Pero en la evolución musical de la banda ha tenido una importancia decisiva la incorporación de la cantante y guitarrista británica de voz privilegiada Carina Round, presente desde su segundo álbum. Con ella, precisamente, conversamos. Encantadora, se muestra muy preocupada (como todos) por el parón indefinido del directo, su hábitat natural.
El single “Apocalyptical” parece hecho a posta para la situación que vive el mundo, pero es evidente que fue compuesto antes. ¿Qué raro, no? Está claro que el vídeo ya lo hicisteis en plena pandemia. ¿Cómo fue rodarlo? (lo estrenaron en mayo, en lo peor de la primera ola).
Es muy raro haber hecho esa canción. Yo diría que cuando la grabamos en agosto de 2019 teníamos una sensación de: “¿de qué demonios está hablando?”. El vídeo se grabó, de hecho, durante el confinamiento. Todo fueron pantallas verdes como se puede ver, cada uno tuvimos que ir a grabar en momentos distintos porque no podíamos estar en la misma habitación: estaba el director y ya está. Estoy tan contenta de que alguien grabara todo ese metraje de Los Angeles como una ciudad muerta. Es increíble, en el sentido de que las imágenes dan miedo y son preciosas, a su modo, a la vez. Mi papel en el vídeo era básicamente aparecer y cantar. Era la primera vez que nos vestíamos de “hombres de negro” (risas), así que fue divertido tratar de buscar el disfraz. Pero sí, fue un golpe de suerte, y estoy muy contenta de que tuviéramos esa canción, y de estrenarla en aquel momento. Creo que el disco entero -y no es que pueda hablar mucho de las letras porque no las he escrito yo- es una buena declaración o punto de partida para discutir sobre cómo está el mundo ahora. Y también un buen escape.
“Este disco es una declaración de cómo está el mundo y también un buen escape”.
La canción me parece una especie de “blues electrónico”, por decirlo de alguna manera. Creo que representa bien esa mezcla de lo moderno y digital con lo analógico que os gusta hacer. ¿Os planteáis llegar ahí o bien os sale de forma natural?
Oh, es totalmente natural, porque esa mezcla nos suena bien. No hay ninguna premisa en relación a dónde deberíamos ir, mientras nos suene bien y sea algo único. Los instrumentos que Mat (Mitchell, guitarrista y productor) usó como punto de partida para componer este disco fueron un CMI Fairlight 2 y un Synclavier. Son dos instrumentos de los ochenta. Me he dado cuenta de que la mayor parte de sus canciones favoritas tienen un poco esos sonidos. Él lo averiguó, y entonces los compró. Cuando empezó a componer música para estas canciones, los utilizó, lo cual creó el paisaje sonoro. Básicamente, él creó el sonido, y de ahí viene todo lo demás.
Siguiendo con esto: me resulta complicado meteros dentro de un género claro o categoría. Cuando os ponéis a hacer música, ¿uno de vuestros objetivos es ese, no sonar a nada concreto?
Mmm. Creo que, hablando por los tres, la principal aspiración de cada uno es hacer algo mejor de lo que hemos hecho antes. Seguir mejorando personalmente, pero también, al mismo tiempo, servir a cada canción. Creo que nadie se esfuerza por ser “raro” o “extraño”, sino que sucede así con esta simbiosis que tenemos entre los tres. De forma natural creamos cosas inusuales. Además, la gente con la que hemos hecho el disco, como la batería Sarah Jones (NPYC) o el bajista Greg Edwards (Autolux), todo el mundo se escoge por tener una voz única. Acaba sonando así porque todos los músicos involucrados son interesantes: no es que estén tratando de mejorarse a sí mismos.
Como es habitual, las canciones tienen muchísimas capas y estructuras inesperadas. ¿Cómo es vuestro proceso a la hora de componer una canción y de grabarla? ¿Y cómo ha sido esta grabación en particular?
Fue estupendo. Mat empezó a meter sus ideas en un Dropbox hace como cinco años, mientras estábamos de gira con el disco anterior. Y lo que pasa normalmente es que en cierto momento, cuando Maynard tiene un poco de tiempo, decidimos que vamos a grabar un disco. Es entonces cuando elige de 15 a 20 canciones de las ideas que Mat ha juntado, y empieza a sacar las suyas propias. En ese momento, cuando él empieza a meter sus ideas, es cuando yo entro. A partir de entonces, todo va así: las ideas vuelven a Mat, que hace los arreglos, y luego nos ponemos Maynard y yo. Se convierte en algo así como un rebote de ideas. No somos el tipo de grupo que se sienta en un local de ensayo con sus instrumentos y empieza a sacar cosas. Eso es más lo que hago yo en solitario. En este grupo todos tenemos nuestro espacio, trabajamos en ese espacio y nos juntamos periódicamente para ponerlo en común y después nos vamos a nuestra propia órbita a seguir trabajando en ello.
Entonces, ¿no os gusta poneros a improvisar juntos para sacar y trabajar ideas?
La verdad es que en este grupo, no. Necesitamos trabajar dentro de ciertos parámetros. Creo que la razón por la que esta banda funciona tan bien es porque no disponemos de tiempo ilimitado para improvisar. Tenemos estudio y local, pero no tenemos tiempo ilimitado. A nosotros nos funciona muy bien trabajar en ciertos parámetros temporales e imponernos restricciones, para no caer en una espiral de experimentación infinita. Tenemos una cronología muy estricta para lo que hacemos, que nos sirve para crear esta bola de energía que nos vamos pasando. Antes de que nos demos cuenta, tenemos un disco y llega la hora de sacarlo (risas). En serio, todo está muy pensado, cada decisión está concienzudamente pensada, pero no nos vemos cada día para tocar. No funcionamos así.
“Es una locura no poder tocar en directo: tenemos que resolver cómo volver a hacerlo”.
Tiene sentido porque ponerse límites o restricciones en cualquier forma de arte suele ser la mejor manera de sacar lo mejor que tienes. De otra manera es fácil perderse.
Sí, creo que es así. Es como mejor funciona en este grupo. Lo que más me sorprendió cuando entré fue que el proceso creativo era lo contrario a lo que yo hacía con mis cosas en solitario pero, al mismo tiempo, no parecía que estuviera mal, sino que era totalmente natural y simbiótico. Y ésa es la clave, ser capaz de encontrar el proceso más adecuado para la alquimia del grupo en que estás, y que funcione. Si tratáramos de hacer lo que yo hago en solitario, es muy probable que esta banda se destruyera. Así es como es, una “bestia sonora”.
Habéis sacado el disco cinco años después del anterior. Dado que cada uno tenéis otros proyectos, ¿os ponéis alguna presión?
Bueno, no nos pusimos tanta presión, sino que nos parecía que era hora de sacar un disco. Maynard había sacado un disco de A Perfect Circle después de que saliera el anterior, y luego un disco de Tool. En realidad el nuestro iba a salir a principios del año próximo, pero cuando golpeó la pandemia, tuvo que irse a casa a ocuparse de la cosecha (Maynard tiene viñedos en Arizona). En ese momento es cuando decidimos sacarlo este año, porque íbamos a tener tiempo.
Entraste en este grupo con el segundo disco “Conditions of My Parole” (11), y da la impresión de que tu papel ha sido cada vez más importante, hasta acabar siendo crucial. ¿Cómo crees que ha evolucionado?
Gracias, sí, creo que Maynard lo explica poniendo un símil cinematográfico: como un actor secundario muy importante que no trata de robarle la escena al protagonista. Pero siendo conscientes, al mismo tiempo, de que el papel principal no funcionaría sin ese apoyo. Es realmente difícil explicar lo que haces cuando estás en el medio del proceso creativo, pero, como te dije antes, ante todo trato de servir a la canción, pero a la vez intento mejorar lo que he hecho antes. En cuanto a cómo ha diferido mi papel en este disco a diferencia del primero del que formé parte, en aquél entré cuando se había hecho todo y me limité a meter algunas voces. Tuve muy poco que ver con el proceso creativo. En esta ocasión me involucré desde el principio y creo que mi participación han tenido mucho que ver con cómo suena el disco. Habría que preguntar a Mat, pero me ha parecido que ha sido más un trabajo de equipo, aunque no sea el término ideal.
“Existential Reckoning” (“ajuste de cuentas existencial”) es una frase que se repite en la canción “Bread and Circus”. ¿Por qué elegisteis este título y qué me puedes decir de esa canción?
No lo sé, tendrías que preguntarle a Maynard. Ha escrito todas las letras y no le gusta hablar sobre ellas. Lo que sé es que esa canción tiene un elemento que habla de cómo renunciamos al poder y nuestra libertad como gente, como civilización. Pero no puedo profundizar más. Creo que la letra se explica a sí misma. Lo que también sé es que durante un tiempo se había elegido un título diferente, pero él decidió que éste era el más adecuado.
Si echamos un vistazo a las portadas, también es evidente que vais a lo vuestro. En este caso, hay un elemento de ciencia ficción rara. ¿Tuvisteis presente ese elemento desde el principio?
En cuanto a cómo se hizo el disco, creo que no. Pero creo que quizá esa idea estuviera inspirada por esa combinación de tecnología e intuición. Y puede que también estuviera presenta la idea de que…no sé, quizá hay algo ahí fuera, quién sabe. Tengo la impresión de que, en términos científicos, es tan posible como cualquier cosa. ¿Qué pensarían de nosotros ahora mismo?
“Una de las cosas que comparto con Maynard es Monty Python, el humor británico estúpido”
Que somos un desastre, supongo…leí en una entrevista que Maynard reivindicaba la “paciencia” en relación a la música, poniendo el ejemplo de grupos como Low. Parece que hoy todo tiene que ser rápido, de gratificación inmediata. ¿Puscifer es un poco una reacción a esa tendencia?
Ya antes de ser parte del grupo me impactó mucho esa intención de lentitud. Que tengas que esperar a que suceda algo, pero que al mismo tiempo no fuera algo aburrido, si te permitías meterte en la canción. Si te metes en la música, es mucho más gratificante. Creo que lo que pasa es que el mundo se ha hecho extremadamente rápido y Maynard es granjero. En su mundo no hay nada que pase rápidamente. Él organiza con precisión cualquier cosa antes de que suceda. Tiene que planear las cosas, la tierra, el tipo de uva, prever cuántos años va a poder ser utilizada. Luego, debe mezclar las uvas para hacer un cierto vino y esperar a ver cómo sabe… es un proceso en el que debes estar siempre muy presente. Creo que ese estilo de vida acaba llegando a la música. Pero es que, además, esto no es pop en ese sentido de rapidez. No digo que no sea accesible, es extremadamente accesible, pero creo que si eres oyente, es bueno esperar algo. Porque al final tendremos una experiencia más gratificante si la música tiene una vida más larga.
Otra cosa fundamental en lo que hacéis es el humor, tan oscuro como hilarante en el caso del vídeo de “Apocalyptical”. ¿De dónde viene? ¿Crees que en general los grupos se toman demasiado en serio?
Sí, si tienes algo que decir, importante y con significado, va a llegar de todos modos. Y el humor es importante. Cualquier lenguaje con el que te sientas cómodo para expresarte vale. Y el humor y la comedia es un modo importante que tenemos en esta sociedad para procesar las cosas que nos pasan. Tanto como la música, la poesía, los libros, las películas…una de las primeras cosas con las que Maynard y yo congeniamos fue Monty Python, el humor británico estúpido. Creo que usar el humor no empequeñece el arte en absoluto. Es otro vehículo.
Totalmente de acuerdo: la buena comedia es uno de los géneros más difíciles y elevados, y sirve para mostrar nuestras miserias como ningún otro.
Sí, es una de las formas artísticas más difíciles que hay, si la haces bien. Y lo que pasa es que Maynard es muy buen cómico físico también, así que funciona.
Supongo que por eso hacéis conciertos tan teatrales y diferentes a lo que vemos habitualmente. De hecho, mañana presentáis el disco en un streaming desde una localización muy especial, ¿no?
Sí, quiero aclarar que el concierto está pregrabado porque el show tiene algunos trucos imposibles de hacer en directo. Se ha editado y se está subiendo justo ahora. La localización es Arcosanti, que es una ciudad experimental de Arizona con preciosas estructuras de hormigón que parecen como setas en medio del desierto. Si no has estado, te lo recomiendo. Creo que la idea era añadir una nueva dimensión misteriosa al show, en lugar de hacerlo en una sala o teatro. Va a ser flipante.
Para terminar: ¿cómo estáis viviendo esta situación tan desesperante y rara de no poder girar o hacer bolos?
En mi caso, tocar en directo y actuar es una parte muy importante de mi -iba a decir identidad-, de mi vida. Me encanta y me produce pavor que no podamos hacerlo como antes nunca más. Es una locura. ¿Cómo vamos a sobrevivir? Porque además, el directo es una fuente de gozo que se ha barrido del mapa. Tenemos que resolver cómo volver a hacerlo, no podemos vivir sin ello.
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