Un policía destinado al departamento de asuntos internos sabe que va a comer mierda durante una temporada, a meterse en las cloacas del cuerpo. Sin llegar a esos extremos, los cuatro Clint también han pasado lo suyo desde que publicaran “Los tipos duros también bailan” (2008): la obligada salida de la escuela infantil donde ensayaban, paternidades, tensiones, la vida en general… Hasta que decidieron que, sí o sí, el show debía continuar. “No sabíamos si esto daba para más o no, pero queríamos probarlo con nuestro propio sello. Es verdad que es un suicidio comercial, que vamos a perder dinero, todo eso… pero qué más da. Lo que no se podía es acabar el grupo con el segundo disco. Siempre hemos estado luchando contra los elementos, así que este disco es casi como un regalo para nosotros, un homenaje. Pensamos que había buen material y era una pena no sacar estas canciones”. Ya puestos, Harry El Sucio, El Ejecutor, El Fuerte y Callahan, que responden en un fuego cruzado de declaraciones, reclutaron para “Asuntos internos” a Guy Fixsen (Laika), en cuyo currículum figuran trabajos para Slowdive, Throwing Muses o Veronica Falls, además de ser uno de los dieciséis productores acreditados en el “Loveless” de My Bloody Valentine, nombres que sobre el papel no tienen demasiado que ver con el rock instrumental de la banda madrileña. “Estábamos totalmente perdidos. Vimos a Guy en el Primavera Sound y luego vino como técnico de sonido de Wire a Moby Dick. Aprovechamos para reunirnos y allí decidimos contar con él. Era la opción más arriesgada, pero también la más ilusionante. No es un tío que esté de moda como Tony Doogan, pero está claro que es calidad, además de que los discos de Laika suenan de la hostia”. Dicho y hecho: en una semana grabaron su tercer álbum, en el que evitan la huella latina del segundo y se lanzan a un rock más clásico. “Hay temas de género, como ‘Pólvora eres’, más surfera, o “Vacaciones en el bar”, con un punto lounge, pero lo que marca la diferencia es el ritmo, y el rock’n’roll es puro ritmo, pura energía, mientras que en los primeros discos nos centramos más en las melodías. Lo que sí mantenemos, aunque pueda ser pretencioso decirlo, es nuestra personalidad”. Para nada pretencioso: Clint suena, más que nunca, a Clint.
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