Nos vemos cara a cara en una cafetería de Ópera para conocer más acerca de su primer disco largo, “From The Trails Of Desire”. El trío formado por Guillermo (bajo), Daniel (guitarra, teclados y voz) y Lorena (batería) se ha curtido teloneando a bandas como Mars Red Sky e impulsando festivales como Gravestone Fest, que ponen de relieve la vitalidad de la escena dura y pesada. En pocos días actúan en Amberes (Bélgica), en el marco del Desert Fest. Y es que su directo no pasa desapercibido. (Daniel) “Yo diría que aportamos mucha energía, me lo ha dicho mucha gente. Como que llenamos un montón con un muro de sonido. Raro es que no haya algún pogo, o que la gente no esté cabeceando constantemente”. (Lorena) “Es una energía un poco ceremonial. Pesadez y densidad de sonido”. Que, naturalmente, es uno de los principales objetivos del género. (Daniel) “Queremos que la gente se deje las cervicales [risas]”. Esto se consigue precisamente “planteando los ensayos como si estuviésemos tocando en directo, con la batería detrás”. El misticismo al que se refieren es otra parte esencial del género, y viene, según Guillermo, de “las drogas. No hay que irse por las ramas. El doom siempre ha girado muchísimo ene torno a los psicoactivos de cualquier clase, desde Black Sabbath y los que les siguieron. La parte espiritual es intrínseca por cómo eran ellos, y eso ha permanecido, ha perneado hasta nuestros días. Aunque nosotros no seamos especialmente esotéricos, siempre está ahí”.
“Nos sentimos parte de una escena pequeñita pero muy acogedora”
Admiran a bandas como Uncle Acid and The Deadbeats o Electric Wizard, y muestran también una clara fascinación por la “witchploitation”, subgénero de serie B de los setenta con trasfondo de ocultismo, y todo eso llega de forma orgánica a su música. (Daniel) “No hacemos ninguna parafernalia teatral, pero empezamos los conciertos con una intro y un órgano casi eucarístico”. El guitarrista y cantante explica que fue él quien inició en Alcalá de Henares un proyecto más orientado inicialmente al stoner. Conoció a Lorena en una fiesta Generator de las que emulan a las estadounidenses, y ambos grabaron un anterior EP junto al anterior bajista. Guillermo pasaría a ocuparse de este instrumento respondiendo al anuncio que pusieron en un grupo de Whatsapp de fans del género. El resultado de su química musical son seis canciones que completan un primer álbum en el que suman personalidad propia a los cánones de un género que, es evidente, adoran. Hablando de estilo, los tres admiten que comparten influencias, pero que también ponen cosas sobre la mesa a título individual. (Guillermo) “Hay una base común, pero hay cosas que escuchan ellos que yo no escucho o escucho menos. Y al revés. Yo no me puedo quitar de la cabeza el último disco de Nerve Agent, y son unos chavales que mezclan punk y electrónica, por definirlo de alguna manera”. (Daniel) “Aunque partimos de una base común, el stoner, el doom y la psicodelia, a mí flipa el rock progresivo de los setenta. Camel, Pink Floyd, King Crimson… Eso mola, aunque puede que me echen la bronca porque me gustan los ritmos que no son cuatro por cuatro. Pero cuando tocamos en el local sacamos estas cosas y sale lo que nos gusta y queremos transmitir”.
“From The Trails Of Desire”, que se han autoeditado en CD después de descartar alguna propuesta externa, se grabó en los estudios Red Beard de Alcalá de Henares. Daniel Rubio también se había encargado de grabar su anterior EP. Es curioso, y habla bien de su trabajo, que aunque brille la interacción de los músicos no haya sido grabado en vivo. (Guillermo) “Grabamos cada instrumento por separado, pero he pensado escuchándolo después que se habría beneficiado de grabarlo en directo. Hay un currazo gordo de producción, pero quizá el próximo lo grabemos juntos”. Dicho esto, Santa Planta se atreven con dos canciones que sobrepasan holgadamente los diez minutos, y eso obedece en buena parte a que sus temas salen casi exclusivamente de “jamear” en el local. ¿Les preocupa o todo lo contrario en estos tiempos de déficit de atención? (Daniel) “Nos la suda un poco, sí. Al final es un género que suele alargar las canciones. No es lo normal tener canciones de tres o cuatro minutos. Suelen ser de seis u ocho para arriba. No nos planteamos hacerlas más cortas, es lo que nos sale en el momento y lo componemos así”. Los tres se muestran entusiasmados por formar parte de una escena tan pujante como agradecida, que vive un buen momento. (Lorena) “Nos sentimos partícipes de la escena stoner de Madrid al cien por cien”. Para Daniel “no deja de ser underground, pero es una escena muy acogedora en la que la gente lo da todo, y nos sentimos totalmente parte de ella. Además, desde que sacamos el EP nos quieren un montón. Nos han acogido a un nivel extremo. El público muchas veces también forma parte de bandas. Promotores como Nooirax nos tienen mucho cariño. Es una escena pequeñita pero muy acogedora”.
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