ¿no?
El sábado es el primer concierto en Valencia. Son trece fechas, y ahí empieza una seguidilla que nunca hice en mi vida: Valencia, Valladolid, Logroño, Zaragoza, Barcelona, Donostia, Bilbao, Vigo y Ourense sin parar. Después, paramos un día y tenemos Madrid. Voy con un bajista, Diego [músico peruano que le acompaña también en la entrevista], Pablo como batería -que en Él mató…toca las percusiones- y Felipe Quintans, un teclista que también toca la guitarra, que llega de Argentina [y que se ocupó de la parte técnica de la grabación del disco en su estudio de Buenos Aires]. Somos cuatro y vamos con una chica sonidista.

“Hacer folclore nunca había estado en mis planes: era la música que escuchaban mis padres”

Suena muy bien, ¿no? Sobre todo después de lo que hemos vivido. ¿Qué expectativas tenéis?
Sí, estoy muy contento. Mirá, estoy ansioso y contento porque es la primera vez que hago algo así. Toqué un par de veces de solista, acompañado también. En un Primavera hace muchos años, de sorpresa. Después hicimos unos conciertos en Valencia con 107 Faunos. Cosas que fueron surgiendo cuando la gente que toca conmigo, que también están en otras bandas, justo estaba de viaje y entonces armamos algo improvisado. Pero armar una gira de presentación de un álbum es nuevo en todos los sentidos. En Argentina venía tocando sin presentar ningún disco, ahora sacamos éste. Hacer esta gira por España me entusiasma mucho. Sólo lo había hecho con la banda.

De hecho, tu última gira con Él Mató a un Policía Motorizado concluyó justo antes de la pandemia. Diste una entrevista a Mondo Sonoro por entonces. ¿Cómo has llevado la situación?
Exactamente. Al principio lo llevé bien. Pero aclaro que en la banda somos privilegiados en el contexto de Argentina, donde hay mucha desigualdad. Lo aclaro porque digo que lo pasamos bien, fueron como unas vacaciones, pero hay que contextualizar que la mitad de la Argentina no pudo vivirlo así. Pero veníamos de esta gira muy intensa por toda España y realmente necesitábamos un descanso. Fueron muchos conciertos en pocos días. Nunca habíamos hecho algo así, pero estuvo muy bien. Yo dudaba un poco, porque son esas cosas que uno se atreve a hacer cuando es más joven y tiene más energía, pero me sentí muy joven al final de la gira: llegamos bien a todos los conciertos y no hubo ningún problema.

La gira no llegó a cortarse, ¿no?
No, no, funcionamos perfectos hasta el último, que fue en Ourense. Volvimos, y a los dos días se declaró en Argentina y en casi todo el mundo la cuarentena. Entonces, vivimos los primeros meses como un descanso. Se hablaba mucho en aquellos días que en septiembre se terminaría todo, que iban a ser un par de meses nada más, y cuando se fue extendiendo, la cosa cambió. Pero fue en esos días, según la incertidumbre iba creciendo, cuando apareció la invitación para participar de “Okupas” y hacer esta música. En verano de 2020. Arranqué con eso, y me salvó la cuarentena.

Éste es un disco que está totalmente ligado a una serie mítica muy conocida en Argentina, pero no aquí. ¿Qué me puedes contar de “Okupas”?
Mirá, “Okupas” es Historia en Argentina. Como que cambió la Historia de la televisión argentina. Un poco del cine, también, porque está acompañada de una película [“Pizza, birra, faso”] que es mítica, del mismo director, Bruno Stagnaro, de finales de los noventa, que se adentraba y mostraba, no sólo describía, un mundo marginal que nunca había estado representado en el cine. La forma también era novedosa. Eso después fue llevado a la tele, y todavía fue más revolucionario, porque se emitió en la televisión pública, se vio en todo el país, y mostraba un nivel de crudeza y realismo de un mundo marginal que siempre estuvo escondido.

¿Es de hace veinte años, no?
Es del 2000, sí. Ese mundo siempre estuvo oculto, y que dieran eso en la televisión abierta, era una revolución. Y más allá del contexto, la maestría con que está hecha: hoy uno la ve veinte años después, y se mantiene vigente en todos los sentidos. Las cosas bien hechas, con cariño y pasión, son las que duran en el tiempo. También es histórica porque generó un cambio: aparecieron un montón de series que continuaron el hilo, aunque esa cosa de mostrar lo marginal se volvió más caricaturesca. Pero generó un impacto fuerte y que después nunca se pudo repetir. Los fans reclamaban que saliera en DVD, blu-ray y no aparecía. Claro, no se sabía que era por un tema de derechos que no se podía comercializar. Un tema legal: no había problema a la hora de pasarla por la televisión pública porque se pagaba un canon fijo al SGAE argentino, y con eso, te permitía usar lo quisieras la música de todo el mundo, sin límites. Sólo como una especie de permiso especial para la televisión pública en abierto. Eso no continuaba si lo querías comercializar en DVD. Entonces, quedó como un bache en el tiempo de algo que era recordado, pero que nadie conocía bien del todo. Se subió a Youtube, pero la calidad era pésima y cuando aparecían estas canciones en conflicto, se cortaba el audio, y se perdían los diálogos y todo. Era imposible de ver.

Y aquí entra Netflix, que la ha recuperado.
Totalmente. Netflix la recupera, Bruno hace un trabajo grande de tratar de reemplazar estas canciones –porque era imposible afrontar los gastos de poner a The Rolling Stones, The Who, The Doors–. Era una banda sonora a nivel de “Los Soprano”, con un presupuesto mínimo. La banda sonora original tenía todo eso. Tenía mucho rock argentino, e incluso se usaba mucho Jimi Hendrix como música incidental: se usaban dos segundos de una guitarra de Hendrix para generar tensión. Y había que pagar esa canción entera, lo cual era imposible. Muchos de los reemplazos eran momentos musicales muy breves: los que vieron la serie original ni se dieron cuenta. Bruno trató de lograr que estuvieran las canciones más significativas: hay una canción del final que es parte del relato, porque un protagonista le está diciendo a otro que es fanático de Rolling Stones por ella. Yo no estuve en las negociaciones, a Bruno le costó un montón, y la pudo conseguir. Sobre todo, porque es “My Girl”, que está en “Flowers” y creo que no es suya, sino de The Temptations. Pero había que reemplazar todo lo demás.

“Las cosas bien hechas, con cariño y pasión, son las que duran en el tiempo”

¿Reemplazo según unas pautas específicas que te dieron?
Lo primero que me dijo Bruno es que quería usar siete canciones de Él mató en siete escenas. Yo dije: “Genial, buenísimo”. Y en esa charla me dijo que tenía que encontrar cuarenta y cinco canciones más de bandas X… un laburo increíble y difícil. Y ahí surgió. Le dije que podía componer moviéndome del registro de Él mató, porque Bruno estaba preocupado en mantener cierta cosa heterogénea que tenía la música original; podía hacer música para cada escena, buscando una especie de disparador de esa canción original que debía reemplazar, haciendo algo nuevo. A Bruno le entusiasmó la idea y arrancamos a trabajar. Dentro de la serie había mucha música rock, mucha ambiental, pero también música popular argentina. Y también tenía sus problemas de derechos. De ahí fue que me metiera a hacer cumbia y folclore por primera vez en mi vida.

¿Habías pensado ya en hacer un disco en solitario, o lo querías hacer y este proyecto fue la excusa?
Sí, yo tengo un disco que está por la mitad, que son las canciones que vengo tocando desde hace mucho tiempo. Básicamente, cuando tengo un hueco con Él mató, me saco las ganas de tocar esas canciones. Es otro repertorio. Pero siempre fue un proyecto un poco apartado, que dependía de si el grupo me dejaba un hueco para desarrollarlo. Y hemos tenido muchísima actividad. Ese disco del que te hablaba lo empecé a grabar en 2016, días antes de que viajáramos a Estados Unidos a grabar “La síntesis O’Konor”. Cuando salió, generó un montón de actividad en la banda, giramos mucho, y el disco quedó perdido. En la cuarentena aproveché para volver a escuchar esas grabaciones, y no me gustaron. Habían pasado cuatro años. Las canciones me gustaban, pero no cómo habíamos encarado la producción. En febrero de este año lo empecé a grabar de nuevo. Es un disco que está ahí, que no sale nunca, aunque son canciones que vengo tocando en vivo un montón. Con “Okupas” y la urgencia de hacer la serie, obviamente, lo principal era cumplir con lo que me pedía Bruno y la narrativa. Tenía que componer canciones que duraban dentro de la escena, no sé, un minuto o veinte segundos –aunque elegí diecinueve para el disco, hice cuarenta y cinco para la serie: algunas son pedazos musicales muy breves–, y ya que tenía que hacer una samba folclórica, la hacía entera, con toda la letra. Lo encaré con las dos motivaciones: cumplir con la serie, y tener esas canciones nuevas con las que pudiera sacar un álbum propio. Así fue, y estoy contento.

¿El hecho de tocar tantos palos o géneros diferentes te supuso una especial dificultad? ¿Hasta qué punto era un reto?
Es un reto. Presentamos el disco en Buenos Aires tratando de que estuvieran todos los músicos que invitamos a las grabaciones, que son muchos. No estuvieron todos, pero sí la mayoría. Tratamos de ser bastante fieles a la grabación. Ahora en la gira hacemos una adaptación reducida a una banda de cuatro. Pero también está bueno, tiene como otra cara. Es llevar las canciones a diferentes formatos. Eso me entusiasmó también: pasar de esa cosa heterogénea de veinte músicos que van rotando a una más reducida le da un contexto más redondo a toda la obra.

¿Cómo encaraste la grabación? El sonido es muy cálido y natural. No sé si era lo que buscabas.
Bueno, sí. Es difícil de decir, porque hay algo que se mezcla: lo que me sale a mí a la hora de componer canciones, y lo que pedía la serie. Las dos cuestiones están en juego en cada canción. Yo era un fan enloquecido de “Okupas” cuando salió: tenía los VHS grabados de todos los capítulos y los miraba una y otra vez. Siempre fue una inspiración fuerte, incluso con Él Mató. Cuando empezamos en 2002 era parte de nuestro universo y estaba muy presente. Y a la hora de componer tenía que recordar eso, escribir pensando en los personajes, acompañarlo con un paisaje urbano entre decadente y marginal, mezclado con cierta cosa cálida y entrañable que tienen los personajes y el relato en sí. Supongo que todo eso fue la fuente para que las canciones tengan ese clima.

Es muy raro ver a un músico de indie rock, o de rock, de repente metiéndose en música folclórica. ¿Te ha servido este proyecto para reivindicar ciertas raíces?
No tenía yo la intención de reivindicar nada, pero siempre he tenido la idea de meterme con otros géneros a ver qué pasaba. Pero hacer cumbia o folclore nunca había estado en mis planes, eso seguro. El folclore es parte de mi vida porque mi papá es del norte de Argentina, donde se escucha mucho. Se toca mucho, la gente se junta en lugares a tocar…Era parte de la música que se escuchaba en casa cuando era pequeño. Mi padre canta muy bien, toca la guitarra. Recuerdo que eso me encantaba de chico, pero en mi adolescencia, cuando me volví rebelde y punk, lo tomé como la música que escuchaban mis padres. Me separé de eso.

Suele pasar…
Sí, es un clásico. Un rebelde de manual. Obviamente, con los años fue desapareciendo ese prejuicio y esa tontería, pero igualmente era un género que nunca me había llamado mucho. Con el tiempo fui descubriendo grandes artistas que son increíbles. Hay ahí un universo infinito y genial. Lo mismo con la cumbia. En la investigación final que hice para dar forma a las canciones y entender bien esa marca de estilo que define a los géneros que tenía que abordar, encontré genialidades. Grandes poetas, grandes músicos, grandes melodías e ideas. Es impresionante. Y es un mundo que es muy popular en Argentina, no tanto en Buenos Aires.

La gran ciudad.
Claro. Me gusta eso de “Okupas”. Lo que sucede es muy de la ciudad de Buenos Aires, pero de una ciudad marginal. Uno descubre que no suena tanto a la ciudad que yo conozco: hay una parte que sí escucha mucha cumbia y folclore, que es parte de ese paisaje. Eso es lo bueno de “Okupas”. No te lo esperás, es un género que asociás a otra cosa, y para mí es brillante. Hay una escena en la que van a comprar cocaína, van a hacer un robo, y suena folclore en la radio. Son como dos cosas que para vos no van, esperarías electrónica, pero queda perfecto. Componer pensando en eso fue muy divertido y placentero. Un desafío nuevo que me tomé con muchas ganas.

“Okupas” es Historia en Argentina y yo era un fan enloquecido”

Las canciones más rockeras son como muy clásicas. ¿Eso fue intencionado?
Sí, porque “Okupas” tenía eso. Estaba bien porque se escapaba un poco del tiempo en el que sucedía la serie. Tenía lugar en el año 2000, pero incluía mucha música histórica argentina. Ciertos clásicos del rock argentino también son parte del paisaje urbano. Pensé en componer una cosa más setentera, que igual se mezcla un poco con lo que hago yo. Hay canciones muy guitarreras que yo quiero que tengan una cosa más clásica, pero que a mí me quedan tipo Pavement. Pavement tiene también un pie en los setenta.

Pero retorciéndolo.
Exactamente, claro. Malkmus es fanático de venir a Argentina a comprar vinilos viejos de Almendra o de Pescado Rabioso. Hay cosas de sus guitarras que están ahí. Obviamente, yo me crié escuchando a Malkmus, no tanto el rock de los setenta. Pero en esa fusión quedan mezclas.

¿Dirías que es un disco valiente en el sentido que te arriesgas a mostrar algo que la gente que sigue a tu grupo no podía esperar?
Sí. Cuando yo era adolescente la cumbia era lo contrario del rock. Allá nunca se terminaron de fusionar. Bueno, un poco, sí: Los [Fabulosos] Cadillacs empezaron a mezclar esos ritmos. Con el tiempo esa separación se fue rompiendo. Pero igualmente, sabía que iba a sorprender y que algunos lo iban a odiar. A algunos les parecerá simpático, a otros les apasionará, qué sé yo: como todo. Pero me divertía. Y también estaba liberado, porque siempre estaba la excusa de que era para “Okupas”: no es que un día me despertara queriendo ser cumbiero [risas]. Estoy haciendo esto porque es parte de la serie, y eso me daba un apoyo. La verdad es que no me preocupaba mucho, pero sí me ayudó a liberarme y a meterme de lleno con ello. Si fantaseaba con hacer cumbia, decididamente iba a cantar otro. Acá con la serie eso me liberó y me animó a cantar. Así y todo, invité a gente a que me acompañara, y estuvo buenísimo compartir momentos musicales con ídolos míos.

Eso te iba a preguntar: ¿Cómo enfocaste las colaboraciones?
Yo ya había pensado que era un poco inverosímil que en la serie prendiesen la radio y siempre estuviera el mismo cantante [risas]. Rompía un poco el realismo. Bruno me dijo que o actuaba bastante con mi voz -incluso haciendo algún retoque técnico-, o invitaba gente amiga. Justo durante la cuarentena conocí a Vicentico. Empezamos a jugar al fútbol juntos, y cuando hice la cumbia “Tonto corazón” se la mostré y le entusiasmó. Eso me envalentonó, y ahí empecé a invitar a un montón de otros artistas. Él me sugirió a Melingo [Daniel], porque son amigos. No es muy conocido pero es un músico histórico del rock argentino. Tocó en Los abuelos de la nada, en Los Twist, colaboró con Charly García…fue productor del primer disco de Los Cadillacs, y ahora se convirtió en una especie de cantante de tango. Tiene una voz súper grave genial y le da un toque al vals que hizo. La idea era que cantara una parte él y otra yo, pero me pareció tan genial que la cantó entera. Y lo mismo con Jorge Serrano, el cantante de Los auténticos decadentes. Vive en Villa Gesell, en la costa argentina y mandó todo a distancia, un montón de voces, coros… Después, Ani [Las Ligas Menores] y Nina Suárez son más amigas cercanas. Y también le dieron un toque genial.

Respecto a las canciones que tienen letra, ¿tuviste que seguir alguna indicación?
No, no. Libertad total. Bruno me decía que si iba a darle una intención narrativa que acompañara, jugar con las contradicciones. Si está pasando esto, que la letra fuera lo contrario. También acompaña, pero de otro lado, no tan literal. Me gustó esa referencia. Hay veces que suena la radio y no importa lo que se está cantando, suena muy de fondo. Ahora me acuerdo de que “La otra ciudad”, que es la canción nueva de Él mató que está dentro de la banda sonora de “Okupas” la empecé a hacer yo solo, y cuando vi que sonaba mucho al grupo, dije “Bueno, hagámosla con los chicos de vuelta”. Es una escena donde el protagonista quiere aprender a robar. Se está metiendo de lleno en ese mundo, ya no le importa nada, y entonces la letra acompaña el sentido del viaje a otra ciudad, como de cambiar de lugar. Originalmente había una canción de Miguel Abuelo que hablaba de cambiar de piel. Entendí que Bruno quería acompañar la escena con algo narrativo. Nada, hice esos pequeños acompañamientos de referencias descriptivas, pero muy sugeridas.

Termino con una curiosidad: ¿En qué ha cambiado Argentina, o el Buenos Aires que se muestra en “Okupas”, en estas dos décadas desde que se estrenó la serie?
Nada. No había barbijos [mascarillas] ni móviles. Todo lo demás, igual. Argentina tuvo una remontada. La serie ocurre en el 2000 y en ese año hay una crisis muy potente que quiebra el país. En 2002 y 2003 se levanta un poco la economía y se reduce la pobreza. Hay un montón de cosas buenas que acomodan la economía, y después vuelve el derrumbe. Con el gobierno de Macri vuelven los préstamos con el FMI, que te atan a políticas de ajuste y esas cosas. Es un círculo vicioso que sucede cada veinte años. Argentina ha vuelto a los números de pobreza de aquellos años, de marginalidad, de desempleo. No sólo por las malas políticas del Gobierno de Macri, sino también por la pandemia y los errores del gobierno actual. Viene a contraponerse al de Macri, que fue de lo peor que ha tenido la Historia argentina, pero está ahí con medias tintas, en lugar de hacer políticas directas para proteger a los que peor lo pasan siempre. Los que siempre están ahí peleando por algo que nunca les llega. La deuda de Macri, la pandemia, la pobreza estructural que acarrea el país durante décadas…Es el combo que nos lleva a esta realidad actual, que es muy dura.

AGENDA DE CONCIERTOS

11.30h 5€ (Concerts de La Marina)
13.00h 15€
20.30h 15€
21.00h 15€
21.00h 15€ + gastos
21.00h 15€
20.00h 15€
20.00h 15€
19.00h Entradas agotadas
Entradas agotadas
20.00h 20€
21.00h 16€
21.00h 12€ (Concierto Bora-Bora)
23.00h 18€

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