Sangre comanche
EntrevistasDepedro

Sangre comanche

Redacción — 26-05-2008
Fotografía — Archivo

El cuadro con el que Jairo Zavala aprobó la carrera de Bellas Artes es el colorido envoltorio de su sosegada nueva aventura, “Depedro” (EMI/Pias). Un cóctel de ritmos latinos y africanos con los que se desmarca de sus otras peripecias musicales.

Para el guitarrista y cantante Jairo Zavala todo el monte es orégano. Y es porque no le hace ascos a ningún género de música. Sólo así se explica que su pluriempleo con La Vacazul y 3000 Hombres, con los que aborda géneros hermanos como el rock, el blues, el funk, o el jazz, se le quede corto. Depedro significa una nueva vuelta de tuerca en su melomanía, y también es su apuesta más personal. Una aventura para la que ha contado con unos aliados de excepción, los estadounidenses Calexico, con los que tuvo la suerte de compartir escenario en territorio español el año pasado.

"Llevan muchos años tocando juntos los dos y es como si fueran un músico nada más. Es una gozada"

Una invitación a Arizona fue el detonante del proyecto que puede tener más paralelismos con su faceta de músico de la casi extinta banda Amparanoia. “Está claro que debido a la colaboración con Amparo ella me ha abierto puertas y me ha enseñado músicas. Hemos podido aprender juntos porque llevamos tocando juntos desde antes de que se formara Amparanoia”. Con tanta actividad resulta esclarecedor saber que escalafón ocupa Depedro en su vida como músico.

"Fuimos a un bar a buscar al bajista de Tortoise, Doug McCombs, para hacer una barbacoa"

“Ahora es como mi nuevo retoño. Le tengo un cariño especial. La música para mí es toda igual y no tiene ninguna preferencia. Todo me aporta. Esto es el proyecto personal donde me muestro más, porque La Vacazul es más un grupo y ahí mostramos facetas de cuatro personalidades juntas. Es duro mantener un matrimonio de quince años ya que a veces pasamos más tiempo con la banda que con nuestras familias”. Depedro suena tan latino como la gama de sonoridades de la que hace gala. Al escuchar semejante nombre uno no puede más que acordarse de San Pedro, el enclave californiano donde surgieron los míticos Minutemen, o de la banda de Seattle Pedro The Lion. Pero los tiros van por otro lado. “A mí antes me gustaba mucho la Real Sociedad y había un jugador de fútbol que se llamaba así. También tiene connotaciones de planta alucinógena. Buscaba un nombre latino que pudiera identificar un poco lo que es la música que va a contener el proyecto”. Ponerse delante de unos músicos como Joey Burns y John Convertino tiene que imponer hasta el más pintado. Aunque la cordialidad y la humildad que respiran parece quitarle hierro al asunto. “Como son tan cercanos cuando estás a su lado te hacen partícipe de su buen hacer. Estás como en casa. En cuanto están tocando contigo no existe ninguna barrera musical. Están muy lejos del estereotipo ególatra del yo soy más que nadie. Eso es un rollo muy español y en Estados Unidos no existe”.

Y como cada maestrillo tiene su librillo, Jairo no iba a ser menos y se ha empapado a base de bien de la sapiencia de los de Tucson. “Me han abierto la cabeza. Son personas que tienen mucha más experiencia que yo en la música. Tienen la capacidad de deconstruir canciones, en cinco minutos cambiar el sentido de la canción que estás haciendo, de enfocar la forma de tocar solo y exclusivamente para la canción. Me he sentido muy a gusto y he aprendido muchas cosas que todavía estoy asimilando. De hecho acabo de volver ahora mismo de Arizona, donde me invitaron a grabar el nuevo disco de Calexico. Han grabado cuarenta y cinco canciones antes de mezclar. Yo he participado en diez o doce temas. Me han hecho tocar el bajo eléctrico y el vibráfono, instrumento que nunca había abordado y con su empuje me he visto con la posibilidad de hacerlo. También he metido algunas voces. Ha sido una experiencia de apertura y de darte cuenta que tienes más de lo que parece y que puedes desarrollar tus límites más”. El primer disco con el que Jario descubrió a Calexico fue “Hot Rail” y supuso todo un flechazo. “Aluciné con la producción porque sonaba como imagino como deberían sonar todos los discos”. Jairo se ha rodeado de un auténtico ejército de músicos, que, de forma aleatoria, han servido para cimentar sus canciones. “Las bases las hice con John Convertino y Joey Burns. El cantante de Calexico es contrabajista y tocaba en Giant Sand. Además le da a la guitarra, al piano, y canta. Joey Cope el trompetista colaboró en la sección de metales. Martin, el otro trompeta, estaba de gira con Nada Surf en ese momento y no pudo pasarse por allí. Llamamos a unos músicos de Tucson: Marco, Rosano, y Jeff Marchant para ampliar la sección de metales porque Depedro no es una cosa que tenga mucha instrumentación. Busca la simplicidad en el mensaje musical y es algo minimalista”. El músico madrileño se deshace en elogios para con los de Arizona. “Son muy honestos a la hora de tocar. No intentan hacer nada que no esté dentro de sus posibilidades, que son bastante grandes, por cierto. Cuando terminamos de grabar ‘Comanche’, John me dijo que era la primera canción funk que grababa en su vida. Si oyes como interpreta la batería no hace un funky al uso. Se inventa una forma de tocar y no intenta imitar a un batería de funk. La toca de la forma que escucha la música. Otras cualidades son la apertura musical que tienen y la capacidad de entender la propuesta musical que les llevas en un momento. No la ven por separado la canción en estrofa, estribillo sino que la entienden de forma global. Llevan muchos años tocando juntos los dos y es como si fueran un músico nada más. Es una gozada”.

Aunque en la primera incursión estadounidense Jairo no tuvo tiempo para empaparse del ambiente del desierto, en la segunda ocasión que le brindó la grabación del disco de Calexico, sí que pudo darse algún rulo que otro por las tierras del coyote y el correcaminos y flipar con la escena musical de la ciudad. “Cualquiera en Tucson toca la guitarra. Fuimos a un bar a buscar al bajista de Tortoise, Doug McCombs, para hacer una barbacoa y estaba tocando con una banda nueva experimental. Calexico o Giant Sand han salido de ese lugar y son muchos los grupos van a grabar allí”. Depedro es un repaso global a la discografía de Jairo Zavala. “Mama de cosas muy antiguas. De todo el folklore iberoamericano de los sesenta y setenta, y de la música africana. De hecho mi madre vivió quince años en Guinea. En mi casa siempre se ha escuchado mucha música del Zaire, Guinea y Senegal. Me encanta la kora y la familia Konte. Además me gusta mucho el cancionero de Héctor Lavoe y Fania All Stars. Es una parte de mi herencia musical que no había plasmado en un grupo ortodoxo como es La Vacazul , que tiene un lenguaje propio pero más delimitado al ámbito del rock. Con Depedro me he quitado la espinita con toda esa música latina”. Mención especial merece “Miguelito”, todo un himno al alma mater de La Cabra Mecánica. “Es una canción que le compuse a Miguel Ángel, El Lichis. Se la canté antes de que se hiciera el disco y le encantó. Se la dediqué un poco al personaje maldito, no a Miguel Ángel, sino al Lichis”. Para trasladar las canciones al directo Jairo ha tirado de lo más selecto que podía encontrar.“La banda ya la tengo montada, hay músicos de Cataluña, el País Vasco, un portugués que toca todos los instrumentos: trompeta, guitarra... Está Iván González al contrabajo y Borja Barrueta a la batería. Son músicos que tienen conexiones con las sonoridades del jazz, y que necesitaba para sacar adelante porque es un disco acústico que tiene pulso y ritmo, pero necesita la sensibilidad que le da el jazz”.

Un comentario
  1. Hola Ana Ramos.Ya te contestamos en Facebook, pero lo hmocaes tambi n por aqu para que no queden dudas: Entendemos tu opini n, pero esta acci n NO se traduce en lo que comentas, un trabajo. Las personas que quieren venir a vivir La Radio Encendida desde dentro no est n obligadas a dinamizar nuestra red social ni mucho menos. "Tuiteros oficiales" es una forma de llamarlos, entre otras cosas porque la organizaci n debe tener a estas personas localizadas y debidamente acreditadas. La realidad nos dice, y son cuatro a os organizando esta actividad en redes sociales, que la experiencia que disfrutan los invitados este d a es inolvidable: Pueden vivir durante 12 horas La Casa Encendida como alguien m s de la organizaci n, tienen visita guiada a La Casa, les invitamos a almorzar con parte del equipo de La Casa y pueden estar durante toda la jornada disfrutando de los conciertos y asistiendo a las pruebas de sonido o al backstage (siempre que es posible). En definitiva, no invitamos a nadie para hacerle trabajar, ya disponemos de un nutrido equipo de comunicaci n para ello. La acci n est pensada para que 8 personas, miembros de nuestra comunidad online, apasionadas de la m sica y de nuestro centro, puedan vivir un d a especial entre nosotros. Esperamos haber aclarado la acci n para que no haya confusi n. Un saludo y gracias por pasarte.

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