Hot Chip es uno de esos extraños grupos capaces de conjugar la vocación experimental de su propuesta estética con el favor del público. Dependiendo de lo esforzado del escrutinio al que los sometas, podrás ver en ellos uno de los grupos de pop de baile más chispeantes de estos últimos años o unos dignos herederos de esa tradición que encabezaran Devo y Kraftwerk y que pretendía encontrar el punto en el que lo popular y lo arriesgado convivían en equilibrio. Subrayar esta doble naturaleza está todavía más justificado a la hora de hablar de “One Life Stand”, el cuarto trabajo del grupo londinense, el más introvertido y arriesgado de su carrera, que va a separar a sus seguidores entre nuevos detractores y fieles para los restos. “La mayoría de nuestras canciones surgen de la experimentación y la improvisación”, explica Al Doyle, miembro multiusos, además de colaborador de LCD Soundsystem. “Después de la gira anterior decidimos tomarnos un tiempo para dedicarnos a otros proyectos y afrontar este álbum sin presión. Queríamos tener un par de meses para trabajar en el estudio. Ha sido un proceso liberador en muchos aspectos. Nos preocupamos mucho de abordar las canciones de formas nuevas, intentar enfoques que no hubiéramos probado antes”.Esas nuevas perspectivas influyen a diferentes niveles en “One Life Stand”. Por un lado, Alexis Taylor ha escrito una homogénea y personal colección de letras que abordan el desencanto y la tristeza saltándose el paso del derrotismo. Por el otro, nunca Hot Chip sonaron tan orgánicos y naturales. “Alexis siempre escribe desde una perspectiva muy personal, así que supongo que si las letras son tristes, tendría sus razones. En cualquier caso no creo que 'One Life Stand' sea un disco triste. Hay cierto contraste entre la composición y las letras. Algunas canciones son realmente expansivas y rítmicas y algunas melodías son realmente soleadas. Yo lo llamaría 'melancolía de buen rollo', o algo por el estilo”. Se trata, en todo caso, de jugar con lo inesperado. “Nos gusta acomular material, probar todo tipo de cosas en el estudio”, continúa Doyle. “Por ejemplo, en este disco Owen (Clarke), que no es un músico de formación, se ha dedicado a jugar con algunos sintetizadores. A veces, cuando no sabes realmente cómo se toca un instrumento descubres cosas inesperadas. Yo en cambio siempre tengo presentes las reglas. En este disco también han tenido una gran influencia Charley Hayward, de This Heat, y Fimber Bravo”, con el que ya colaboraron para la versión de “Transmission” de Joy Division que apareció en el recopilatorio “Heroes” (Emi, 09). “Ambos han participado en la percusión del álbum, que es realmente orgánica. Queríamos explorar más en ese sentido. Nunca hemos sido un grupo de música electrónica al uso, pero quizás sí que en este disco los instrumentos acústicos tienen un papel más importante”.Este nuevo trabajo también pone de relieve la importancia que las aportaciones de otros músicos han ido adquiriendo en la música de Hot Chip, algo que se ha traducido en trabajos tan jugosos como el EP en colaboración con Robert Wyatt que publicaron en 2008. “Fueron los mejores tres días de mi vida”, comenta Al de la experiencia. “Robert es un tipo formidable y un músico maravilloso. No sé si haremos algo de nuevo juntos en el futuro, pero estoy seguro de que seguiremos trabajando con otros músicos. Es algo muy enriquecedor”. Y, hablando del futuro, ¿qué espera de este nuevo disco? “Me gustaría tener más de un hit en el disco”, bromea. “En 'The Warming' tuvimos 'Over And Over' y en 'Made In The Dark' fue 'Ready For The Floor'. No creo que llegaran a eclipsar el disco, porque nuestros seguidores tienen sus propias canciones preferidas, pero sí pienso que en este tenemos tres o cuatro canciones que pueden rivalizar como singles. No podrán acusarnos de tener sólo una gran canción por álbum”.
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