"Quería explorar todas mis identidades"
EntrevistasPutochinomaricón

"Quería explorar todas mis identidades"

Eva Sebastián — 08-05-2022
Fotografía — Archivo

Chenta Tsai, más conocido como Putochinomaricón, siempre ha sido une artista difícil de clasificar en este país. Que si electro-pop, k-pop, indietrónica, hyperpop, salto mortal y… ¡hasta trap! Aun así, en sus cinco años de carrera, ha ganado adeptos a cada paso que da.

Ahora lanza su tercer álbum, JÁJÁ ÉQÚÍSDÉ (Distopía Aburrida) (Elefant, 22), y conectamos nuestras habitaciones, del mismo modo que se hizo el disco, a megas de distancia, para charlar y adentramos en un universo en el que el activismo ha dado paso a un golpe más radical: el hedonismo de lo no hegemónico.

¿Cómo estás viviendo el lanzamiento?
Estoy nerviosísima. Este proyecto lo tenía terminado hace un año y me daba miedo que la sonoridad fuera más 2021 que 2022. Pero ahora que desaparecen las restricciones, llega una aparente libertad y se puede salir de fiesta, creo que es un buen momento para consumir este tipo de música.

Pinchaste algunas en las fiestas online de Subculture Partys y lo petaron.
¡Si, total! Es que en cierto modo ya estaba fuera. Escribí las canciones originalmente para esto, para pincharlas, porque muchas técnicas de producción no son replicables en directos tradicionales. Esto destroza un poco el lanzamiento tradicional, pero creo que pueden existir otro tipo de escuchas, como pasó con “Santa María” de Bad Gyal.

"Tengo una parte autodestructiva como artista en la que sacrifico la complacencia y doy lugar al desafío para poder avanzar"

Es un trabajo mucho más de club, glitcheado, con bpm’s aceleradísimos para lo que nos tienes acostumbrados. ¿Fue influencia de estas fiestas o venía de antes?
Un poco ambas cosas. A finales de 2019 corté con todo y volví a Taiwán, a reconectar con mis raíces. Y en la pandemia confronté dos realidades. Por un lado, este fin de ciclo y, por otro, este cambio de espacio. El hecho de que de repente no se me racializase y pudiera entender mi cuerpo desde un lugar en el que no sentía la presión de tener que instrumentalizar mi dolor, o mis traumas, para hacer pedagogía, afectó a la sonoridad del álbum. Empecé a cuestionarme más allá de lo que en Occidente se entiende por un artista no-hegemónico. Se nos asocia a esta figura excelente, súper modélica, que te explica todo con referencias y citas. No entendía a mi cuerpo en otros ámbitos, como puede ser una perspectiva hedonista. Y cuando me quité este peso de encima, me pregunté quién era yo. Quería explorar todas mis identidades y reivindicar esa parte que no tiene tanto que ver con el racismo. Por eso experimenté tanto con sonidos duros, muy club, y me abrí a la oportunidad de expresar mi deseo.

Esta crítica aparece precisamente al abrir el disco en “Renacentista de tutorial”.
Sí, totalmente. Tengo una parte autodestructiva como artista en la que sacrifico la complacencia y doy lugar al desafío para poder avanzar. Quizás no es lo que le gustará a mis fans de siempre, pero creo desde un punto extremadamente subversivo y quería seguir así y expresar quién soy y dónde estoy ahora.

Aunque no buscaras complacer, cuando lo escuchaba me sentía muy conectada, a gusto. Me veía rodeada de amigxs, en un espacio seguro, aunque no entendiera todo lo que pasaba, al estilo de una pinchada de Danny L Harle.
Jolín, gracias. Es que también es eso. El álbum tiene mucho que ver con la unión, con la celebración de todos nuestros cuerpos no hegemónicos. Hemos pasado mucho tiempo llorando y militando y quería que fuera un homenaje. Necesitamos también ese lugar de introspección y de cuidado mutuo entre comunidades, ¿no? Y  este álbum viene un poco a raíz de la necesidad de descansar y estar en paz, reírse y bailar después de llorar.

Un poco cómo el título: te ríes, pero en modo "no puc més".
Exacto. Y se mezcla con el anhelo de querer disfrutar, del hedonismo en tiempo de pandemia, de querer ver a tus amigos y pasarlo bien. Pero al mismo tiempo está esta culpabilidad primer mundista de decir “estamos en casa viendo Netflix mientras el mundo está ardiendo”. Quieres imaginarte en un futuro feliz, pero sientes impotencia al no poder avanzar.

"Me gusta entender el universo de otros artistas y crear música que les pueda gustar"

Hablando de estar cerca de los amigos, precisamente este disco es el primero en el que vemos tantas colaboraciones. ¿Cómo surgieron con tanto aislamiento?
Por suerte, nuestras comunidades han nacido y crecido en Internet, y todo era accesible. Empecé a plantearme producir a otres artistas cuando una compa me dijo que era incapaz de escribir porque le cohibía mucho el mero hecho de que hubiera tal dinámica de poderes en el estudio. Y dije “venga, voy a empezar a producir artistas, sobre todo de nuestras comunidades o mujeres, para resignificar estos espacios”. Y sentí vocación por escribir música para otres artistas. Por ejemplo, la canción con Tami T se la quería regalar a ella, pero al final acabamos haciendo un dueto. Me gusta entender el universo de otros artistas y crear música que les pueda gustar. Las coproducciones fueron un poco a raíz de querer resignificar las canciones. Quería que fueran arriesgadas, que tuvieran algo distinto. Por eso se las enviaba a gente a la que realmente respetaba para que en cierto modo las destrozaran y las hicieran mejores. Como RRUCCULLA, que transformó “DM” completamente. Creo que fue a raíz de eso que empecé a sentirme parte de la comunidad hyper pop. Y en este disco queda retratado que realmente hay una industria, una comunidad en nuestro país y no estamos solos.

Hay un momento en el que dices “no hay canciones con las que podamos identificar”, pero ¿las podremos encontrar en este disco?
Creo que es complicado, no hay referentes anteriores, así que de momento voy plasmando lo que me rodea. Cuando lo hice estaba muy expuesta a realidades aumentadas y fiestas virtuales. Al estar hiperconectadas, te encuentras con problemas y dilemas cotidianos que quizás antes no te has planteado. Por ejemplo, “AliExpréss” era un tema de 2018 y ahora no sabía si ese meme se había perdido, si seguía significando algo. Pero, por otro lado, le canto al amor. Cubro este amor disidente que para mí también es una revolución, es algo político. Siempre se nos representa a partir del canon heteronormativo, por eso creo que aquí sí que he querido reflejar este deseo, este discurso, esta forma de amarnos y cuidarnos desde los espacios que nosotres transitamos, con nuestros propios códigos, y reivindicarlos.

Y con toda esta evolución, ¿podemos seguir definiendo tu música como el sonido de un bazar del año 3000 como solías decir?
[Risas] ¡Claro! Yo creo que pega muchísimo en el 3000, pero ahora la dependienta del bazar no está pensando tranquilita en sus cosas, está en una rave, o de fiesta, mientras atiende a la gente.

¿Cómo podemos esperar que sean estos directos de rave en un bazar del año 3000?
Lo que más me apetece es pinchar. Las producciones tan detalladas son muy difíciles de trasladar al escenario de forma tradicional. Se me hace incómodo salir solo con el micro. Me he comprado pedales y he bajado el tono en algunas canciones ¿pero es realmente necesario? No tendríamos que adaptarnos a los directos, sino estos a nosotros. Gracias a los espacios virtuales, se ha abierto otro camino que permite un futuro donde las capacidades humanas no sean el centro, sino como el humano puede utilizar la tecnología para evolucionar y crear algo nuevo.

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