Corredor de fondo
EntrevistasRobyn Hitchcock

Corredor de fondo

Beatriz G. Aranda — 12-07-2005
Fotografía — Archivo

Que los nuevos grupos rompan los espejos musicales que los narcotizan para alcanzar su propio lenguaje es casi tan difícil como dejar de fumar. Por eso, entrevistar a uno de esos personajes que influye, que está detrás del espejo, supone todo un reto. Con ustedes, Robyn Hitchcock, un tipo al que con más de veinte años de carrera (The Soft Boys, The Egyptians), aún le hace ilusión hacer conciertos sorpresa. Aún tiene fresco su último disco “Spooked” (Liliput/El Diablo).

“No sé si he influenciado a alguien o no. Una mala influencia es la que te hace copiar y una buena es la que te lleva a ser tú mismo. Creo que, en realidad, hay una tradición en la música que va desde los sesenta y que los Soft Boys ayudamos a mantener”. Eso es una forma bonita de decir que has formado parte de un grupo mítico, que has conseguido crear un lenguaje propio y personal que no caduca con los años. Buena prueba de ello es “Spooked”, la última obra del inglés, un disco grabado en Nashville, pero que paradójicamente suena muy británico. “Lo cierto es que mi voz está ahí con Gillian y David, como en un sándwich entre ellos dos, así que suena un poco diferente. Pero el rock es algo anglosajón y tampoco se puede decir si algo suena americano o inglés, a veces es difícil de diferenciar”. Hitchcock acaba de nombrar dos compañeros de viaje iluestres: Gillian Welch y David Rawlings, dos monstruos del country folk norteamericano más austero y puro .

"Hace poco vi a Franz Ferdinand y, ya sabes, no son lo mejor de los últimos diez años pero, son tan escoceses que me recuerdan a los Proclaimers"

¿Cómo contactaste con ellos? “Yo estaba rodando en Nueva York una película (´El mensajero del miedo´) con Jonathan Demme, en la que tengo un pequeño papel. Conocí a Gillian y David, me dijeron que entrara en el estudio con ellos para hacer algún tema. Pero al final nos quedamos una semana entera, en la que grabamos la mayor parte de ´Spooked´. No estaba planeado”. Eso se nota. “Spooked” está lleno de canciones espontáneas, dulces, acústicas. “A medida que cumplo años me siento más seguro diciendo cosas sin necesidad de tanto ruido e instrumentos”. Unas cosas que reflejan una visión del mundo un tanto particular. “Probablemente el hombre sea el producto de la esquizofrenia de Dios” ¿Y usted? ¿Cree en Dios? “Me gustaría pensar que hay una gran fuerza divina en la naturaleza pero, no sé, no creo en nada. Creía en Bob Dylan cuando era joven...”. Seguimos hablando y llega un punto en el que dice algo realmente sorprendente: ya no escucha música. “Sentí que estaba lleno, que ya no podría almacenar más. Aunque hora me gustan The Psychedelic Furs o Grant Lee Philips. Hace poco vi a Franz Ferdinand y, ya sabes, no son lo mejor de los últimos diez años pero, son tan escoceses que me recuerdan a los Proclaimers. También vi The White Stripes. Me lo pasé muy bien con su show, pero no sé si sus canciones son tan buenas”. Probablemente no.

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