Las pistas que Darren Hayman (vocalista, guitarra, letrista y líder de la banda) ha ido dejando durante estos últimos cuatro años no sólo han sido numerosas (por los muchos Ep’s publicados), sino que han sido suficientes para llevarme a pensar que su próximo trabajo va a ser su gran disco. Un álbum que vencerá las fisuras de su primer larga duración, “Breaking God’s Heart” (Too Pure/Everlasting/Caroline98) (donde se alternaban grandes canciones como “Love Will Destroy Us In The End” o “God Is On My Side” con otras, más flojas, como “Tactile”) y que debe sobrepasar a su sólido segundo disco, “Fidelity Wars” (TooPure/Everlasting/Caroline, 99) (aquí ya cuesta más buscarle los flancos) al situarse en un peldaño creativo más alto, sin duda, influenciado por el acoplamiento definitivo de Jack Huyter y su pedal steel al trío original, y en ocasiones algo desnudo, de Hefner. (Darren Hayman) “Sí, tienes razón, no creo que hayamos hecho todavía nuestro álbum perfecto. No creo que ninguno de nuestros tres álbumes tengan todos los temas fantásticos, igual en todos los discos hay uno o dos temas que no me gustan, pero seguimos trabajando duro en ello, aunque intento no preocuparme demasiado. Creo que si te sientas y pretendes escribir diez de los mejores temas de tu vida, probablemente no lo consigas. Seguramente escribirás tus diez mejores temas si no piensas demasiado en ello, por eso intento no preocuparme demasiado. Muchos de los grupos que me gustan, a los que considero realmente grandes, han pasado por eso. Nunca consiguieron reunir lo mejor de ellos mismos en un álbum. Lo que crearon son muchos buenos y diferentes temas y eso también está bien. Para la gente la creatividad funciona de maneras diferentes. Creo que hay que hacer algunos temas malos, incluso “Revolver” tenía “Yellow Submarine”.
Darren Hayman nos atiende cortésmente al otro lado de la línea telefónica, le hemos dicho que la entrevista va a tener un lugar preferente en la revista con lo que, para nuestra alegría, no tendremos límite de tiempo. Puede explayarse todo lo que quiera y lo hace. Sin darle demasiada importancia a sus palabras confiesa, ante nuestros asombrados oídos, que existe un buen puñado de canciones de Hefner que no le gustan. “Hay letras que escribí hace tiempo con las que hoy ya no me siento identificado”. Lejos de conformarse con la situación, se salta las reglas y pasa a convertirse en entrevistador para ponernos en un aprieto. “¿Cuáles son las canciones de Hefner que no os gustan?”. Tanta sinceridad extraña hoy en día. “Sí conocieras a alguien que pensara que todo lo que hace es grande, te darías cuenta de que son unos mentirosos o que les pasa algo. No creo que nadie piense eso realmente, ¿Tú crees que Noel y Liam Gallagher piensan que todos los temas de Oasis son buenos?”. Aplastante, así es la lógica de Hefner. Sin ninguna pretensión y con buenas dosis de ironía han construido un universo de lo sencillo. Su cancionero está repleto de himnos dedicados a lo cotidiano, canciones dedicadas al alcohol, los cigarrillos, el café, el teléfono, a las cosas que nunca hicimos, al servicio de correos… “La mayoría tratan sobre chicas y relaciones humanas. Si tienes algo que decir, entonces seguro que lo harás bien. Intento escribir sobre cosas que pasan a mi alrededor y no necesariamente sobre grandes temas. Tienen mucho que ver con el lenguaje o los malentendidos. A veces incluso la gente de Londres tiene sus problemas en entender las letras. Me gusta bastante cuando a la gente le gusta el grupo aunque no entiendan lo que estamos diciendo. En realidad no me importa mucho, no es necesario saber de lo que hablamos”. Es cierto. No resulta necesario entender a Hefner para amarlos. Cuentan con melodías arrebatadoras suficientes para convertirte en un cautivo de su particular estilo. Ellos mismos lo han calificado de folk urbano y, si a eso le sumamos su vocación lo-fi, bien los podríamos emparentar con grupos americanos como Violent Femmes o Vic Chesnutt por un lado y con Pavement o Built To Spill en su vertiente más descacharrante. “Creo que eso es totalmente cierto. A veces resulta un poco complicado porque yo quiero sonar británico y tanto las canciones como las letras tratan de cosas de Londres e Inglaterra, pero, sin embargo, muchos de mis discos favoritos son americanos. Y eso es algo que me da qué pensar, porque yo no quiero sonar americano, no pretendo que esta banda suene americano por mucho que me puedan gustar todos esos discos”. Ingleses con sonido americano, cierto, pero no lo es menos que otra de las cualidades de Hefner como banda es la de saber recoger la esencia social de sus orígenes, la esencia de Essex (de donde también es originario su admirado Billy Bragg), populosa región situada a unos treinta minutos al sudeste de la gran capital donde se formó el grupo. “Con Antony Harding (batería) nos conocimos en la escuela de arte, muy a principios de los noventa. Anthony y yo estábamos tocando en un montón de grupos y nos mudamos a Londres donde alquilamos un piso . Yo empecé a montar Hefner y durante un tiempo fuimos sólo Anthony y yo pero nunca sonó realmente bien, nunca sonó como suena hoy hasta que entró John (Morrison), el bajista. Aunque yo escribo todos los temas y las letras, John tiene mucho que ver con la manera en cómo suena el grupo, él hace los arreglos instrumentales y es muy bueno en aconsejarme cosas para que las canciones suenen mejor. Así que tan pronto como John se unió al grupo, Hefner empezamos a sonar mejor”.
No nos engañemos. Muchas bandas matarían por contar con un historial tan modélico, tan adecuado para incluir en las hojas de promoción; ¿o acaso existe algo más cool que montar un grupo en una escuela de arte? Y, ya que estamos en ello, subrayemos otro de los grandes pilares del universo Hefner: sus portadas. Todas ellos, por supuesto, obra del propio Hayman. “Intento acercarme a las portadas de la misma manera que hago los temas, intento sacar alguna idea de las canciones para la portada, para que sean divertidas. Me gusta especialmente hacer las portadas de los singles y todo eso”. Si a estas alturas aún no conocíais a la banda, queda claro que contáis ya con un buen puñado de motivos para corregirlo. A saber. Se trata de un grupo inglés pero que apenas nada tiene que ver con la escena brit-pop de las islas. Su música es simple, sin excesivos arreglos, pero su capacidad por facturar melodías épicas resulta envidiable. Su falta de pretenciosidad es auténtica y, en su caso, la independencia no es una pose. Su universo es real, humano y mundano, pero siempre visto a través de ese sentido del humor tan británico. “Mucho de lo que hago viene de Londres. A veces cuando estamos de gira por Inglaterra hacemos una broma en el escenario y no se entiende como en Londres, es como un sentido del humor regional, no sé si eso sucede también en España. Si utilizas bien el sentido del humor te apuntas un tanto emocional y si lo equilibras con algo triste puedes convertir lo triste en todavía más triste. Creo que es muy importante poner humor a canciones sobre rupturas amorosas porque les da contraste. Temas como los de Nick Cave o Tindersticks son demasiado tristes, de manera que casi no te afectan al corazón. En cambio hay gente como Tom Waits, que también utiliza el humor, pero de un modo más efectivo de forma que realmente todo te llega al corazón”. Esas son las claves para entenderles en toda su extensión, para amarles, para tenerles en cuenta. Porque aquí es donde deberías seguir todas las pistas que te arrastran por el tejido de sensaciones del que se nutren sus canciones. “Me encanta Vic Chesnutt. Es muy muy grande, uno de los mejores cantautores qu
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