Es lunes a la mañana en Lekunberri, lugar en el que nació Berri Txarrak como banda y donde se les ha visto crecer. Su cantante Gorka Urbizu nos recibe, y qué mejor escenario que el propio local de ensayo para hablar de lo que allí mismo se ha cocinado. Nos indica que el mensaje que querían dar en este aniversario del grupo estaba claro desde el principio. “Veinte años, muy bien, miramos para atrás, valoramos el camino que hemos hecho y todo lo que ha ocurrido estos años, pero pasamos este veinte aniversario creando, que es lo que nos da vida”. Se les ocurrió la idea de veinte años/veinte canciones y, una vez en harina, se lanzaron al tema de los productores con los que trabajar. “Es una figura que aquí no se lleva demasiado y con la que estamos aprendiendo un montón. Es dejarte meter mano en tus canciones y, bueno, tú pones el noventa por ciento para dejarte llevar hacia otros terrenos por oídos externos en el diez por ciento restante”. A la hora de describir cada uno de los discos, más que de estilos Gorka prefiere hablar de caracteres diferentes. “Cada uno tiene su energía y una visión un poco distinta del rock”. De todas formas, normalmente les salen canciones eclécticas. “Se nos hace difícil seguir solamente una línea, al final todas nuestras influencias surgen y es difícil centrarnos en un único estilo”.
Publicar tres álbumes al mismo tiempo no deja de ser un riesgo en los tiempos que corren. “Me acuerdo de cuando Arcade Fire sacaron disco doble. El de Oasis les dijo que hay que ser ambiciosos y tener mucha cara para pensar que la gente tiene hora y media para dedicarte y para escuchar tu puto disco doble. Bueno, ya sabemos cómo es, pero en parte tenía razón. Hoy en día es muy atrevido grabar veinte canciones”.
El primer disco se grabó con Ross Robinson en Los Angeles. “Ross es emocional, está todo el rato muy pendiente de la relación con el grupo y con la música. Las tomas con él fueron brutales”. En esta parte de “Denbora da poligrafo bakarra” nos encontraremos con los textos más político-sociales del conjunto. “Vivimos unos tiempos en los que todo es muy ‘democrático’, pero a la vez todos se nos ríen a la cara todo el rato”. Gorka comenta que ha sido complicado darles forma, pero que todo encaja con el diseño para transmitir “esa sensación de inacción, de todo este exceso de información que tenemos y que al final genera te la pela todo… Hay un agilipollamiento general bastante grave”. Valora que haya bandas que entren en temas sociales, pero también sugiere que muchas palabras están agotadas o corrompidas de antemano. “Hay que buscarle la vuelta, con lo que no es tan fácil y corres el peligro de hacer letras demasiado crípticas. Por eso, hacer hoy en día una buena canción punk con una letra como las de Eskorbuto es muy complicado”.
La producción del segundo disco ha corrido a cargo de Ricky Falkner (Standstill, Egon Soda), a quien le dejaron un mensaje claro: “lo que sea, no te cortes, olvida tus prejuicios en la puerta”. Gorka apunta que, en esta parte, Berri Txarrak han bajado la distorsión y se han dejado llevar hacia otros terrenos sin dejar de ser ellos mismos. “Quien no había adivinado el pop en Berri es que no estaba atento. Te podemos sonar a grupo de pop, pero si luego lees las letras te van a dar sobre lo que pensar”.
Para el tercer disco, nuestros protagonistas eligieron a Bill Stevenson (All, Descendents). Les apetecía hacer temas de dos minutos, incluso se lo pusieron como lema en el local. Se trata el concepto de jaque-mate cultural. “Vuelvo a incidir un poco en lo de que el arte, la música, la cultura en general tiene mucho que decir hoy en día”. Respecto a la forma de ver las encrucijadas actuales, no cree que su labor sea dar mensajes esperanzadores. “La esperanza está sobrevalorada, no hay nada más chungo que la esperanza impostada”.
Por otra parte, el título de este triple trabajo significa “El tiempo es el único polígrafo”, y ese polígrafo parece indicar que están en un momento muy dulce y así lo reconocen ellos mismos. Así que echar la vista atrás da para recordar muchas cosas, desde su primer concierto (“solo teníamos cinco canciones o así, y tocamos dos veces todas”) a momentos cruciales de su carrera (los tiempos de “Jaio.Musika.Hil”), pasando por lo más duro, como cuando Aitor dejó la banda (“estuvo todo a punto de irse a la mierda”). Pero los chicos de Berri Txarrak continúan así, definiendo el futuro como la suma de hoy más hoy. “Diría que más que en el final de algo, estamos en el comienzo de algo”.
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