“Camela me parecen el Jesucristo de la música"
EntrevistasRojuu

“Camela me parecen el Jesucristo de la música"

Yeray S Iborra — 14-06-2019
Fotografía — Juan Miguel Morales

Nos hemos acostumbrado extrañamente a que la edad ya no sea un impedimento para crear cosas tochas. Pero siguen habiendo artistas que nos hacen preguntarnos qué coño hacíamos nosotros cuando éramos púberes (o qué coño hacemos ahora, ya entraditos). Rojuu ha hecho "Bad Trip Camp" (Ceuve, 19), emotrap patrio.

Roc Jou es un adolescente sin igual. No por el hecho de llevar chanclas en un día invernal que amenaza lluvia en Barcelona. Esa rebeldía –o inconsciencia– aún le refuerza en la idea de púber. Lo que hace del joven alguien especial no es siquiera el hecho de haberse pedido un Cacaolat y unos huevos fritos a las cinco de la tarde. A servidor le explotaría el bofe ante dicho menú; con la misma intensidad que le reventó la cabeza tras la primera escucha de "Bad Trip Camp", un alegato emo trap de temas jodidamente sensibles para alguien que todavía no tiene el bachillerato. Cacaolat y huevos fritos, todo cobra sentido en la mente de este chaval.

“Seguramente en unos años, piense: menudo tonto. Intento no hacer demasiado el parguela”.

Hijo de padres actores, y –comenta él mismo– con poca ambición en los estudios, Jou empezó a bucear pronto en Internet. Hasta aquí normal para alguien de la Generación Zeta, y para casi cualquiera que viva en esta, nuestra santa posrealidad. No levantaba demasiado más de un metro del suelo cuando se hizo un nombre, más de 300.000 suscriptores en Youtube, hablando de videojuegos. Las maquinitas se le quedaron cortas también pronto: de sugerencia en sugerencia, de feat en feat, se fue construyendo un imaginario que iba de Frank Ocean a The Weeknd. “El antiguo The Weeknd”, se afana en matizar. Era salir del cole y darle al stream. Pese a no haber escuchado nunca –asegura– al sueco Yung Lean, sus temas le hacen más competencia que Arthur a Arturo Vidal. Y aquí la gran pregunta: ¿Qué hace que un chico de dieciséis años hable sobre la tristeza, el desamor y el suicidio con esa vehemencia? “Explicar el día a día en mi caso es básicamente ir al cole. ‘Hago clase de mates, menuda mierda’. Tiendo a explicar cosas tristes porque es un mundo más inmenso, astral, paranoico. Cuando me pongo triste me da fuerte y eso me da libertad de explorar nuevos mundos”, comenta mientras reboza una patata congelada en la yema del huevo.

Jou es consciente de que tiene mucho por vivir y que, probablemente, lo que cuenta ahora perderá fuerza con el tiempo. “Seguramente en unos años, piense: menudo tonto. Intento no hacer demasiado el parguela”. En su crecimiento hay que destacar el acompañamiento, telemático, de Carzé, un productor venezolano de diecisiete años con el que lleva un tiempo trabajando. Parte de esa relación inspira la armonía sonora de "Bad Trip Camp": básicamente trap y algo de pop lo-fi como el de Triángulo amoroso, una de las piezas más inspiradas. Esa armonía, discute Rojuu, no es ningún corsé. De hecho, su sueño es poder hacer “canciones donde quepa todo” y trabajar con sus auténticos ídolos: Camela. “Camela me parecen el Jesucristo de la música. ¿Una colaboración con ellos? Me muero. Si lo han hecho con Taburete… ¿Por qué no conmigo?”. Rojuu ya ha debutado en directo, en Razzmatazz, el día que cumplía dieciséis años (previa autorización paterna). Al ritmo que va, se habrá pasado la música en 2022.

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