Ruido celestial
EntrevistasThe White Stripes

Ruido celestial

Robert Aniento — 31-05-2007
Fotografía — Archivo

Sin adornos. Sin florituras. El dúo de Detroit nunca ha necesitado sorpresas para anotarse triunfos. Sexto trabajo, “Icky Thump” (XL/Everlasting), y nueva victoria. Han pasado dos años desde “Get Behind Me, Satan”. Dos años en los que Jack ha puesto los cuernos a Meg creando Raconteurs y Meg ha sido modelo de Marc Jacobs. Se han vuelto a reencontrar y vuelven a entregarnos un diamante que, como todos los suyos, es feo, sucio y sin pulir, pero de enorme valor. Viajamos hasta Nashville, hogar actual de Jack White, para felicitarles personalmente.

Bendito 2007. En los meses que llevamos de año, la lista de discos a perdurar en el tiempo supera con creces la cosecha de todo el pasado ejercicio. Y, excelentes –por más que previsibles- noticias, el nuevo largo de The White Stripes se suma a la lista. Aunque sea como contraposición a la línea innovadora planteada por algunas decepciones como las de Clap Your Hands Say Yeah! o Björk, el “continuismo” -como el ofrecido en las propuestas triunfadoras de Arcade Fire, Modest Mouse o Arctic Monkeys- vuelve a ganar la batalla. Los de Detroit, ahora repartidos entre Nashville (Jack) y Los Angeles (Meg), reavivan la llama de su rock seco, rudo, crudo, áspero. Regresan a la fórmula que dejaron algo apartada en su anterior “Get Behind Me Satan” y nos devuelven la sensación descarnada de obras como “De Stijl”, “White Blood Cells” o “Elephant”. Es precisamente ese revisionismo irrenunciable pero inconformista el que nutre la genialidad de Jack White –elegido #17 mejor guitarrista de la historia por la Rolling Stone norteamericana-.

"Por qué nosotros estamos ahí y no bandas como The Kills es algo que me parece inexplicable"

Primitivismo cool, garage pop, vintage rock, minimalismo punk… Se nos pueden ocurrir tantas etiquetas bizarras como creatividad tengamos para inventarlas; al final, el discurso de Jack y Meg pasa por conseguir condensar y reducir la belleza de la música a su esencia más estricta: (Jack, al igual que el resto de declaraciones) “No me gustan los adornos. Despistan el mensaje. Todos nuestros temas, especialmente los de ‘Icky Thump’, por más que les demos un tratamiento punk, o introduzcamos unos arreglos orquestales, me siguen pareciendo puro blues. Una de mis principales influencias siempre ha sido Blind Willie Johnson”. Si algo destaca en “Icky Thump” es la omnipresencia de la guitarra de Jack. Claro que siempre ha sido uno de los ejes principales de la marca White Stripes, junto al ritmo personal y endiablado de la baterista Meg, pero en esta ocasión parece que Jack quiera otorgarle más protagonismo que nunca, quizás para distanciarse de la apuesta de “Get Behind Me Satan”, cuyos temas fueron compuestos, como él mismo confesó, “al piano y con marimbas”. “Todo tiene que ver con su contexto. El último año y medio me lo he pasado tocando la guitarra eléctrica. Primero el tour con Meg, luego con The Racounteurs. Estar en un contacto tan continuo con el instrumento me ha llevado a probar nuevas formas de tocarlo y a arriesgarme a la hora de intentar cosas que hasta ahora no se me habían ocurrido”.

" No me gustan los adornos. Despistan el mensaje. Todos nuestros temas… me siguen pareciendo puro blues"

Otra de las grandes novedades es la grabación del disco en Nashville, actual residencia del guitarrista, en un estudio profesional y dedicándole nada más y nada menos que tres semanas, un récord teniendo en cuenta el currículum del dúo. “Era una manera de probarnos a nosotros mismos. Dijimos ‘veamos si podemos seguir siendo The White Stripes en un estudio moderno, con todos los avances y posibilidades a nuestro alcance’. Siempre nos asustó hacerlo, por miedo a sonar ‘plastificados’, irreales, pero la experiencia ha sido positiva y el sonido se ha mantenido como queríamos, así que probablemente continuemos haciéndolo en el futuro”.

Si nos detenemos en los temas, tenemos donde elegir. Iniciamos el disco con el desgarro del corte inicial, que da título al álbum, con uno de esos riffs marca de la casa, y que pronto tendremos grabado a fuego en nuestra memoria colectiva. Jack se permite en él rozar la crítica política, en uno de sus versos más relevantes: “Chico blanco, ¿por qué no te largas tú? Tú también eres un inmigrante”. “Es indignante la manera en que en nuestro país se nos está obligando a sospechar de nuestros propios compatriotas por su religión. Existe una tensión absurda, que obedece muy poco a la razón”. ¿Jack White opinando de política? “Sí, no lo suelo hacer; no me gusta. Hay situaciones que me tocan muy de cerca, teniendo en cuenta que crecí en un barrio donde la mayoría de mis amigos eran negros o latinos, pero sigo pensando que para White Stripes meterse en ciertos temas sería mear fuera del tiesto”. Si bien últimamente parece precisamente eso lo habitual. “Pues yo, por más que lea o vea las noticias, siempre considero que me falta información. Además, me siento impotente, porque no hay nada que yo pueda hacer por cambiar las cosas. Tampoco creo en los conciertos, giras o discos en defensa de determinadas causas. Suelen realizarse por artistas consagrados, que perfectamente podrían donar parte de los beneficios de sus discos o giras, sin necesidad de demostrar esa supuesta solidaridad. Que no cuenten conmigo para ello”. Entonces, seguimos revisando el disco. Tras “You Don’t Know What Love Is (You Just Do As You’re Told)”, un tema de puro country disfrazado de punk garagero, y la ardiente “300 MPH Torrential Outpour Blues”, llega la gran sorpresa de “Icky Thump”, una divertida nota discordante en el temario de la banda. Se trata de “Conquest”, una bizarra recuperación de los cincuenta de un tal Corky Robbins, que destaca por su acercamiento al imaginario sonoro hispano. “La idea era crear un contexto mariachi que acompañara el desarrollo de la canción. Creo que proviene de una banda sonora y desde pequeño me ha encantado. A veces nos gusta desmarcarnos y crear algo diferente. Ahora estamos preparando una versión para el directo que nada tendrá que ver con la del disco. También hemos grabado otro tema de los cincuenta, ‘Baby Brother’, que aparecerá como cara B”.

De ahí en adelante, “Icky Thump” se va desgranando sin dejar espacio a lo superfluo. Nos podemos encontrar con algunos de los cortes más duros de la discografía del dúo, como “Little Cream Soda” o “Bone Broke”, mientras que otros podrían encajar sin problemas en cualquiera de sus primeros cuatro discos –ahí están “I’m Slowly Turning Into You” o “Catch Hell Blues”. Hasta se permiten la agradecida arrogancia de cerrar el trabajo con otra gran composición, la excelsa “Effect And Cause”, de claro sabor country. “Sinceramente, elegí grabar en Blackbird más por lo cerca que me queda de casa y por su impresionante colección de micrófonos que por su historia. Pero una vez allí, siempre aparece ese toque mágico, que afecta al resultado global de la grabación. Además, yo siempre he sido un gran fan de la música country, de artistas como George Jones o Tammy Wynette. En algunas épocas, ha llegado a ser para mí casi como una obsesión”. Hablando de obsesiones, es conocida la fijación de Jack White por el número 3. La cifra ha jugado curiosos papeles en la historia de la banda, como dar número a sus instrumentos (guitarra, batería y voz), colores (negro, rojo y blanco), singles (sólo tres de cada álbum), guitarras (Jack utilliza tres diferentes en sus conciertos) o firma (Jack White III). Como era de suponer, el tres también juega un papel relevante en la disposición de los temas de sus álbumes. “Joder (risas). Buena observación. El tercer tema es el que siempre ha marcado el inicio ‘real’ de nuestros discos. El primero juega el papel de prólogo, un resumen de todo lo que viene a continuación; una ‘bandera’, si quieres llamarlo así. El segundo es como la introducción; tratamos que sea accesible, para que actúe de puerta de entrada al disco, que siempre se inicia en el tema número tres”. ¿Será el próximo paso en la paranoia cabalística el sumar un tercer miembro a la banda? “No, eso no va a poder ser. The White Stripes es un dúo y siempre va a seguir así. Cualquier otra alternativa desvirtuaría nuestro atractivo”.

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