“Con esta nueva formación se puede decir que tenemos un proyecto más estable”, nos cuenta Edu, su vocalista y alma pensante, quien tiene a bien presentarnos las canciones de un trabajo con el que Robot Emilio buscan distanciarse de lo presentado en su debut. “Es un disco bastante diferente con respecto al primero por varios motivos. “En ‘¡Al Lío!’, la mayoría de las canciones tiraban más hacia un rollo power pop, mientras que en este segundo disco la música es más variada, con cositas de new wave, post-punk y sonido noventas que de alguna forma muestran una amalgama más amplia de referencias. También lo siento como un disco más ‘de grupo’, en tanto que podemos encontrar canciones que ha escrito el propio Carlotto o incluso una canción en la que canta Paloma”.
"Nosotros hemos vuelto a empezar de cero pero con la diferencia de que ya sabemos cómo va esto"
Entre golpes inmediatos y pistas breves y efectivas, el segundo trabajo de Robot Emilio crece con inmediatez y energía, sin olvidar su respectivo espacio para la reflexión y hasta el existencialismo. “Desde que estaba con Las Ruinas yo ya hacía canciones sobre temas crudos y muy próximos a la crítica social, así que no lo siento como algo nuevo. Es solo coincidencia en el tiempo”, nos cuenta cuando le preguntamos por las temáticas ofrecidas en temas como “Esqueletos” o “La revolución no llegará por Amazon”. “Ese gusto por las letras existencialistas y tristes siempre ha estado ahí, independientemente de las circunstancias. Me gusta toparme con este tipo de canciones cuando están rodeadas por otros temas que no son del mismo estilo, porque un disco enteramente de canciones así me deprimiría”.
“Vas Tarde” reúne, por su parte, las mejores cualidades de Edu como contador de historias, desde ese tono costumbrista tan cercano hasta la voz crítica más ácida. “Mis letras siempre han sido una visión del mundo que nos rodea, centrándome a veces en personajes específicos o en la sociedad en su conjunto”, nos cuenta, recordándonos a las claras las líneas que unen su imaginario cantado con el de su otra vertiente artística, la de la ilustración y el humor gráfico. “El proceso creativo con las ilustraciones es bastante similar al de las canciones, en tanto que éstas también parten de una visión muy personal del entorno. Alguna canción ha inspirado un dibujo y viceversa, pero en mi caso no puedo estar con ambos procesos a la vez. Cuando estoy en plena etapa de dibujo no hago canciones, y al revés. Por eso si en Instagram ves que hace tiempo que no cuelgo un dibujo, es porque muy probablemente esté haciendo canciones”.
Ambas disciplinas nos han servido para conocer más sobre su particular forma de entender la realidad, llevando a la irremediable parodia aquello que le rodea sin miedo alguno a ser tomado menos en serio por ello. “Esa es la historia de mi vida”, nos dice sobre la posibilidad de perder crédito a través del humor. “Lo que la gente parece no saber es que en el humor hay más verdad que en la solemnidad. Esa que llevan por bandera los intensos que básicamente solo saben tomar demasiado en serio su discurso y no pueden verse a sí mismos desde fuera. A mí personalmente, me encanta el sentido del humor bien hecho en una canción”.
Tras preguntarle por este primer periplo con Caballito Records, sello autogestionado que les ha permitido la publicación de su trabajo en vinilo, Edu tiene a bien concluir reflexionando sobre el estado actual y porvenir de la escena sumergida e independiente. “Después de la pandemia ha sido complicadísimo poder promocionar un proyecto”, nos cuenta. “Nosotros sacamos el primer disco en enero de 2022 y éste no salió en ninguna revista, web o radio. No somos unos desconocidos, nuestras bandas anteriores fueron parte activa de la escena previa a la pandemia, y se presupone un mínimo de interés por lo que hace la gente con cierto recorrido, como sucede en otros países. Ahora bandas como la nuestra ya no interesan, y en lo personal lo he sentido como una falta de respeto muy grande después de tantos años de carrera. Lo que se ha creado es un muro infranqueable, formado por festivales, promotoras y sellos poderosos que copan todo el espacio cultural posible para poder vender su producto. Si no te lo crees, solo hace falta que veas y compares los carteles de los festivales y encuentres el ‘pack festival’, que es el mismo ‘pack’ que sonará en las radios y del que hablarán en los medios. Nosotros hemos vuelto a empezar de cero pero con la diferencia de que ya sabemos cómo va esto y ya conocemos a las personas que manejan el cotarro, así que no vamos a ir a llorarles ni vamos a rebajarnos. Nosotros seguiremos haciendo nuestra música y nuestros discos con dignidad”.
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