“Trabajar en una iglesia cambió mi perspectiva sobre la religión”
EntrevistasQueidem

“Trabajar en una iglesia cambió mi perspectiva sobre la religión”

Fran González — 01-07-2023
Fotografía — Archivo

Bajo el alias de Queidem, Raúl Martí nos sorprende llevando a cabo una oratoria marcada por sentimientos a flor de piel, emociones rotas y prosas desgarradoras que miran de frente a referentes tan ambiciosos y sobrecogedores como Perfume Genius, James Blake, ANOHNI o Bon Iver.

Un art-pop a la valenciana, fraguado a base de golpes, estigmas y daños irreversibles con sabor pretérito que ahora dan forma a las primeras once canciones que este joven artista archiva en su álbum de debut, “Evitaremos Todo Mal” (Raso Estudio, 23).

No es casualidad que Martí haya necesitado encontrar un momento tan idóneo de paz, auto-consuelo y perdón como el presente para entregarnos su primer álbum, pues un ejercicio de introspección y un descenso a los infiernos de semejantes magnitudes es una carrera de fondo para la que hay que estar preparado. Sobre lo que ha supuesto dar este paso de gigantes para él y traducir sus recuerdos más dolorosos en poesía que late por sí misma ha querido charlar con nosotros el propio Raúl, alter ego de Queidem.

¿Quién es Queidem, y en qué momento aparece este avatar en tu vida?
Queidem nace de las sombras de Raúl Martí, las cuales éste explota y las logra engrandecer. Siempre me ha dado un poco de cosa y de nervio publicar música con mi propio nombre, así que supongo que el hecho de haber creado el personaje de Queidem aparece desde esa necesidad de querer expresarme artísticamente, a pesar de los reparos. El nombre viene de una película de Charlie Kaufman que se titula “Synecdoche, New York”. Su protagonista principal se llama Caden Cotard y cuando la vi, inevitablemente me sentí del todo identificado con los miedos de éste, con su hipocondría, con sus ganas de querer hacer algo grande pero no tener los recursos para ello… Decidí ponerme su nombre porque pensé que, francamente, lo peor que podía pasarme en la vida sería acabar como esa persona, pero sí ya me comportaba como él, entonces no me podía suceder nada peor.

"Yo siempre había querido hacer música, incluso ya desde pequeño, en el conservatorio"

¿Recuerdas el momento en el que te diste cuenta de que igual había futuro para ti en esto?
Yo siempre había querido hacer música, incluso ya desde pequeño, en el conservatorio, y posteriormente, tras hacer la carrera de creación musical. Al acabar mis estudios recuerdo que un antiguo profesor me consiguió un concierto, y ahí fue cuando comencé a plantearme que esto tal vez me gustaba e incluso podría ser una posible salida profesional. En ese momento entró en la ecuación Marcos Gendre, quien fue desde el principio un gran apoyo para mí y ahora es mi mánager. A partir de ahí comencé a desarrollar el tipo de música que quería hacer y el proyecto que quería que llevara mi nombre, o en este caso, el de Queidem, y aquí estamos.

Ahora que mencionas a Marcos, también me ha venido a la cabeza otro nombre, concretamente el de Tórtel, con quien has trabajado tanto en su proyecto personal como ahora en tu disco.
Pues le conocí en la carrera. Era mi profesor y ahora es un gran amigo. Siendo los dos de Valencia, la cosa comenzó con coñas y tonterías mutuas hasta derivar en una amistad bastante especial. A mí me gustaba mucho lo que él hacía musicalmente y a él también lo que yo hacía, y entre quedadas y quedadas en el estudio, terminó saliendo esa colaboración que se puede escuchar en el discazo que se ha marcado él y también en la producción de “Niebla”, que es una de las canciones de mi disco que llevan su sello, junto al de ffflashback.

Hablando de Valencia, tú abandonaste la terreta ya hace tiempo, pero desde tu perspectiva, ¿cómo has visto evolucionar la escena desde tu marcha?
Yo creo que la cosa ha ido a mejor, francamente. Parece que, poco a poco, otros lugares diferentes a Madrid y Barcelona están empezando a ganar relevancia en la escena, precisamente por aportar ese valor propio que otras propuestas más centralizadas no tienen. Lo vemos precisamente en la fuerza y el reconocimiento que está empezando a alcanzar la música folklórica en la raíz de muchos de los proyectos musicales actuales, ganando con ello la relevancia que ésta siempre había merecido tener.

Sobre tu disco, hay que reconocer que contiene letras muy crípticas, pero aun así, se intuye mucha intensidad y dolor en éstas. ¿Qué camino narrativo dirías que sigue “Evitaremos todo mal”?
Las canciones de este disco nacen de la más pura necesidad. No es que sigan una temática previamente determinada ni partan de un plan que haya trazado explícitamente, sino que surgen de esos días en los que he estado muy mal y donde escribir y componer era lo único que podía ayudarme. Como temas centrales del disco diría que el oyente podrá encontrarse, de forma más literal, con la muerte y el miedo. Aspectos que vienen derivados de un pasado en el que, tal vez, no me he sentido escuchado ni visto y la vida comenzó a asustarme. Una etapa muy personal en la que empecé a sentir miedo de estar solo, de morirme, de no sentirme querido… Y es desde ese dolor, esa rabia y esa preocupación de donde nacen las canciones que ahora dan forma a este disco.

Hay algo que es imposible obviar en Queidem y es toda esa estética religiosa que se intuye en tu trabajo.
He estado toda mi vida metido en un colegio religioso, mis abuelos eran súper-creyentes y me llevaban a misa desde pequeño y claro, al final me sale natural incluir estos elementos en mi estética. Hace poco estuve precisamente trabajando en el coro de una iglesia, y pude ver desde dentro que, ciertos temas que me interesaba tratar en mi proyecto personal, como el miedo, la muerte, el bien y el mal, estaban también muy presentes en el día a día de la comunidad religiosa. Esto me hizo reflexionar mucho, y es que creo que a día de hoy muchos jóvenes y personas cercanas a mi generación pueden sentirse muy perdidos porque ya no saben muy bien qué sentido tiene la vida, ni en qué pueden creer ni por qué hacen lo que hacen. Digamos que me sorprendió descubrir cómo la religión, en cierta manera, también abarca todos estos temas. Tal vez por eso sirva de respuesta para tanta gente.

"A día de hoy muchos jóvenes y personas cercanas a mi generación pueden sentirse muy perdidos porque ya no saben muy bien qué sentido tiene la vida, ni en qué pueden creer ni por qué hacen lo que hacen"

¿Dirías que a raíz de esta conexión entre tu música y la religión, has logrado ver una cara de ésta, más plural y diversa, de la que habitualmente tu generación tiende a conocer?
Definitivamente, trabajar en una iglesia cambió mi perspectiva sobre la religión. La gente de mi generación no siente interés en acercarse a este tipo de espacios, y en cierto modo lo entiendo, yo mismo me considero agnóstico. Pero lo que pude comprobar trabajando desde dentro es que existe un clima muy especial de comunidad que reflexiona sobre aspectos de lo más vigentes, como el hecho de estar solos, no saber nada sobre la vida o pensar en el final de ésta. La religión apuesta por intentar que sus seguidores, aún sin poder darles todas las respuestas a sus cuestiones, se sientan unidos y encuentren una razón y un sentido a todo esto que vaya más allá del yo propio, y eso me parece muy bonito.

Volviendo a los temas troncales del álbum, siempre que un artista realiza una obra tan personal, pienso en cómo va a sentirse cuando éste traslade sus canciones al directo. ¿Te impone un poco compartir tus reflexiones con gente desconocida?
Al principio muchísimo, ahora ya menos. Con el tiempo he desarrollado la mentalidad de que esto es así y punto. He creado este personaje, éste soy yo y tengo que salir ahí fuera con lo que tengo. Al fin y al cabo, la sinceridad es la virtud más importante de un artista y creo que si todos fuéramos un poco más honestos con aquello que hacemos, la vida en sí sería mucho más fácil. Al mismo tiempo, si las letras de “Evitaremos todo mal” sirven para que alguien se identifique con ellas y éstas logran ayudar a alguien más, además de a mí mismo, entonces está todo bien.

¿Con este disco has logrado cerrar ciertas heridas?
Totalmente. Es un camino que además he recorrido junto a mi psicóloga, a la que quiero un montón, y por supuesto me ha servido para darme cuenta de cómo el arte puede ser un gran compañero en ese proceso tan duro que siempre supone sanar ciertas cosas.

¿Y ahora qué?
Como te decía antes, aunque sea solo por pura necesidad, voy a seguir tratando de hacer más cosas. Al margen de la ilusión que me cause el hecho de haber sacado hace poco este disco, he aprendido mucho haciéndolo y mi intención es seguir creciendo, ver hasta dónde puede llevarme este proyecto y por supuesto, tratar de superarme a mí mismo con aquello que esté por venir.

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