Llego en bici. Y llego tarde. Quintín Vargas, alias Quentin Gas, me recibe en la Plaza de San Marcos de Sevilla con el mismo outfit que llevará en las fotos que le haré unos minutos después en los Corralones, el mismo lugar donde su madre, Concha Vargas, erigió durante años una escuela de baile. El autor de "El mundo se quema" elegido mejor LP andaluz de 2024 por la edición Sur de Mondo Sonoro, tiene una presencia que destaca magnéticamente ante esa arquitectura gótica y que, al mismo tiempo, le hace inseparable de los muros más antiguos de Sevilla. Tiene más ganas de hablar que de posar. Tras un rato de cháchara off the record y una ojeada al mercado de la calle Feria (sí, era jueves) comienza la entrevista.
Se ha pasado seis años repitiendo en sus redes que estaba escribiendo el mejor disco de su carrera. Quintín Vargas (Sevilla, 1982) más conocido por Quentin Gas, se sienta conmigo en un bar de la Plaza de San Marcos de Sevilla dejando a un lado su abrigo de piel y todos los miedos. Me mira tranquilo. Y clavándome en los ojos esas pupilas suyas más zíngaras que la noche me dice: “Es el mejor disco de mi carrera, pero no el más importante. El más importante es el próximo".Así es Quintín. Y su cerebro. Una amalgama de conexiones que vive en el futuro.
El “más importante” no ha visto la luz y quizás no tenga ni título aún (¿o sí?) pero el LP que nos ha reunido para hacerle fotos en los corralones de la calle Castelar y charlar ante un par de cervezas y un salón vacío se titula “El mundo se quema”, catalogado como Mejor Álbum del año por la edición andaluza de Mondo Sonoro. “El disco es una obsesión por experimentar con el flamenco y llevarlo a sitios a los que nunca ha ido. Pero claro, esa misma obsesión me lleva a hacer locuras que luego, cuando lo escucho a solas, pienso: ¿realmente era esto necesario?”.
“El disco es una obsesión por experimentar con el flamenco y llevarlo a sitios a los que nunca ha ido”
El álbum, una colección de 16 canciones flamencas, punkis, eléctricas, violentas, tiernas, brillantes, oscuras y tan repletas de adjetivos que se contradicen en cada acorde como ajenas a jaulas y etiquetas, es un cañón circense sobre cuyas balas sobrevuelan amistades y artistas como Annie B. Sweet; Miguelito García, de los Derby; Noni, de los Lori Meyers; Manu Flores (Sherry Fino); María Reina; Las Corraletas de Lebrija; Perrate; Enzo Leep; Cristian de Moret, el trío barcelonés Playback Maracas y una colaboración que, por su carácter de sangre y espiritual, no mencionaremos hasta el siguiente párrafo. “Este disco lo pedía. Por ejemplo, “La trenza de tu pelo negro” empieza con una melodía pop al piano pero luego se mete por flamenco en un registro que yo no puedo cantar, pero Cristian te lo hace perfectamente. En mis discos, este tipo de cosas siempre la hace gente de mi familia, pero en este caso me apetecía alguien externo y la voz de Cristian me flipa. Pero lo requería el tema, no es un capricho. Es verdad que estamos un poco obsesionados con las colabos, y mirando siempre con quién lo podemos hacer para que conseguir más escuchas, pero éste no ha sido el caso. Otro caso parecido es lo de Perrate. “El penal” es una composición propia en la que quería experimentar entre un ritmo de rock de cuatro por cuatro y una seguiriya. Tenía que ser alguien que comprendiera todo eso y tuviese una voz añeja, o sea, como me gustan a mí las voces: rancias. Y ahora mismo, el único artista que puede hacer eso a ese nivel es Perrate. ¿Por qué? Porque Perrate tiene metal gitano”.
Y luego está Lorca. Federico. Y con él, “El Camborio”, corte que adapta el poema “Prendimiento de Antoñito El Camborio en el camino de Sevilla”, texto publicado por primera vez en 1926 en la revista Litoral y que, casi cien años después, entra en Spotify con voces de difuntos y samplers en bucle. “Este texto lo iba a recitar mi madre, pero en mi casa pasan cosas como esto que te voy a contar. Cuando la estoy avisando de que vamos a grabar y de que se vaya preparando el poema, va y me dice que mi tío Rafael ya tiene grabado ese poema. Y yo: ¿Cómo, qué? ¿Qué me estás contando, mamá? Y ella: Que sí, te voy a dar los cedés. Me da los discos, los pongo y, efectivamente, ahí estaba el mismo puto poema grabado por mi tío Rafael Vargas, que aunque también escribía poemas propios, siempre había sido más rapsoda que poeta y, además, tenía una voz con mucha raza. Entonces le pedí perdón a mi madre porque le dije que creí que era mejor hacerlo con la voz de mi tío. Y ella, claro, lo entendió perfectamente. Después, aislé su voz con la ayuda de una IA y ahí está”. Entonces, ¿IA sí o no? “A favor siempre. La IA es una herramienta alucinante, pero para componer algo no le veo sentido”.
"La IA es una herramienta alucinante, pero para componer algo no le veo sentido”
Lo dice alguien que siempre ha buscado lo diferente y encontrado una industria que, hasta ahora, le ha dado la espalda hasta volver a vivir en casa de su madre, la excelentísima Concha Vargas, en Lebrija. “Tengo la suerte de tener una familia que me apoya y que está siempre a mi lado. Y a mi madre, claro, porque sin ella no sería lo que soy ni haría casi nada de que hago. Todo esto me permite volver a mis raíces, a mi sitio, a mi casa. Volver a empezar. Porque eso es el “El mundo se quema”. Yo quería quemarlo todo y volver a empezar, y eso es lo que hecho”.
Estamos a punto de irnos. Estoy a punto de pedir la cuenta. Llevamos dos horas de charla y cañas en el centro sevillano y no hemos comido. Y quizás por nuestra amistad, quizás por varias cervezas, Quintín -que no Quentin- se sincera: “Mira, este disco es una cosa muy bestia y personal, esto era para haberlo grabado y no haberlo sacado nunca, para quedármelo yo. Pero lo he publicado. Y cuando publicas una cosa, necesitas la reacción de la gente. Si no, no lo publicas. Pero yo no sé aún qué pretendo con este disco. ¿Que la gente se escuche una bulería en inglés? ¿De verdad? ¿Cuántas veces te puedes escuchar tú esa bulería en inglés a lo largo de tu vida? ¿Cuántas veces la vas a escuchar? Dime la verdad”.
La bulería a la que se refiere es “Sentencia”, donde dibuja la guitarra otro Vargas, Curro, su primo, y otro tema que nace de esa obsesión de Quintín por hacer algo que no se haya hecho antes, una senda que este Quentin Gas siente transitada y que ya empieza a transfigurarse en una nueva carretera hacia otro futuro: “Mis canciones no son fáciles de escuchar ni tararear. No son canciones de estribillos, pero a donde voy ahora es más así. ¿Por qué? Porque he descubierto la fórmula. No te puedo decir más porque estamos hablando de “El mundo se quema”, pero sí, he descubierto la fórmula. Y ya está. ¿Te parece bien?”. Claro, pido la cuenta.
El mundo se quema es un disco autoeditado y producido por Quentin Gas, Enzo Leep, Playback Maracas, Miguel Otero, Manu Flores (Sherry Fino) y Future Ark.
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