"La pureza es quererte y creerte"
EntrevistasQueralt Lahoz

"La pureza es quererte y creerte"

Yeray S. Iborra — 22-06-2021
Fotografía — Jose PXQ

Fue una de las más gratas sorpresas de 2019. Después de hacer carrera en grupos como De la Carmela, su primer EP en solitario, “1917”, la situó en la picota. Y después, frenazo. Pandemia. La aprovechó para quererse y aunar flamenco y urban en Pureza (Say It Loud, 21). Queralt Lahoz: verdad, candor y amor.

Es como su segunda casa. La Canyella, un pequeño bar esquinero en Santa Coloma de Gramanet, es hogar. Ha cantado allí desde que tenía quince años. Queralt Lahoz está en corrillo, con los suyos, como siempre. Gasta una sonrisa que le llega a los aros de las orejas. No es para menos: Pureza, su primer largo, después del EP presentación “1917” (19), está en la calle. Pandemia, sufrimiento y alegría mediante. La carrera en ascenso de la catalana, puede seguir. Modestia pero autoestima y compases con los nudillos en una mesa de madera. Una “Alegría de vivir”, que cantaba Ray Heredia, contagiosa. Viveza, marca Lahoz.

Podías tirar hacia algo más urbano como “Tu boca” o acogerte a tu parte más de raíz. Al final han cabido las dos cosas en el disco.
He dejado de juzgarme. Porque al final es como: “Todas esas caras forman parte de mí”. Y tengo que abrazarlas. He entendido que yo soy todas esas Queralt, ¿sabes? Todas me representan. Está la parte más íntima, “La misa”… Está “El tiroteo”... Ahí está la Queralt que dice: “Yo tengo mis ideas: ponte a grabar, que yo tengo esto”. Soy muy músico. Tengo una idea, la canto y digo “vale, aquí va ir esto, este tipo de batería…”. Esa canción, por ejemplo, tiene un guiño a “Omega” de Enrique Morente.

La épica profunda de “Omega”.
Fíjate cuando entra al disco de “Omega” que dice: “La hierba”. [Lo canta] Y entra la batería... “Tiroteo” [lo canta], y entra la batería... [Da palmas]. Era un guiño a ese dolor. “El tiroteo” es una canción que habla de la guerra, algo muy social. Queralt se encuentra en todos esos viajes. Me ha encantado poder respetarme y poder abrazar todas mis ideas. Quería que se diesen la mano todos esos mundos que viven en mí y que la gente entendiese que este es mi primer disco; lo otro fue un EP, no tiene nada que ver. Nada. Aquí está la Queralt que se muestra, se desnuda. Vienen todas juntas. Quería que fuese algo sincero, como la pureza que vive en mí.

"Entendí que haciendo mi música, escribiendo mis historias, creyendo en mí, en mi verdad, en lo que yo estaba sintiendo, así sí que se guardaba mi pureza".

Repasemos las purezas del disco. Pienso en el título y me vienen todos estos meses de pantallas...
Total...

Ya hablamos de pureza en “1917”, pero creo que ahora las purezas son más importantes que nunca. Nos salvan.
Viví con mucha ansiedad todo el proceso de “1917”, y todo el proceso de empezar este disco... Me di cuenta de que este no es un mundo que me acabe de gustar, de que yo hago cosas porque tengo que hacerlas, de que las redes sociales me las tomo como a mí me gusta... No soy la típica chica que hace todo el día stories, no soy esa típica chica... Quien me siga, lo puede ver. Yo hago un stories cuando me apetece... mostrar mi cara; yo comparto muchas cosas de mi trabajo... Porque es mi trabajo. Pero no soy la típica persona a la que le gusta estar todo el día: “¡Eh!”.

¿Por qué?
Tengo mucho trabajo y no estoy para esas tonterías. Pero es cierto que me vi en un momento en el que todo era demasiado virtual y la gente se olvidaba de lo esencial, se olvidaba como de... ¡Coño! De creer en lo verdadero. De creer más allá de lo que vende, del fast food. Era como que todo el mundo bailaba los likes de Instagram. “Oye, por favor, que alguien pare el mundo: no puedo más”. ¿Por qué nos hemos tenido que adaptar constantemente? ¿Por qué no creamos nuestra realidad? Por qué no decimos: “No voy a seguir esto. Yo voy a hacer algo que me beneficie a mí”. A mi salud emocional y mental. Se cuida muy poco todo eso.

Por ahí no andaba la pureza. Claramente.
Entendí que haciendo mi música, escribiendo mis historias, creyendo en mí, en mi verdad, en lo que yo estaba sintiendo, así sí que se guardaba mi pureza. Yo no he vivido la pandemia como la gente: quizás porque no he querido parar de hacer música, no he querido dejar de encontrarme. Yo no quiero parar. Entonces ahí he sentido que había vida más allá de la muerte que nos mostraban constantemente y me he reencontrado conmigo. Y me he dado cuenta de que no soy como lo que se está vendiendo y eso hace que me reafirme en mi música. Me hace ser diferente y me encanta. Esa pureza: ser yo. Me hace feliz. Lo digo y sonrío.

En su día al hablar sobre la búsqueda de esa pureza, de esa forma hacer las cosas como uno quiere, hablábamos de pasarse de frenada: autoexplotación...
[“Escucha Queralt, te dejo las llaves, tú ya cierras la persiana y me las dejas en el paki. Es esta llavecita”, le comentan los dueños del bar]

... Como en tu casa.
Esta es mi casa. Me han visto crecer… Desde los quince aquí cantando.... En fin, ¿por dónde iba?… Hice mucho trabajo personal. No quería volver a sufrir ansiedad que ya estaba sufriendo suficiente. Creía que lo mejor era hacer meditación, encontrar herramientas y de hecho lo vi como, hostia, todo lo que le he pedido a mis Dioses: “Dadme al menos dos semanitas de descanso, para cuidarme…”. Y llegó... No lo quería tampoco así, claro, pero siento que tuve que aprovecharlo. Pero sí, soy adicta a la presión y al trabajo. Me pone mucho.

"Si la gente quiere decir que yo hago flamenco, vale, pero yo juego con muchas otras cosas. Hip hop, soul, r'n'b. En este proyecto bailo entre muchas aguas".

Esto ya me lo habías contado.
No te habías dado cuenta, ¿verdad? [Ríe] Me cago en la madre que parió. Pues soy adicta, soy adicta que te cagas y me gusta, me pone. Y es que no puedo evitarlo. Sólo que ahora he aprendido a manejar la ansiedad; mira la pierna, no puedo parar, soy una chica nerviosa e inquieta. Me gusta aprender, me pone mucho hacer vídeos. Hay muchas formas de poder haber hecho tres vídeos, como he hecho yo. Tenía un cuarto. Yo misma fui capaz de decir “vamos a parar. Vamos a grabarlo en tres semanas”. Eso, la Queralt de hace unos meses, quizá no lo habría dicho. Es cierto también que si quieres conseguir algo, tienes que ir a fondo, a gas. Tienes que mostrar que puedes. Y la industria lamentablemente quiere a “una chica”, aunque somos muchas mamis las que estamos luchando por ello, quiere una cara. Yo no pretendo ser la cara, yo quiero ser la voz. Quiero que la gente se dé cuenta de que aunque haya precariedad se pueden hacer las cosas.

No es lo mismo autogestión que explotación.
Tengo mucho carácter y sé poner los puntos. Yo me puedo explotar a mí misma, porque soy la que lidio conmigo, pero que no venga otra a hacerlo. Eso no.

Eso mismo lo decía C. Tangana para Mondo Sonoro. Pero hablemos de pureza. Detecto muchos tipos aquí: amor, memoria e identidad de clase.
Es que la pureza es quererte y creerte. La pureza es que nada te nuble, que tú tengas tan claro lo que ves, que ya puede llover, puede haber niebla, que tu parabrisas lo va a limpiar todo. Tengo muy claro lo que quiero. La Queralt de “1917” no es la de “Pureza”, fíjate tú, y no ha pasado tanto. Tengo muy claro que yo en una canción puedo cantar a cuatro cosas diferentes y todas van unidas, porque yo tengo todas esas diferencias y soy la misma persona. “Tu boca”, por ejemplo, es una canción de amor puro, sí. De hecho se la empecé a escribir a mi sobrino, que es uno de los amores más puros que he sentido. A ese niño yo lo amo, cuando me dijeron “vas a tener un sobrino”, ya empecé a hacer hucha. Pero luego escribí a otros tipos de amores, a una persona de la que estaba enamorada... No en plan amor romántico...

Amor de bolero.
Amor de bolero; me encantan. Pero luego por ejemplo, “Con poco”, pues con poco realmente es muy... [chasquea los dedos y sube un hombro] “Con poco, te rompo el coco, con poco”. O sea, lo que te escribo, ni lo entiendes... No lo estás entiendo... Así que voy a hacer facilita la movida para que te des cuenta de esto. Y al mismo tiempo es un canto a hombres de la historia, porque hay un beat que se repite que es de Caracol... Están los vientos de la “La niña de fuego” de Caracol. Caracol era un tío de lo más grande del flamenco, pero también un machista de lo más grande de la historia; la época… Pero era un gran cabrón. Es una crítica también a todas esas personas que te hacen sentir que eres alguien porque estás bajo su yugo o su sombra. Esta canción es empoderamiento. Nuestra dignidad está en nuestros deseos. Empieza el disco con una canción de amor total que es “Tu boca”. Y “Ya no” es una ruptura del amor. Hay una mujer que detrás de esa tristeza se empodera y acaba diciendo: “Pureza. Esa niña es pureza”.

Y empieza también en “Origen”.
Está to' pensao [ríe]. Realmente están tres mujeres muy importantes en esa intro. Quería meter otras más, pero había que seleccionar. Mayte Martín, Mercedes Sosa y Lola Flores. Mayte Martín para mí es esa imagen de mujer visualmente cero por ciento femenino, que se atreve a vestir como un macho. Esa imagen de lesbiana fuerte e increíble. Abrió muchas puertas y nos lo hizo muy fácil. Mercedes habla de la libertad del músico y del poeta. Estamos viendo que no somos libres. Y luego llega Lola hablando de cómo la belleza de un músico puede traspasar fronteras; si no hay belleza, si no hay amor en todo lo que haces, no puedes hacer que la gente vibre. ¿Quién supera a Lola Flores? Estoy orgullosa de hacer eso en un disco y que pueda tener naturalidad. Esos tres discursos son la pureza.

¿Has intentado una mezcla de todas ellas?
Sí, yo creo que eso es lo que me hace ser única. O sea, yo no he visto a nadie hoy día que haga algo como lo que yo hago. Ni como lo que va a haber en directo. Una cosa es tomar referencias flamencas o de cadencia andaluza, que no es lo mismo… El flamenco tiene un compás, tiene un respeto. “Si la luna quiere” es una soleá, por bulería lo que entra y una soleá por bulería lo que cierra. No hay tu tía, es lo que hay y eso es verdadero. Luego entremedio puede haber otras cosas. “El tiroteo” es una bulería al final [hace el compás en la mesa], es una bulería total, pero es muy personal. Entonces yo nunca me atrevo a decir realmente que canto flamenco. Canto a través de cadencias andaluzas, pero tengo mucho respeto al flamenco. Si la gente quiere decir que yo hago flamenco, vale, pero yo juego con muchas otras cosas. Hip hop, soul, r'n'b. En este proyecto bailo entre muchas aguas.

"Lo que hago, lo hago con mucho curro detrás, llevo muchos años dejándome la piel en esto". 

¿En ese sentido, se parece al mestizaje? ¿Ojos de brujo? Me comentaba Don Disturbios que le recordaba...
Yo creo que ellos hacían un sonido más “calle” y yo hago un sonido mucho más cuidado. Cuando escucho música es como si viese un cuadro. Y yo con Ojos de Brujo veo siempre brochazos sucios, pero un cuadro excelente, unos colores vivos. Mis colores quizás no siempre son tan vivos, pero hay unas pinceladas al detalle, y eso es lo que nos diferencia. Sin embargo, hay un punto de unión. Es como el paisaje: somos de “Barcelona”. Hay una cosa que en Barcelona pasa: nos llegan muchas influencias. A mí me encanta viajar a Sevilla, pero si tú quieres hacer una buena vaina, no lo vas a hacer allí, hermano; eso no es el lugar. ¿Tú quieres hacer algo con un buen beat? Vente a Barcelona, o a Madrid.

La gente en general es mucho más diplomática. Qué bien que te expreses con tanta sinceridad sobre otros artistas. Y sobre tí misma.
¿Por qué no puede un artista decir “soy bueno”? ¿Por qué esa falsa modestia?

Esa falsa modestia la vivimos constantemente. Estoy hasta las narices de hacer entrevistas donde la gente me está diciendo A y veo que piensa B.
Es que yo odio eso. Me di cuenta de que me rodeaba mucha gente que luego... Qué asco de persona, tío… Pensaba que era verdadero, puro, que era real... Y luego por detrás... Pues tío, no pasa nada por ser bueno. ¿Qué de malo tiene? Coño, si lo he estudiado, si me lo he currado... ¿Por qué tengo que decir que soy malo... Si me he dejado la piel en ello? Querer ir de puto amo por la vida... Eso es diferente.

Y se gasta mucho.
Ser soberbio es algo que odio. Lo que hago, lo hago con mucho curro detrás, llevo muchos años dejándome la piel en esto... Y yo no soy tan buena como Aretha Franklin, evidentemente, no. Soy Queralt Lahoz, pero bueno, quizá algún día seré tan buena como la Queralt Lahoz del futuro. Yo no quiero ser otra persona. Joder, es que somos mucha gente buena. Ese es el problema de la sociedad, que creemos que sólo puede haber una persona increíble, y somos muchas personas increíbles, y las que no conocemos. Quizá hay tanta gente desconocida mejor que las que lo son... ¡Nos barrerían! Pero esta es mi verdad, mi cosa.

¿Hay mucha diferencia de músicos entre “1917” y “Pureza”?
Hemos ampliado; hemos ampliado productores. Hemos trabajado con, entre otros, Arnau Figueras, que es un gran músico... De hecho ha sido también percusionista de Mayte Martín. Trabaja con mucha gente. Yo creo que Arnau Figueras es una pieza muy valiosa en este trabajo. Me ha entendido muy bien. Hemos producido con él de “La cueva los olivos”, “Si la luna quiere”...

Las más de raíz.
De hecho, yo tenía muy claro que no quería que fuesen los mismos productores. Quería que hubiera diferencia entre temas, porque siento que cada cosa tiene un sonido, tiene un mensaje que musicalmente tiene que cambiar. Estoy muy contenta. Mucha gente… Óscar Soriano, Jorge Pardo...

¿Y el directo también se va a ampliar?
A ver, si todo va bien...

Y no vas a decir nada más de hacia dónde va a ir, ¿no? ¿Será tan cabaretero?
¿El anterior era cabaretero? [Ríe]

Hombre, por supuesto… En el mejor de los sentidos.
Sigue habiendo eso, y seguiremos los cuatro. Estamos las cuatro presentes otra vez. Yo creo que eso se tiene que mantener, sigue habiendo esa historia entre nosotros, pero más elaborada, más guay. Todo tiene que estar más cuidado.

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