“El impacto del arte siempre ha estado presente en los cambios sociales de todas las épocas. Creo que juega un papel muy importante porque, al fin y al cabo, es un altavoz y también, para mí, una herramienta de consciencia y transformación social”. En torno a esta idea reivindicativa gira la obra y la figura de Rudymentari. Su nombre, y su identidad, proceden del juego de palabras entre Rude Boy (término hoy asociado a los skinheads antirracistas de origen jamaicano) y rudimentario, un concepto que para él tiene un especial significado ya que “se trata de simplificar las cosas. A través de la cooperación y la autogestión buscar frenar este ritmo frenético, desacelerar. El capitalismo nos ha vendido la idea del crecimiento continuo y, llegados al colapso, ahora toca decrecer”, explica.
“Al ser el primer disco, quise hacer de todo, tocar todos los estilos posibles y así fue"
No en vano, su música rebosa valores, ideales, lucha y reivindicaciones. Una música consciente y comprometida que nace de optar por tener una vida más sana y tranquila, cambiando el ruido y el estrés de las grandes ciudades por la tranquilidad y la sencillez de lugares más pequeños. “Obviamente son dos extremos, pero sí es verdad que la ciudad nos empuja al estrés y nos convierte cada vez más en personas frías e insensibles. Creo que poder crecer en el campo me formó como persona; la pasión por la tierra, los animales y la naturaleza en general que me transmitió mi familia han sido siempre parte de mis valores”. Para hacernos llegar este mensaje, el cantante menorquín ha encontrado un vehículo perfecto en el reggae. Una música en la que la conciencia y el respeto por la naturaleza son pilares principales. “Aunque es verdad que este mensaje primero lo encontré en el punk, que de adolescente me absorbió por completo y de hecho aún hoy sigo escuchándolo. Pero una vez fui ampliando mis horizontes, me encontré rápidamente con Kortatu, Skalariak, Potato… y una serie de bandas con influencias jamaicanas pero que bebían de la actitud rebelde del punk. Después ya fui conociendo bandas internacionales, y cómo no, al descubrir a The Specials me enamoré de ellos. De su sonoridad y sus ritmos pegadizos, bailables, pero también reivindicativos… Me cautivivaron de verdad, y fue seguir investigando y llegué a los orígenes, a Jamaica y a todas las bandas clásicas. Una vez ahí, finalmente fue el reggae y la música jamaicana la que se instauró en mí. Su energía, su ‘vibe’, su visión más positiva y la forma de transmitir los mensajes me conquistaron”, confiesa el cantante, quien reconoce que algunas de sus influencias más importantes “van desde Gregory Isaacs, Delroy Wilson o The Wailers hasta todos los cantantes y bandas actuales que han surgido en Jamaica”.
El proyecto de Rudymentari nació en 2019, de forma “muy humilde, pero teniendo claro que quería dar voz a problemáticas sociales, ideales o principios y poder ser un altavoz social”. Tras el éxito de canciones como “Som” (el videoclip de un artista balear más visto del año 2019), en 2020 lanzó su primer trabajo, “Contracorrent”, un disco grabado mano a mano con el productor Quim Simó y que sembró las primeras semillas de su proyecto y su sonido. “Al ser el primer disco, quise hacer de todo, tocar todos los estilos posibles y así fue. Desde un ritmo al puro roots clásico a uno más eighties, terminando con un skinhead reggae y un ska”. Comenzó entonces una escalada a nivel artístico y profesional que ha hecho llegar a su música a lugares que ni imaginaba, porque “no pretendo ser una superestrella ni llenar estadios, pero me gusta pensar que ahí donde llegue, está llegando la música menorquina (y cantada con nuestro dialecto), la cual es muy difícil que consiga traspasar su horizonte y hacerse un hueco fuera de la isla”. Aunque, tal como reconoce, no hay porque ponerse techos. “Dicho esto, por qué no, consolidarnos en grandes festivales sería un gran éxito tanto personal como isleño”. De momento ya ha dado el primer paso para ello. “Rissaga”, su nuevo disco, es un trabajo mucho más ambicioso y elaborado. Un paso al frente tanto en lo musical como en lo profesional. “En ‘Rissaga’ quise incorporar junto a Quim Simó, a Otger Ibars [teclista de la banda] como productor, quien dio otro aire y otra visión. Además, para las interpretaciones y grabaciones del disco, esta vez los encargados fueron el resto de miembros de la banda que me acompaña en directo. Después de tocar juntos y entendernos cada vez más, quería plasmarlo en este disco y de alguna forma buscar el sonido que de verdad nos caracteriza”. Eso ha convertido a Rudymentari en un proyecto pluripersonal. Pero uno no puede comprender este trabajo sin conocer de dónde procede, ¿qué significa y que representa para Rudymentari la “rissaga”? “La ‘rissaga’ es una marea catalogada de meteotsunami, una fuerte oscilación del nivel del mar, en muchas ocasiones difícil de prever su magnitud. Es una palabra que siempre me ha gustado, el significado y su sonoridad, me parece poética. Pronto tuve claro que sería el título del disco, porque representa una carga de energía para englobar los diferentes mensajes, pero también porque para mí ‘Rissaga’ representa una segunda parte de ‘Contracorrent’, el primer disco, y era la forma de cerrar el círculo y evolución. Como digo bromeando: si nacimos a ‘contracorriente’ ahora somos ‘rissaga’”.
Alfonso Gil Royo
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