Tengo entendido que siendo un crío compusiste una canción dirigida a Dios porque no entendías el dolor que veías en el mundo. Escuchando “Process” en general, o en particular canciones como “Plastic 100º”, tengo la sensación de que ese sentimiento, esa frustración, sigue siendo el motor de tu trabajo, ¿es así?
Ah, sí, la primera canción que escribí. Sí, se trataba de hacer preguntas. No dirigidas hacia Dios en concreto, sino más bien preguntas acerca de mí, de la vida, de la humanidad, de la mortalidad, del terror… pero en definitiva, sobre la humanidad… nada extraterrestre (risas).
"Es fácil perderse en la jungla de ahí fuera. En mi caso, es fácil verse arrastrado por las demandas de mi carrera profesional y perder ese espacio que me une a los míos".
Quizá sea muy personal, pero como justo en esa canción hablas de ello… ¿Qué ha pasado con el bulto del cuello?
Todavía no estoy seguro exactamente de lo que es. He ido a algunos doctores, pero se trata de una cosa compleja, aunque me he cerciorado de que no es algo mortal. No es fácil encontrar especialistas para esto. Por otra parte, la canción también habla de la sensación de desbordamiento que he sentido al irme al extranjero, mantenerme al día, no sacar demasiado tiempo para mí y para mi gente, el agobio...
Me gustaría que me hablases de tu evolución como artista, de cómo y por qué empezaste con Aaron Jerome (SBTRKT) y cómo tu trabajo te llevó a trabajar con Kanye West y Drake.
Definitivamente, MySpace fue un factor muy importante que logró que la gente me escuchase más. Todo lo demás fue viniendo y funcionando solo. En un momento, me invitaron a Los Ángeles donde conocí a Kanye y me vi envuelto en la movida.
¿Cómo es trabajar con él?
Guay, yo he sido siempre un gran fan, así que trabajando con él podido disfrutar mucho de su manera de hacer las cosas.
Creo que “Process” es un trabajo muy personal. ¿Es por ello que lo hiciste prácticamente solo? Únicamente cuentas con la ayuda Rodaidh McDonald en la producción… creo que tenías un abanico muy amplio para poder elegir colaboradores, ¿por qué él?
Sí, de hecho, diría que he hecho el ochenta y cinco de proyecto lo he realizado yo. Aunque he contado con la ayuda de algún músico a la hora de meter las baterías, acordes…Y bueno, la gran ayuda de Rodaidh McDonald con el que he coproducido el álbum. Ha sido muy importante en la grabación del disco.
¿Qué tiene de especial que te haya hecho elegirle?
Era lo que buscaba, un productor excelente al que conociese. Además, se trata de algo más que un productor, ha sido alguien capaz de darme su opinión sin imponerla en ningún momento. Ha entendido el concepto que quería desarrollar y lo potenciado sin entrometerse de ninguna forma. Trabajar con él ha sido todo espacio y flexibilidad, de hecho, es gracias a él que el disco suena bien sin dejar de ser mi trabajo
¿Cómo ha sido el proceso de producción del disco?, ¿por qué ese título, “Process”?
Lo llamé “Process” porque me parece importante el proceso con el que se “sacan” las emociones y las conviertes en algo físico, en este caso en sonido. La verdad, es que creo que es importante exteriorizar las emociones y no únicamente rumiarlas en tu interior. Pensar las cosas de manera individual es un atributo humano, pero a veces, para salir adelante, el proceso consiste precisamente en esa expresión que permite que otros entren dentro de ti y te ayuden.
Como ya te he dicho, creo que se trata de un álbum muy personal, ¿por qué has decido apostar por ese carácter tan introspectivo, en lugar de por algo quizá más mainstream que te asegurase el éxito? Lo mismo me sucede con la producción… no creo que se trate de un disco que invite tanto al baile como a la reflexión. Viendo tu trayectoria, creo que con nada que hicieses estarías llenando pistas de baile, ¿por qué has apostado por un sonido así?
Bueno, no estoy realmente seguro de haber sido capaz de eso tan fácilmente. Cabe decir que me encanta la música pop, y que quizá podría haberle dado más ritmo a alguna grabación. Pero la verdad es que esta es la forma natural en que fue saliendo el álbum. Por otra parte, no dejaba de sentir que no era un álbum sólo para mí, sino que iba dirigido al mundo… así que quería asegurarme de que el sonido se tradujese claramente, sin distorsiones de intención. En otras palabras, no estaba pensando en hacer números, sino en ser claro. La verdad es que no creo que por otro camino pudiese alcanzar la felicidad.
¿Sabes que te comparan con James Blake?
Sí, entiendo la comparación… Quizá los haya que entre nosotros vean mucha distancia, pero desde luego que hay similitudes. No dejamos de ser dos chicos de Londres metidos en la electrónica y cantando… Además, lo he escuchado bastante.
No he podido evitar fijarme en que hay cierta influencia de raíces de música africana en algunas de tus canciones…
Sí, exactamente. Hace poco estuve hablando con mi hermano acerca de las raíces de nuestra familia en el oeste de África, en Malí. Tuve una verdadera conexión con Oumu Sangaré, una cantautora de allí, de hecho, fue a través de ella que me nutrí del estilo.
"Hay valentía en la gente que tiende a expresarse, incluso si lo que expresa no es políticamente correcto"
Es bastante original y arriesgado, ¿no crees?
¡Sí! Definitivamente quería hacer algo fresco en ese sentido. Quería “pintarlo” un poco. Por mucho que me encante la música tradicional de Malí en sí misma, quería probar a pintarla un poco con los elementos electrónicos. Desde luego que sí que hay una gran influencia africana en mí.
La verdad es que la canción que más me ha impresionado ha sido “(No One Knows Me) Like The Piano”. ¿Podrías hablarme de ella y del lugar que ocupa dentro del álbum?
Siento que es un poco la esencia del álbum. Me representa bastante. Así es como solía hacer música en casa de mi madre, pasaba directamente del pc al piano, encontrando en él una fuente de tranquilidad y reflexión.
Al escucharte, inevitablemente pienso en personas como Kid Cudi, Chance the Rapper, el último Gambino… en definitiva, en personas que como tú, parece que cada vez más, dejáis de lado el discurso de la chulería tan propio de “la estrella yanki de calle”…
Sí. Siempre he pensado que la gente cambia y luego vuelve atrás. Desde luego que en el rap esa chulería tiene y ha tenido su lugar. Creo que en parte es necesario. El rap tiene ese elemento reaccionario, ya sabes, como que el mundo no es siempre un lugar tan bonito, (risas). Así que sí, considero importante que la gente exprese esas cosas, esa “masculinidad”. Lo que significa ser un hombre, ya sea blanco, negro… Todo esto entraña una complejidad en la que uno tiene la sensación de que tiene que mostrase fuerte. Respecto al tema de expresar mis propios sentimientos…es algo que siempre me ha puesto muy nervioso. Fíjate, ese miedo se muestra claramente en “Plastic 100º”. Sin embargo, de alguna forma, con el tiempo me he ido sintiendo más cómodo compartiendo mis sentimientos, sin sentirme necesariamente débil por ello. Considero que hay valentía en la gente que tiende a expresarse, incluso si lo que expresa no es políticamente correcto. Es por ello que aprecio mucho la capacidad de compartir sin límites, aceptando todas las facetas y complejidad de lo que puede pasar por una cabeza.
Cierras el disco con “What shouldn’t I be”, precisamente diciendo “¿qué no debería ser?”, Después de este trabajo, ¿has llegado a alguna clase de conclusión?
Creo que esa pregunta al final se convierte en “¿por qué no ser?” Más que un “¿Qué no debo ser?”, que por otra parte, es el motor del disco por el que me preguntabas al principio. ¿Por qué no seguir mi carrera en solitario? ¿Por qué no tener mi tiempo a solas? ¿Por qué no podría tener el derecho de no hablar con nadie si no me apetece? (risas).
Se trata de preguntarse acerca de las posibilidades que uno tiene. Pero a la vez también se trata de no olvidarte de los demás. Es como el proceso necesario de un niño que, en algún momento, va a querer volar fuera del nido y explorar sus posibilidades, pero sin perder de vista el peligro de perderse. Se trata de encontrar un balance en el que no se pierdan los vínculos con el hogar... Es fácil perderse en la jungla de ahí fuera. En mi caso, es fácil verse arrastrado por las demandas de mi carrera profesional y perder ese espacio que me une a los míos. Ya sabes, unas veces siento que estoy yendo mal, y otras veces… que estoy yendo, pero (risas).
Cuando dices en “Take Me Inside”: “siempre puedes volver a casa”, ¿es una forma de dirigirte a ese vínculo?
Tiene más que ver con un tiempo en el que me quejaba de cómo me iban las cosas, y estaba muy pendiente de mi carrera. Pero después, vino el proceso en el que le diagnosticaron cáncer a mi madre, y toda la etapa que le siguió… que es de lo que hablo en “(No One Knows Me) Like The Piano”. Ahí me empecé a dar cuenta de que no todo se trataba de mí, de que las cosas que importan pueden desaparecer.
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