Sale el sol
EntrevistasOrlando

Sale el sol

Enrique Peñas — 31-03-2005
Fotografía — Archivo

Renovarse o morir. A lo mejor en ningún momento se lo plantearon de esa manera, pero el caso es que el tercer álbum de Orlando -el mismo que en muchos casos es clave en la carrera de un grupo- es pura renovación. (Ana) “En cada disco intentamos reinventarnos un poco, porque para nosotros eso significa estar dando pasos hacia delante; si no notásemos esos cambios, nos aburriríamos y no seguiríamos”. (Alfonso) “Yo creo que a partir de ´Twilight Star´ sí empezamos a cambiar. El Ep -´Farewell´- entre ese disco y ´Grand Silence´ suponía un avance bastante significativo, aunque realmente es una evolución más que un cambio radical. (Alfonso)“Lo que pasa es que respecto a ´Twilight Star´ han pasado cinco años, y entonces era un rollo guitarrero, enrevesado, un poco barroco, como nos veíamos a nosotros mismos en aquella época”. Alfonso Pozo aporta un nuevo matiz, quizá el definitivo. “Lo que era diferente era el revestimiento, porque también había melodías, pero la esencia no es tan diferente”. Sentadas las bases del cambio, en el aspecto práctico la clave está en la depuración. (Alfonso) “Sí, eliminar lo superfluo, lo que depende más de cada momento, y encontrar algo un poco más atemporal”.

"Lo que pasa es que en este país se puede tirar la toalla muy fácilmente, es difícil no desistir"

Así pasan del rock con aristas a dejarse querer por el dream pop e incluso a buscar un cierto acento folk. Un proceso premeditado y medido. (Ana) “Se trataba de ensalzar las melodías, a toda costa; la gente de nuestro entorno nos decía que éramos unos puñeteros, que hacíamos las cosas demasiado difíciles para el oyente, y en esta ocasión hemos querido destacar esa otra parte que tenemos, que es más melódica y accesible”. Y breve, porque “Songs Before Sunrise” (un título de música crepuscular -“Canciones para antes del amanecer”- que resume perfectamente un estado de ánimo) se limita a nueve canciones (doce en la edición larga, con tres versiones de Tim Hardin, Gene Clark y Spirit). (Alfonso) “Eso también es muy premeditado, porque siempre hemos tenido la sensación de que todas nuestras canciones tienen mucho contenido, no sabemos hacer cosas light, ligeras”. (Ana) “Nunca hemos sido capaces de hacer ese tipo de temas que en otros grupos son un poco de relleno o de colchón para que destaquen el resto. Simplemente teníamos estas canciones y estaban bien”. Orlando están satisfechos al tiempo que son conscientes de haber encontrado un equilibrio del que hasta ahora carecían sus trabajos, entregados quizá a un afán por la intensidad y las guitarras agrestes, texturas áridas y una voz que se detenía en los graves y que ahora transmite cercanía; un evidente punto de inflexión en su trayectoria. (Ana) “No comparto la visión de la carrera de un artista con unos puntos o unos hitos determinados, creo que el desarrollo es constante; puedes evolucionar o involucionar, pero siempre estás en el camino. Supongo que siempre estaremos dando forma a algo” (Alfonso). “Como artista no puedes reconocer que has llegado a un puerto, porque entonces acabarías ahí. Otra cosa es como espectador o como oyente de música: yo también veo hitos en la carrera de determinada gente, pero como artista siempre estás en el camino”. En su caso, desde los albores del indie, cuando formaban Usura y se hablaba del noise pop (eran los primeros noventa), hasta el esperado debut como Orlando con “Twilight Star”, un segundo disco -“Grand Silence”- que ahora parece en tierra de nadie y este tercer trabajo con el que se quitan de un golpe el sambenito de la comparación con Come que les ha acompañado desde sus inicios. Entonces decían que se sentían como un islote en el panorama musical español; ahora las cosas no han cambiado mucho (si acaso los nombres, no tanto las circunstancias), y el caso es que ahí siguen. Supervivencia, aunque Ana Béjar prefiere hablar de “cabezonería”. (Ana) “Hay grupos de esa época que han seguido haciendo música, como Australian Blonde, y otros que no, por lo que sea. Lo que pasa es que en este país se puede tirar la toalla muy fácilmente, es difícil no desistir. Y también hay una tendencia a ver la carrera de un artista como una carrera de fondo, y eso es algo muy injusto, porque parece que te tienes que tirar diez años para que de repente alguien diga que tu primer disco era bueno. Si el disco es bueno, lo es, y hay que reconocerlo”. (Alfonso) “Y también se da la circunstancia de que hay carreras de fondo que empiezan a ser reconocidas por el mero hecho de serlo, lo cual también es una equivocación”. En su caso, ni lo uno ni lo otro: sale el sol, que con el invierno que hemos pasado ya iba siendo hora.

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