“SLNT FLM”, el último trabajo de L.A., es un regreso a los básicos, un tratado de crudeza y contención en el que nada sobra y nada falta. Al contrario que con “Heavenly Hell”, realizado a lo grande y con todos los medios posibles a su alcance, aquí por ahorrar se ha ahorrado hasta las vocales del título. ¿Alguien adivina cuáles son? Como pista, apuntamos que el álbum fue grabado en Los Ángeles y todo aquí tiene mucho que ver con esta ciudad. Para empezar, incluso el nombre del grupo. “Parece que estaba premeditado, ¿eh? Que llamándome así acabase grabando en Los Ángeles, pero lo cierto es que la primera vez que firmé con mis siglas tenía como doce años y lo que menos podía imaginar es que acabaría grabando allí… al final se ha unido toda la película”. Y a las películas precisamente está dedicado el título del disco, que con sus respectivas vocales vendría a decir, efectivamente, “silent film”. “Le puse ese nombre porque así es como me sentí durante toda la grabación, como en una película muda. Imagínate, pasar de grabar ‘Heavenly Hell’ con toda la artillería del universo, en un estudio alucinante de Mallorca con todo lujo de detalles, que si Auto-tune, Pro Tools… Podíamos hacer lo que quisiésemos y precisamente por eso pudo haber sido un desastre, pero no. ‘Heavenly Hell’ es un disco redondo, muy medido y cortado al milímetro, pero de repente hemos pasado a todo lo contrario. Nos hemos ido a un estudio perdido de Los Ángeles en el que parecía que en cualquier momento iba a entrar Johnny Cash por la puerta”. No hace falta ser un hacha para darse cuenta de cuál de las dos versiones de grabación motiva más a Luís Albert, que a pesar de su seriedad y saber estar no puede evitar emocionarse al recordar los días de grabación en la que es su ciudad fetiche. “Allí no había nada, éramos sólo nosotros y los instrumentos, todo muy vintage. Hubo un momento en que pedí un afinador y me dijeron, ahí lo tienes, ¡y lo que había era un piano! Esta vez no valía lo de cortar y pegar. Se grabó todo en primeras tomas y no repetimos ni una sola canción. Me sentí superpuro en todo momento”. Efectivamente, el concepto de “SLNT FLM” es desnudo y directo, y como el propio artista reconoce, se cuelan fallos y hay pequeñas desafinaciones de voz. “Algo así en ‘Heavenly Hell’ hubiese sido impensable”. Pero éste es un disco con sabor añejo y el ritmo de la perfecta banda sonora para un atardecer californiano. Porque a pesar de haber sido compuesto frente al mar mediterráneo de Mallorca, este Ep exuda espíritu angelino por todas partes. “Toda la ciudad está muy presente en espíritu. Los Ángeles no gusta a todo el mundo, pero a mí me recuerda al pueblo mallorquín en el que vivo y me siento muy cómodo allí. Es un disco que suena bastante vacío, muy The Beatles primera época, muy peli muda”. Y venga otra vez la referencia al título, así que ya que sale el tema, ¿por qué ese empeño en las siglas?, ¿por qué tanto misterio al bautizarlo así? Sonríe, y se prepara para contar una anécdota seguramente mil veces contada, pero que aporta la última pieza al puzzle y acaba por darle sentido a todo. “Un día iba conduciendo, ya con la idea en la cabeza de bautizar el álbum como ‘Silent Film’ y de repente en un semáforo me encuentro con que el todoterreno que está parado delante de mí lleva escrito en la matrícula exactamente eso: ‘SLNT FLM’. Algún día tendré que enseñar la foto que le hice. Me quedé alucinado y me dije, ¡qué chulo queda! Era la señal definitiva y nadie se negó a que se llamase así, claro!”. Nadie le discutió, aunque esta vez ya no era él solo afrontando el peso de toda la grabación, como sucedió durante “Heavenly Hell”. “El rollo hombre orquesta ya no me apetecía así que esta vez nos fuimos toda la banda un mes para allí, había mucho que masticar y aunque íbamos muy a piñón dimos bastante manga ancha a los productores”. Se refiere a Kevin Augunas, Mark Nile y Richard Swift. Profesionales de generaciones diferentes pero misma escuela, y que comparten filosofía a la hora de enfrentarse a la música. Richard Swift, que además de una recomendable carrera en solitario, no casualmente es el teclista de The Shins, fue el encargado además de grabar las baterías. “Yo he sido batería muchos años y es lo que más me gusta tocar, así que mola ver a un tío que de repente se sienta en tus canciones y hace una cosa que ni te imaginas y se las lleva otro país. El disco suena como suena en parte gracias a sus baterías”. Y suena crudo, pero también impecable. Fresquísimo. Dulce en “The Letter”, melancólico en “Do You Wanna Dance With Me Again Next Summer”, adictivo casi siempre y extrañamente luminoso en temas como “Older”, que sin embargo habla de hacerse mayor. “Sí (risas), ‘Older’ me quedó muy happy, con un tempo muy Strokes, pero creo que casi sin querer siempre estoy dando vueltas a lo mismo. Escuchando el Ep el otro día me di cuenta de que siempre estoy hablando de hacerte mayor y del amor. Son cosas muy presentes en mi vida y al final es lo que sale porque tampoco me paro mucho a pensar de qué voy a hablar”.
El EP me parece buenísimo, pero que vendan que fueron a "un estudio perdido y sin nada..." no me parece bien, fueron al estudio donde grabaron NIRVANA, FOO FIGHTERS, y un larguísimo etcétera. Universal ha puesto mucha pasta, muy bien invertida por otro lado.