En estos cuatro temas el sexteto de Tarragona explora una nueva sonoridad, en la que hay cabida tanto para la electrónica como el rap. Eso sí, sin dejar de lado el folkcalentó que ellas mismas acuñaron para referirse a su estilo folk y festivo. Hablamos con Anna Sardà (bajo) y Claudia García-Albea (violín) sobre su evolución musical después de estos cuatro años sobre los escenarios.
“Dolors” es vuestra primera publicación desde “Desglaç” (18). En estas nuevas canciones habéis experimentado con nuevas sonoridades como los sintetizadores o el autotune combinados con vuestro habitual sonido folk. ¿Cómo ha sido esta exploración?
(Anna) Después de “Desglaç” (Coopula, 18), que ya han pasado dos años, estábamos un poco con la inquietud de explorar cosas nuevas y de desmarcarnos de la sonoridad que llevábamos y de esta etiqueta más folk que se nos daba. No perder esta idea más tradicional, porque a nivel de instrumentación tenemos los instrumentos que tenemos y están asociados a un imaginario, como es el acordeón o el violín y entonces queríamos explorar qué podíamos hacer con esta instrumentación, pero con algo un poco diferente. Decidimos explorar hacia la electrónica que era algo que habíamos dejado un poco fuera en el segundo disco, pero que sí que habíamos empezado a aplicar en los directos, aunque estaba aún por desarrollar.
(Claudia) El proceso de construir la electrónica ha sido a partir de tratar nuestros instrumentos y jugar con ellos para crear la electrónica desde allí. Por ejemplo, poner un pizzicato de violín al revés para crear un efecto que suene electrónico y eso ya supone producir la electrónica desde la instrumentación. Ha sido un proceso muy interesante de poner muchas capas de instrumentos y jugar con ellos.
En vuestras últimas publicaciones en redes sociales decís que llega la “nova Roba Estesa”, ¿qué otras novedades incorporáis?
(Claudia) Hemos trabajado con una nueva imagen con una empresa que se llama Evil Love, que nos ha ayudado un poco a buscar qué identidad tenemos nosotras y a partir de ahí qué imagen nos puede corresponder o en el momento en el que estamos ahora cuál puede ser la imagen que mejor se adhiera a nuestra sonoridad y a nuestro discurso. A partir de aquí surgió una identidad estética que responde un poco al activismo feminista que intentamos poner siempre sobre la mesa o que es la mirada desde la que nosotras hablamos de los diferentes temas. Un activismo feminista y una conciencia política que las reivindicamos también desde una perspectiva festiva, ya que nuestro espacio es el del ocio nocturno, y demostrar que se puede manifestar y transformar también desde ahí. Queríamos recuperar un poco el hecho de trabajar desde lo local y criticar así el consumismo masivo. A partir de estos tres ejes surge nuestra nueva imagen que desde el collage quiere reivindicar un espacio en que cada cual con su propia situación puede aportar su grano de arena y eso construye un imaginario diverso y a la vez colectivo.
“Es importante que reivindiquemos que queremos ver cosas que muestren realmente como somos como sociedad”
Vuestras letras, pero, siguen el camino de la reivindicación feminista y la normalización de la mujer sobre los escenarios. ¿Creéis que aún queda camino por recorrer?
(Claudia) Yo creo que hay un poco de las dos cosas, que realmente nosotras mismas en estos últimos años hemos visto que estamos compartiendo escenario con más mujeres y con más realidades diversas. En ese sentido por lo menos empieza a olerse algún tipo de cambio, en el momento en que los festivales ven importante apostar por unas cuotas, aunque no sabes hasta qué punto creen en eso o no, pero el hecho de aplicarlo ya implica un cierto reconocimiento. Igualmente, esas cuotas están en unos números un poco vergonzosos porque no llegamos nunca a una paridad real. Yo creo que, desde los festivales, desde los programadores y también como público nos falta exigir un poco el ver otras cosas encima del escenario, no estar tan cómodas con lo que vemos encima del escenario. Lo digo tanto desde el punto de vista de los programadores como de los que vamos a ver conciertos. Es importante que reivindiquemos que queremos ver otras cosas que muestren realmente como somos como sociedad. Si somos una sociedad heterogénea y diversa y en cambio encima de los escenarios se está proyectando una cosa super homogénea igual eso no nos representa para nada. En ese sentido sí que creo que hay mucho trabajo por hacer de crear conciencia entre todas. Poquito a poco empiezan a verse algunos cambios… Pero es un trabajo muy lento porque como sociedad tampoco podemos decir que tenemos una perspectiva de género establecida y que la gente está super concienciada con hacer del mundo un sitio más accesible y diverso… La industria se respalda en que es el público el que quiere esas propuestas ya vistas y más normativas y el público se respalda en que la industria le ofrece eso. Es como un bucle que solo podemos romper a partir de la conciencia de todas. La industria tiene que auto revisar que está programando y el público igual puede decir “a este concierto no quiero ir porque lo que hay en el cartel no me representa, o las condiciones de trabajo de esta gente no me representan.
¿Qué queda en Roba Estesa del proyecto que empezó como Ai Carai?
(Claudia) Yo creo que queda algo que nos hace seguir. Es muy obvio, pero es como que el cambio nos hace seguir ya que si estás en un punto muy estático siempre quizá te distancias más y por eso el cambio siempre nos hace ver que podemos seguir, pero también hay la necesidad de seguir por ver que tenemos una oportunidad, una responsabilidad y un poder de estar donde estamos y poder hacer lo que hacemos que es un privilegio. Ese poder responde a la responsabilidad de poder cambiar cosas o de llegar a un público que actualmente es amplio y poder tener esos espacios en los que hablar con el público y reivindicar cosas es una oportunidad. En los inicios no teníamos la oportunidad de llegar a tanta gente, porque éramos unas colegas que se juntaban y tocaban para un público muy cercano pero sí que queríamos transmitir ya ciertas cosas. Como también hemos creado una amistad entre nosotras hemos creado unas dinámicas muy buenas como grupo, desde los cuidados y muy emocionales que al final acaban creando un espacio de familia y de sentirse en casa. Podemos transformarnos a nosotras mismas a través de las compañeras.
Habéis lanzado un primer single “Cendres i plaers”, que no deja de ser una canción crítica, pero conserva una mirada optimista. ¿Sentís que es importante mantener esa actitud en la lucha por el cambio?
(Anna) Es divertido que digáis eso porque nosotras siempre pensamos que todo lo que tenemos escrito es super destructivo y que necesitamos decir algo un poco alegre. Pero es verdad que siempre hay un punto de decir, con toda la mierda que presentamos aquí, ¿qué podemos hacer? Y el hecho de preguntarse ya implica un cierto punto de vista positivo. Yo creo que es lo que necesitamos porque al final criticar una cosa o ver los puntos débiles está genial, pero hace falta otro paso que es el preguntarse cómo lo transformamos. Eso es algo que nos mueve bastante y que nos sale solo a la hora de escribir canciones. Al final hablamos de las cosas que nos preocupan, pero intentamos preguntarnos y revisarnos para construir cosas nuevas a partir de ahí.
(Claudia) Este ha sido un poco el hilo conductor que liga las cuatro canciones de “Dolors”, delante de estos dolores, tanto sociales como individuales, cómo podemos resurgir y transformar las cosas.
“Podemos transformarnos a nosotras mismas a través de las compañeras”
¿Estáis satisfechas con la acogida de este nuevo material?
(Anna) Sí, estamos muy contentas. Teníamos un poco de miedo porque éramos conscientes de que había un cambio de sonoridad, sobre todo a nivel de lo que escuchas en lo digital. Igual si nos has escuchado en los conciertos ya te cuadra un poco más lo que escuchas en estas nuevas canciones, pero si solo coges el último disco y el epé dices ¿qué les ha pasado? (risas). El otro día para estrenar el video hicimos un chat en YouTube y un Live en Instagram en plan “risas” y la gente estaba guai con la nueva canción.
(Claudia) A veces nos han encajado más en el discurso folk y regional y en sus imaginarios y por eso hay siempre el miedo a perder la esencia si te vas a algo que es más electrónico. Según el discurso de lo tradicional y lo folk no es tan auténtico... Pero como ya hemos hecho un proceso y una evolución, pasando por un directo donde hemos introducido sonoridades electrónicas ha sido un poco más orgánico todo el cambio.
(Anna) Nosotras teníamos claro que el cambio es lo que nos mueve a hacer la música que hacemos. No podemos hacer dos cosas iguales, primero porque vemos mil cosas que cambiaríamos de nuestras canciones una vez hechas y queremos movernos. Yo estoy muy contenta también porque a todo el mundo a quién le enseñé las canciones antes me decía que seguía sonando a Roba Estesa. No sabes muy bien qué es Roba Estesa ni de qué están hablando, pero hay un hilo conductor que hace que la gente lo reconozca.
En este segundo single, “Memòria”, colaboráis con Tribade, ¿cómo ha surgido esta colaboración?
(Anna) En la idea inicial de la canción había una parte rapeada y fue en plan “vale, ninguna sabe rapear” (risas). Esto va a ser muy divertido en los conciertos, porque no tenemos ni idea de rapear. Pensamos: “si lo hacemos nosotras será ‘mega cutre’, vamos a buscar a alguien que pueda rapear”. Y no solo eso, buscábamos una colaboración que nos construyese conjuntamente y pensamos en Tribade.
(Claudia) También buscábamos tejer redes con otras compañeras con las que compartimos una conciencia, un mensaje.
Leíamos en entrevistas pasadas que concebís el escenario como un “espacio de transformación social”. Explicadnos ese punto de vista.
(Claudia) Cuando estás encima de un escenario, a nivel arquitectónico ya estás más arriba, en una posición de poder. Además, tienes un micrófono y el público te ha venido a ver. Partiendo de ahí, puedes abusar de ese poder o utilizarlo para transmitir un mensaje transformador. Queremos que los conciertos sean espacios transformadores y que las personas que estén abajo puedan sentirse seguras. También que sea algo colectivo, nos gusta igualar nuestra relación con el público, porque tampoco tenemos la verdad absoluta.
(Anna) Es lo que decimos siempre, si no viniese nadie a nuestros conciertos, tampoco tendríamos nada que decir. Es un proceso colectivo, lo construimos entre todas. Si no viniese, nadie no tendríamos ningún poder.
Acostumbráis a tocar en plazas, en ambientes de Festa Major. ¿Sentís que forma parte de vuestra esencia? ¿Creéis que es importante que las celebraciones públicas fomenten mensajes feministas y de lucha social?
(Anna) Cantamos en catalán y creamos una música muy propia de lo que es el ocio nocturno, así que las Festes Majors o los festivales son nuestro escenario natural, nuestro sitio en la escena musical y, de momento, no queremos que eso cambie. Los ayuntamientos programan según su criterio y te puede gustar más o menos. Muchas veces no hay una gran reflexión detrás de las decisiones y cuando surge un ataque a un cartel —porque siempre van los mismos o porque no hay mujeres— la respuesta suele ser “programamos lo que hay en la escena”. Yo me pregunto: “¿te has puesto a buscar alguna opción más?”. Surgen contradicciones. Nosotras hemos compartido escenario con artistas que proyectan un mensaje muy diferente, casi opuesto al nuestro.
“Colaborar con más artistas te permite tejer una amistad, no es algo puramente laboral”
Habéis creado un apartado en vuestra tienda online para conectar música, moda, autogestión y feminismo (Les Col·laboradores). ¿Consideráis que es necesario reforzar las redes entre creadoras?
(Claudia) Cuanta más red, más sentimiento de colectividad y de esperanza. Colaborar con más artistas te permite tejer una amistad, no es algo puramente laboral. Por ejemplo, nosotras en los conciertos llevamos camisetas de estas artistas y de esta manera intentamos visibilizar el trabajo de estas personas.
(Anna) Sí, es eso. Somos muchas personas con proyectos diferentes y ni nos conocemos. Es la excusa para conocernos y ver el trabajo de otras artistas. Es algo más colectivo. Hay personas que tienen las mismas preocupaciones que nosotras y queremos compartirlas.
(Claudia) Nosotras lo hacemos desde la música, vosotras desde el periodismo, otras desde el diseño… Al final participar de todas estas iniciativas te enriquece a nivel personal y laboral.
Roba Estesa se sumó a “Músics Contra la Repressió”, una plataforma que denuncia la violencia policial y judicial vivida en Cataluña y que defiende la libertad de expresión.
(Claudia) Es un tema difícil…
(Anna) Al ser algo tan reciente, da la sensación de que no tienes tiempo a reflexionar cómo ha pasado todo. Nos pilló en un momento en el que estábamos haciendo ensayos, produciendo el epé y nos planteábamos: “todo esto que está pasando fuera, ¿cómo nos está transformando?”. Surgían reflexiones que no tenían porque ser homogéneas entre nosotras, y, a la vez, estábamos en pleno proceso creativo. Separarlo no tenía ningún sentido. Lo de Músics Contra la Repressió surgió de ahí, de esta necesidad de posicionarnos. Había más músicos de la escena que se encontraban en esa situación y surgió la idea de crear algo en común. Esta iniciativa es igual de válida que salir a título individual a cortar carreteras, pero surgió de la necesidad de participar y posicionarnos colectivamente.
Después de lanzar dos álbumes (“Descalces”, en 2016, y “Desglaç”, en 2018) habéis decidido sacar este epé. ¿A qué se debe este formato?
(Claudia) Hubo una necesidad material, no nos daba la vida… (risas). Por necesidad económica no nos podíamos permitir estar todo un verano sin hacer conciertos, porque es nuestra fuente de ingresos principal, pero tampoco queríamos seguir eternamente con las mismas canciones. Además, queríamos explorar una nueva sonoridad y el formato epé nos permitía presentar este nuevo imaginario sonoro. Al principio, teníamos pensado lanzar singles, pero como cambiamos de discográfica, pensamos que era mejor concentrar las fuerzas en algo más concreto. Nos decidimos por cuatro canciones, porque era lo que podíamos asumir mientras continuábamos de gira.
(Anna) Buscamos concentrar el esfuerzo en cuatro temas que realmente nos gustaran. Tanto de cara al público, como por nosotras, queríamos ver si realmente nos motivaba esta sonoridad que estamos explorando.
Habéis hablado del cambio de discográfica. ¿A qué se debe?
(Anna) Se ha dado por las circunstancias y por decisión propia. Veníamos de publicar los dos discos anteriores con Coopula, una discográfica de la zona de Tarragona, de donde somos muchas de nosotras, y al final no dejan de ser colegas nuestros. En ese momento apostamos por crecer juntas, porque eran una discográfica muy pequeña y nosotras también estábamos empezando y no conocíamos qué discográficas existían en la industria. Por ambas partes había llegado el momento de separar los caminos. No ha sido una separación traumática, ni dramática.
(Claudia) Ellos están trabajando con grupos emergentes y les ayudan tanto en la producción del disco, como a darles ese empujón.
Yan han pasado cuatro años desde que publicasteis “Descalces”, vuestro primer trabajo como Roba Estesa. ¿Cómo valoráis estos años de carrera musical?
(Anna) Yo lo valoro muy positivamente, miro cuatro años atrás y pienso “¡madre mía dónde estábamos!”. No nos hemos mantenido en algo estático, nuestro discurso buscaba explorar sonoridades y eso se nota del primer disco al segundo y del segundo a este epé. Hemos podido materializar las ideas que teníamos. Siento que hemos crecido un montón musicalmente y nos hemos enriquecido emocionalmente entre todas. El proyecto se ha convertido en una familia.
(Claudia) Con mucha intensidad emocional, cada vez más… (risas).
(Anna) Sí, yo creo que la valoración final es que hemos crecido juntas con algo que nos motiva y nos parece bonito. Intentamos cuidar este proyecto para que siga creciendo. Cada vez que publicamos nueva música decimos “¡ya hemos parido!”. Es algo que hemos gestado.
¿Y qué pasos vais a seguir en el futuro más próximo?
(Claudia) ¡Queremos seguir teniendo bebés! (risas).
(Anna) Continuar haciendo música juntas, ¡eso seguro!. Y recoger los frutos de nuestro trabajo. Mola ver que las propuestas que vamos haciendo tienen buena acogida y que lo podemos compartir colectivamente.
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