¿Rehabilitados?
EntrevistasTurbonegro

¿Rehabilitados?

David Sabaté — 15-11-2007
Fotografía — Archivo

Turbonegro han puesto la directa desde su reunificación con “Scandinavian Leather”. Tras un irregular “Party Animals”, los punk rockers noruegos regresan con un “Retox” (Edel/Pias) en el que vuelve a aflorar su pasión por The Stooges, Black Flag y Judas Priest. Aparten a los niños, ¡los chicos malos han vuelto a la ciudad!

“Scandinavian Leather” marcó la diferencia; fue el punto de inflexión que permitió a los noruegos llegar a un público más amplio tras una larga y exitosa gira. Ligeramente más accesible y con más arreglos, no era tan crudo ni consistente como “Ass Cobra” o “Apocalypse Dudes”, pero seguía siendo un pedazo de disco de rock’n’roll con unas canciones peligrosamente adictivas. Su infeccioso punk rock apenas ha variado desde entonces, bebiendo igualmente de bandas como Ramones, New York Dolls, AC/DC o The Stooges. “Retox” reincide en las mismas coordenadas con un nivel, al menos en la primera mitad del disco, a la altura de sus mejores trabajos: más directo, esquemático y fácil de retener pero con la misma energía de siempre.

"Queríamos hacer un disco de hard rock punk que fuera parecido a los discos que descubrimos cuando teníamos once o doce años"

Para que se hagan una idea del espíritu de esta nueva entrega, el disco se gestó a partir de una serie de reuniones de la banda repletas de alcohol y de antiguos vinilos de punk, hardcore y heavy metal. Nos lo cuenta vía telefónica desde Ámsterdam el cantante de la formación, Hank Von Helvete. “Nos reunimos en el apartamento de Chris –Summers, batería- y empezamos a poner música de grupos con los que crecimos y que seguimos admirando. Queríamos hacer un disco de hard rock punk que fuera parecido a los discos que descubrimos cuando teníamos once o doce años, como Motörhead o AC/DC, pero mezclado con el hardcore americano de principios de los ochenta como Dead Kennedys y Black Flag. Nuestra idea es que los chavales de ahora puedan descubrir ese mundo a través de nuestras canciones”. El resultado tiene elementos más que suficientes para contribuir a ese fin. Su principal baza: encadenar sin piedad un auténtico festín de himnos y riffs de guitarra robados que les hará sonreír y mover la cabeza a menos que no tengan sangre en las venas. “No puedes hacer buen rock’n’roll si no copias a los grandes. Para nosotros es como un homenaje, no intentamos disimularlo, aunque siempre hay que intentar colocar esos elementos en un nuevo contexto. Es una forma de que el legado del rock perdure”. Asimismo, “Retox” supone de alguna forma un corte respecto a la conocida como ‘trilogía negra’ finiquitada con “Party Animals”. “Intentamos llevar el punk a los estadios, por eso esos discos sonaban tan grandes y tan clásicos. Ahora queríamos hacer algo distinto pero manteniendo el estilo de Turbonegro. Decidimos volver a lo básico y sacar todo lo que no fuera estrictamente necesario”. El proceso no ha sido fácil, con un montón de canciones desechadas y un precipitado regreso a su propio estudio, Crystal Canyon, para componer nuevos temas cuando ya habían empezado a trabajar en las composiciones originales con los ingenieros de sonido. “Tras tocar en varios festivales y revisar el material grabado, nos dimos cuenta de que las canciones no nos convencían, no estaban a la altura de lo que queríamos”. Tanto su imagen autoparódica, que rompe con los clichés del género, como su música, una perfecta mezcla de testosterona y endorfinas, contrastan con cierta imagen colectiva de los países escandinavos, y más concretamente, con escenas musicales autóctonas más lúgubres, como el death y el black metal. “Nos gusta la fiesta, el rock’n’roll y pasárnoslo lo mejor posible. Nos sentimos ajenos a escenas y estilos. Hemos sobrevivido al grunge, al brit pop, al house, al hip hop, al supuesto renacimiento del rock y al dance rock, aunque quizás no sobrevivamos al new rave (risas). Hablando de sobrevivir, la banda se separó entre 1999 y 2002 como consecuencia de los problemas de Helvete con las drogas. “Necesitaba curarme y rehacer mi vida. No hubiera tenido sentido seguir como entonces, trabajando enganchado, aunque obviamente ¡todavía me gusta divertirme y beber una cerveza!”. Ya que mi interlocutor está de promoción en Amsterdam, le sugiero que visite el Heineken Museum. “Paso de museos sobre cerveza, ¡sólo quiero bebérmela! (risas). Turbonegro nos visitan este mes como teloneros de Marilyn Manson.

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