“Biscuit me aportan fuerza, volumen, contundencia y creatividad”
EntrevistasRicky Gil

“Biscuit me aportan fuerza, volumen, contundencia y creatividad”

Eduardo Izquierdo — 07-11-2023
Fotografía — Jordi Uriach

Que la colaboración entre Ricky Gil (Brighton 64, Matamala, Top Models) y Biscuit es más que de lo que parece, lo pone de manifiesto la publicación de su segundo disco juntos, “Artefactes Sonors de l’Underground Català” (Chesapik, 23).

“Artefactes Sonors de l’Underground Català” viene a dar continuidad a aquel “Infinites Rutes Invisibles” que publicaban en 2021. Eso sí, para la ocasión han recurrido a canciones del inventario de la música catalana de los sesenta y los setenta para pasarlas por su propia batidora de influencias, dando lugar a un disco fresco y directo, que sorprenderá a más de uno. Al habla, Ricky Gil.

Un segundo disco tuyo con Biscuit como banda parece reafirmar este proyecto. ¿Podemos hablar ya de una relación duradera?
Claro, empezamos a tocar juntos hace tres años, hemos sacado dos discos y hemos dado bastantes conciertos. Vamos acumulando experiencias y creo que esto se nota en la nueva grabación. Me siento muy a gusto tocando con ellos y creo que es recíproco.

Solo hay que dejar arrancar “Hi ha gent” para darte cuenta, de nuevo, de la influencia de Neil Young. Sabemos que a ti te gusta mucho. ¿Es el sonido clave para que el oyente que no te conoce pueda pensar si le va a gustar o no el disco?
Bueno, el riff inicial te pone ya en una situación muy Neil, pero luego la canción se va por derroteros de blues-rock que también nos gustan mucho. La comparación con Neil Young me parece muy acertada, pero no es algo que estemos buscando, simplemente aparece ese sonido tan eléctrico en cuanto nos ponemos a tocar juntos.

"Tocar canciones de otros autores siempre es un desafío y te obliga a arriesgar más"

Ese tema, justamente es una versión de Toti Soler. ¿Cómo decidiste hacerla y además convertirla en el primer single?
Yo no conocía la canción, nos la hizo escuchar David Charro (teclista y guitarrista de Biscuit) un día que estábamos ensayando. En seguida la incorporamos al repertorio y la hemos tocado desde nuestro primer concierto, como tema final y apoteósico. Simboliza muy bien lo que es este proyecto. Canciones increíbles pero muy poco conocidas. Hay personas que llevamos toda la vida escuchando a grupos anglosajones de los sesenta y los setenta sin prestar demasiada atención a lo que se estaba cociendo a dos pasos de nuestra casa. Teníamos la sensación que había llegado la hora de investigar a fondo. Nunca es tarde para descubrir estos tesoros.

Ligado a esto, esta pregunta es totalmente personal. Soy un gran fan de Gato Pérez. Sus letras me parecen puro rock and roll. Te he leído reivindicarlo e incluso alguna foto en Facebook en la plaza Gato Pérez en Gracia, y ahora me encuentro con “La curva del Morrot”. Me has roto el corazón. ¿Cómo la seleccionaste de su repertorio?
Me hace mucha ilusión lo que dices y últimamente me estoy dando cuenta de que Gato Pérez es un artista muy admirado. Lo conocí en los últimos meses de su vida y me marcó mucho. Él empezó tocando country-rock con el grupo Slo-Blo e incluso colaboró con Taj Mahal. La rumba catalana fue su modo de expresión, pero conocía todos los palos del rock y del soul. “La curva del Morrot” fue fácil de elegir porque la letra era en catalán y porque es una canción superlativa. Con nuestra versión intentamos devolver a Gato Pérez el rock que él había dejado atrás.

Y ya que estamos ¿cómo escogiste el resto de versiones?
Depende de cada una. “Mambo” de Sisa, “Tu, jo i el Tibidabo” de Melodrama y “Els snobs” de Guillermina Motta son canciones que conozco desde que era un niño. En cambio, hay otras como “Noia”, “Al matí just a trenc d’alba” o “Un desig antic” que no había oído en mi vida. Últimamente Biscuit no paran de escuchar discos catalanes de los setenta y entre todos fuimos eligiendo las canciones. Fue un proceso muy enriquecedor. Algunas salían muy fácilmente, pero otras eran duras de pelar. Tocar canciones de otros autores siempre es un desafío y te obliga a arriesgar más.

"Joana Serrat y Namina pusieron su voz y su talento a nuestra disposición y aportan una variedad de registros al disco que se agradece cuando lo escuchas"

“Anna” quizá es la versión más pop, ¿no? Más power pop…
Pertenece al disco “Un gran dia”, de 1972, la obra maestra de Ia & Batiste. La canta Xavi Cardona y le ha quedado de lujo. Es una canción suave y luminosa. Jordi Batiste, que participó en la grabación, nos contó los entresijos de la canción, y creo que para él fue emocionante cantar el tema de su compañero Ia Clua, ya desaparecido.

¿Cuál crees que es la que más puede sorprender a la gente?
Tal vez “Jo em donaria a qui em volgués”, de Maria del Mar Bonet. ¡No creo que la gente nos relacione demasiado con ella! Además, entre la voz de Joana Serrat y la instrumentación muy contenida que utilizamos, ha quedado muy distinta a las otras, cosa que me encanta.

Esta pregunta quizá iría más para Biscuit pero me gustaría saber cómo lo ves tú. Últimamente hemos visto más a Biscuit en papel de acompañantes que liderando su propio proyecto. Con Xabi Garre, Johnny Casino, Brainloster... ¿Cómo los ves a ellos en ese papel? ¿Cómodos?
Cuando un grupo lleva tantos años tocando como Biscuit, estancarse es un peligro y muchas veces lleva a la separación. Creo que estas colaboraciones les obligan a reciclarse, a acometer proyectos en los que seguramente no habrían pensado. Creo que se sienten cómodos y tal vez sea el secreto que los mantiene unidos, junto a la amistad que les une, claro. Son un caso único.

¿Qué aportan Biscuit a tu música?
Fuerza, volumen, contundencia, creatividad, compromiso absoluto con la obra artística.

Ya que estamos, el disco tiene otras colaboraciones que no me gustaría pasar por alto: Manel Joseph, Batiste, Joana Serrat, Namina… Háblame de ellas.
Los dos primeros, junto a Dionís i Toni Olivé de Melodrama, vinieron juntos al estudio y grabaron voces y percusiones. Fue una tarde difícil de olvidar. Ellos fueron personajes clave de una época que ahora nos queda lejos pero que debió de ser alucinante. Nos regalaron su savoir faire y su sentido del humor. Fue una lección para nosotros. Joana Serrat y Namina pusieron su voz y su talento a nuestra disposición y aportan una variedad de registros al disco que se agradece cuando lo escuchas. Las admiro mucho y nos encanta que hayan participado.

Lo que haces en solitario es, evidentemente, muy diferente a tu carrera con Brighton 64. ¿Cómo encaras el proyecto? Cuando tienes una idea cribas en plan “Esto no, que es más Brighton, esto sí que es más para mí”…
Sí, son enfoques bastante distintos a la hora de componer y de funcionar. Por ejemplo, con Brighton 64 siempre hemos tocado versiones y algunas las hemos grabado, pero siempre son temas que marcaron nuestra adolescencia. No nos veo investigando cosas que no hemos escuchado nunca.

 

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