Reenfocar el paisaje
EntrevistasNisei

Reenfocar el paisaje

Francesc Feliu — 03-01-2008
Fotografía — Archivo

Pocas veces un segundo disco sirve para que un grupo ofrezca un giro tan relevante con el que reinventarse. Con “Continents” (B-Core) ha llegado la hora en que los ahora cuatro miembros de Nisei suelten lastres en un ejemplar ejercicio creativo con el que abrirse a nuevos estímulos, a la búsqueda de un lenguaje propio.

Tres años en pasar página desde su trabajo de debut, “More Light”, quizá sea demasiado tiempo, aunque la espera haya quedado sobradamente justificada. Al habla Cristian Pallejà (cantante y guitarrista). “Durante el primer año que siguió a ‘More Light’ estuvimos tocando bastante por España. Pasado ese período empezamos a plantearnos hacer nuevas canciones y hacia dónde conducir nuestro sonido. Empezamos a jugar con los loops, el dub y el teclado, pero tampoco teníamos mucha idea de hacia dónde tirar, hasta finales del año pasado, en que se nos ocurrió la idea de incorporar un nuevo guitarra. Y así entró Marc Balfagón”.

"Las letras son políticas, sentimentales o las dos cosas a la vez"

Una evolución progresiva que reporta un cambio significativo en el sonido de la banda, ya sea a nivel eléctrico o en cuestiones de densidad. “La principal premisa era oxigenar nuestro sonido, tanto a nivel rítmico como a nivel melódico. Durante este tiempo hemos dejado entrar elementos rítmicos como el bombo a 4X4 (aunque siempre camuflado, no como lo utilizan los grupos del revival post-punk) que le ha dado un aire más tribal a la batería, y líneas de bajo muy influenciadas por la música jamaicana. Estos cambios rítmicos han obligado que las guitarras abandonen casi por completo cualquier progresión melódica de acordes para utilizarlas de manera más rítmica, casi como percusión. Un poco lo que le ha pasado a la voz. No soy consciente de haber pensado ninguna melodía en todo el disco. Los esfuerzos iban más dirigidos a hacer encajar una sílaba que en buscar la emoción del estribillo. De ahí el tono más monocorde de las voces”.

"Tanto en grabación como en mezcla se ha buscado la naturalidad del sonido"

Unas voces en las que es obligatorio fijarse, debido a su paso al catalán. Parece ser que ya ha llegado la hora en que se ha perdido el complejo de inferioridad idiomático. “El primer disco lo grabamos en Bonberenea, gaztetxe de Tolosa en el que Karlos Osinaga (Lisabö) tiene su estudio. Allí todo el mundo tocaba en bandas y parecía que nadie se había planteado nunca utilizar el inglés. Para ellos era tan natural cantar en su lengua que daba hasta envidia. En ese momento dijimos medio en broma que el segundo disco sería en catalán, aunque no volvimos a hablar del tema hasta unas semanas antes de entrar a grabar. Fue en el momento de escribir las letras cuando cobró sentido lo del catalán. Es muy ridículo cuando escribes en inglés y tienes que estar buscando las palabras en el diccionario”. Un cambio que posiblemente haya afectado también al apartado lírico. “Las letras son políticas, sentimentales o las dos cosas a la vez, aunque hay una intención clara de encriptar todo para sentirme cómodo al cantarlo. Muchas veces el supuesto mensaje de la canción viene dado por una sola frase y las demás están sólo para despistar. Casi nunca utilizo la primera persona del singular. He tenido que buscar una forma de escribir que se adecuara a nuestro sonido y creo que el disco se ha grabado en mitad de ese proceso”. Aunque sin duda, otro de los aspectos a remarcar en esta grabación sea la de producción a cargo de Jens Neumaier (12twelve). Una labor en la que se nota el espacio entre instrumentos, la poca distorsión, un marcado tono grave y la presencia muy directa de las voces. “Llegamos al estudio con muchas ideas aún por fijar, así que seguimos un proceso de grabación mucho más lento. Trabajamos cada canción por separado, utilizando amplificadores y disposiciones de micros diferentes. Ahí Jens y Maik Alemany han tenido un papel decisivo en el sonido final del disco. Ha sido un proceso agotador para todos, aunque creo que al final el disco ha salido ganando ya que hemos tenido tiempo para darle la vuelta a ideas que estaban en el aire cuando empezamos”. Sin olvidar, claro está, el acabado final confeccionado a cargo de Bob Weston (Shellac). “Tanto en grabación como en mezcla se ha buscado la naturalidad del sonido, que éste fuera más ‘setentero’ y que todo tuviera bastante dinámica. En este sentido ha realizado un trabajo de masterización que ha respetado muchísimo la mezcla final, dándole brillo, volumen y espacio entre instrumentos pero manteniendo las dinámicas. A nuestro parecer, es lo mejor que se puede decir de un master”.

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