“En España está muy mal visto que un grupo se meta con otro públicamente”
EntrevistasLos Punsetes

“En España está muy mal visto que un grupo se meta con otro públicamente”

JC Peña — 13-09-2022

Hace ya unos meses que Los Punsetes publicaron “España necesita conocer” (Sonido Muchacho, 22). En él, el quinteto formado en Madrid reúne todos sus hits y algunos cortes menos populares. Un doble gatefold que condensa casi tres lustros de impecables himnos de indie pop repletos de lúcido sarcasmo, honestidad brutal e ingenio.

Los Punsetes han estado trabajando en el que será su nuevo álbum, pero de momento publican un doble con deslumbrante diseño de Elisa Pérez e ilustraciones de Joaquín Reyes, que recopila lo mejor de su repertorio. Nos citamos con el guitarrista Jorge García en una cafetería del centro de Madrid. Conversamos sobre su irreverencia, lo que da pie a una larga disquisición acerca de los contornos de la autocensura en el rock, temas espinosos como el exceso de corporativismo que aqueja a la escena local, y por supuesto, algunas de sus canciones.

¿Teníais necesidad de hacer balance, o este doble tiene que ver con el cambio de sello? (de Mushroom Pillow a Sonido Muchacho).
Una necesidad así como tal no, pero es una cosa que llevábamos tiempo hablando. Y nos pareció que encajaba en este momento de pandemia en el que no nos ha dado tiempo de hacer otras cosas o de tener mucha actividad. No es que haya sido por esto, pero nos pareció un buen momento. Teníamos este año un poco libre de conciertos y mientras hemos grabado y sale el nuevo disco, dijimos que ahora es buen momento. También lo del sello ha influido un poco. Nos pareció una buena manera de entrar. Lo anunciamos, sacamos el single, pero realmente no tendremos un disco nuevo hasta finales de año.

Yo creo que los recopilatorios se pueden hacer muy bien. Se puede montar algo especial, con un valor propio. Me ha dado la impresión de que es vuestro caso, desde la misma portada.
Sí, un recopilatorio se puede hacer muy pocho. Y nosotros teníamos muy fácil hacerlo simplemente poniendo todos los singles uno detrás de otro. Habría sido un recopilatorio muy guay y a la vez muy poco interesante, porque es la puta lista de Spotify de “las mejores canciones”. Igual hace tiempo habría tenido un poco más de sentido, pero es que ahora mismo realmente Spotify es un recopilatorio andante, por desgracia. Lo hablamos y llegamos a la conclusión de que no podíamos limitarnos a meter sólo las canciones más obvias. Hay canciones que nos parecen muy guays, pero que no han sido los singles de toda la vida, y este grupo se ha mirado muchas veces sólo por los singles. Nos apetecía dejar constancia de que estas canciones nos parecen de las buenas.

“Si las letras no tuviesen una identidad tan fuerte, el grupo sería mucho menos interesante”

De hecho, me ha parecido que tiene el ritmo de un concierto. Se puede oír del principio al final y tiene ese sentido.
Sí, lo ordenamos con bastante cuidado. Desde el principio decidimos que no queríamos hacerlo cronológico, y está ordenado así. Es una cosa que siempre hemos hecho con los discos, ordenarlos con bastante cuidado. Teniendo en cuenta que estuviesen todas las caras bien equilibradas, que no se quedase la última un poco mustia: de hecho, yo creo que la última es la que más me gusta.

¿Os ha sorprendido algo en particular al oír los discos más antiguos?
Cuando los estaba ordenando, a mí me sorprendió que algunas cosas parecían muy intercambiables. Dices: Hostias, no sé si es malo o bueno. Hay quien lo llamará una especie de identidad en el sentido positivo, y quien lo llamará “hacer siempre lo mismo” en el negativo [risas]. Cuando estás muy metido en un disco, tienes muy patentes las diferencias de sonido. Nosotros mismos hablamos de nuestros discos entre nosotros y comentamos que éste suena de esta manera, o en este otro las baterías están fatal, cosas así. Y yo creo que al final, cuando la gente se ponga seguido este recopilatorio, va a ser casi como si fuese un disco. Eso me sorprendió un poco, porque pensaba que iba a haber un poquito más de saltos. La voz de Ariadna es muy personal y lo unifica todo mucho, la verdad.

¿Hubo muchas discusiones, os ha costado elegir las canciones?
No. Esto nos lo ha preguntado todo el mundo. Tenemos fama de pelearnos.

No lo digo por eso, sino porque tendríais bastantes canciones para elegir.
No, estaban los singles evidentes, que no íbamos a poder dejar fuera de ninguna manera. Y eso nos daba más o menos quince o dieciséis canciones. Entonces votamos para llegar a disco doble: que cada uno propusiera cinco o seis, y las que más salgan se elegían. Lo hicimos muy rápido y fue bastante agradable. No hubo empeños.

La gran mayoría son cortas o muy cortas. Entiendo que no había problema de cara al doble vinilo.
No, seguramente podríamos haber metido alguna más apretando un pelín. La mayor parte de nuestras canciones son cortas. No te digo veintisiete, pero igual veinticinco o veintiséis podrían haber entrado.

Hay dos en las que os explayáis más instrumentalmente, con mayor espacio para el desarrollo: “Maricas” y la última, “Estrella distante”. ¿Esta faceta os sale de modo natural?
Es una faceta dentro del grupo que más o menos nos gusta a todos. Esa canción con un poco más de desarrollo, más instrumental, más atmosférica. Son canciones que disfrutamos mucho también, pero no es tan fácil, o a nosotros no nos lo resulta, llegar a ese punto en el que te metes con una de esas características. A mí esas canciones me gustan mucho, a otra gente del grupo le gustan menos, pero cuando salen bien son muy guays. Y están relacionadas con eso que te decía de meter algunas que igual fueron menos llamativas. A veces perduran más, en el sentido de que la canción de dos minutos y medio entra muy rápido, pero también se puede olvidar rápido. Son canciones con más desarrollo, un poco más serias, que están muy bien. Lo que pasa es que no es tan fácil llegar ahí. Tienes a Los Planetas que parece que están metidos ahí siempre en los siete minutos, se han quedado ahí y está guay, pero para estar en ese punto tienes que llegar o tener otra disposición. Depende de cada grupo.

Empezáis con “Tus amigos”. ¿Podría decirse que esa canción es el punto de inflexión de Los Punsetes en cuanto a su popularidad?
Sí, puede ser. Sí que fue el momento del salto. Desde luego, fue el punto en el que salimos del Nasti a…España, por decirlo de alguna manera. Eso seguro. Luego, ha habido alguno más, un poco más pequeño, pero ése para nosotros fue muy evidente. Fue cuando hicimos la portada de Rockdelux y con ese disco empezamos a hacer festivales más en serio. Se notó que había una atención hacia el grupo, claro.

Volviendo la vista hacia atrás, ¿habéis pensado por qué se produce esa conexión con los medios y con una parte importante del público? Lo digo porque al oír el disco entero me ha parecido que en casi todas las letras hay una visión amarga de lo que somos. Obviamente, con ingenio, pero esa amargura sigue ahí.
Bueno, es amarga pero divertida. Eso creo que se equilibra bastante bien. Pero no sé si es eso lo que hace conectar con la gente. Estar dentro de un grupo planteándonos cuál es nuestro secreto es difícil…Evidentemente, las letras son una parte muy importante. Si hablas de elementos diferenciadores están las letras, está Ariadna. El acabado musical creo que está guay, pero seguramente no entraría tan bien si las letras no tuviesen esa identidad tan fuerte. Sería un grupo mucho menos interesante. Hay diferentes elementos que se unen. Probablemente las letras sean el más importante, porque al fin y al cabo es lo que dices.

“Nunca hemos tenido intención de escandalizar”

Son muy personales y de una sencillez engañosa. No es tan fácil escribir así.
Desde luego. En cualquier grupo, más allá de todo lo demás…Igual nosotros, que hemos crecido escuchando mucha música en inglés, tenemos una tendencia a darle menos importancia. Pero si tú estás escuchando a un grupo en castellano, si no te gustan las letras el grupo no te va a gustar. Si no te gustan ni las cosas que dicen ni cómo las dicen, es difícil que te guste. Las letras son como la puerta de entrada.

Al mismo tiempo, es un poco injusto que a menudo se hable sólo de las letras, porque aquí hay hallazgos musicales destacados. Si te fijas en “Me gusta que me pegues” ves que hay unas guitarras muy My Bloody Valentine.
Sí, es una cosa que siempre he dicho en las entrevistas: tener unas letras tan llamativas y a Ariadna está muy bien, pero si eres perezoso puedes quedarte sólo ahí, y creo que es algo que nos ha pasado a veces. Que quizá haya gente que no se ha parado a mirar otras cosas que tiene el grupo que también son muy importantes. La estructura de las canciones, incluso lo bien cuidadas que están algunas partes de instrumentación -no porque seamos virtuosos, sino porque somos cuidadosos-. Hay un montón de cosas ahí. Y el hecho de hacer un recopilatorio más amplio, abriéndolo más allá de los singles, tiene que ver con eso. Con tratar de demostrar todas las facetas y todo lo que consideramos nosotros que son las virtudes del grupo. De hecho, creo que es una cosa que a lo largo de la evolución del grupo se ha ido acentuando más. El primero es un disco mucho más cerrado, con menos cosas, y esto se ha ido abriendo mucho.

Siguiendo con esta canción: en su momento se armó un pequeño revuelo. En estos años, ¿habéis buscado el “escándalo” de manera consciente o estamos en un momento en que se confunde una broma por algo serio?
No hubo mucho escándalo [risas]. Hubo tres comentarios y un artículo en Rockdelux en el que alguien pretendió hacer una especie de crítica, pero que tuvo un recorrido limitadísimo a los cuatro que estamos metidos en el indie. Fue una cosa muy escasa. Nosotros nunca hemos tenido intención de escandalizar, y sinceramente, no pensamos que nuestras letras sean nada del otro mundo en ese sentido. Juegan sobre todo con la expresión coloquial, pero no creo que se metan en terrenos pantanosos, la verdad. Básicamente, las hacemos como somos y como nos expresamos. Lo que hay es lo que somos, nuestra manera de hablar entre nosotros sobre todo. No hay una intención de: “Vas a ver ahora…”.

Entiendo entonces que nunca habéis caído en la tentación de la autocensura.
Cuando se habla de autocensura se piensa en “no voy a decir esto porque va a molestar a tal”, pero es que cuando escribes, la autocensura está ahí todo el rato. En el sentido de: “Esto me parece muy cursi, esto muy manido, esto me parece pobre…”. Esto es autocensura. No voy a ir por aquí porque no me gusta, voy a ir por allí porque me gusta, pero no voy a ir por muchos sitios. Escribir es censurarse todo el rato, en plan de “este cacho de letra lo voy a tener que cambiar porque es una puta mierda, pero mientras no tenga otro trozo…”.

Pero en ese caso, lo que estás intentando es hacerla lo mejor que puedas para que a ti te guste.
Claro, pero lo que quiero decir es que el mecanismo que está funcionando cuando la gente habla de censurarse –no voy a decir esto porque voy a molestar a tal persona y no quiero– realmente es el mismo que cuando dices: “No voy a decir esto porque me parece que es muy cursi y que a otra gente le va a parecer muy cursi, y no quiero que sea así”. El mecanismo, en realidad, es el mismo. ¿Dejar de decir algo porque pensamos que vaya a molestar a alguien? No lo hemos hecho, porque no sabemos qué le va a molestar a ese alguien. Y porque siempre puede haber quien se moleste por cualquier cosa. Pero te autocensuras en el sentido de que, por muchos motivos, tú mismo te vas limando tus propias cosas.

La novedad es que hay grupos que incluso se están cambiando el nombre para no molestar a no sé quién. British Sea Power por ejemplo ahora son “Sea Power”. Eso me parece preocupante.
Puede estar un poco relacionado con lo que te decía antes: yo no considero que nuestras letras lleguen a un punto en el que tengamos que hacer nada. Y luego, pues sí… Estaba pensando en lo de Black Madonna. De repente pareció que utilizar lo de “Black” era inapropiado. Yo creo que en España el debate está mucho menos avanzado en ese sentido. Los niveles de autocorrección que hay en otros países no han llegado aquí. Por ejemplo, cuando estuvimos en el Canela Party algunos de los grupos que venían de fuera flipaban con los disfraces que se pone la peña en los conciertos. Te lo dicen y tú no entiendes nada. En Estados Unidos tienen todo el rollo de cosas de las que no te puedes disfrazar. Ese debate ellos lo han tenido, han tenido problemas, y a nosotros peña de otro grupo con el que tocamos nos llegó a decir algo. Lo ves desde aquí y dices: “¡Hostias!”. También hay que entender que el nivel de diversidad cultural que hay en España es muy pequeño en relación al que hay en Inglaterra o Canadá, donde tienen un volumen de inmigración o de mezcla de razas que aquí no ha existido todavía. Hay un nivel de sensibilidad que ya veremos si se queda ahí o baja con el tiempo. Pero sí, a nosotros nos cuesta entender ciertas cosas, como lo de los cambios de nombres. Pero si estás en Inglaterra o Canadá, donde son híper correctos, pues no tanto, no lo sé.

El problema es que, al final, es una tendencia letal para la expresión artística. Además, el rock desde el principio siempre ha sido tocar los huevos. Tal y como yo lo entiendo.
Sí, claro, y seguramente yo también. Es que si ahora mismo apareciesen los Rolling Stones con toda su actitud, sus letras, sus movidas y su manera de estar en el mundo, habría que ver cómo se aceptarían esas cosas. Yo ahí entiendo que hay una parte, sobre todo para los que tenemos una edad, que dice: “¿Qué está pasando aquí?”. Nos tocará verlo un poco con distancia. Vete a saber si esto subirá o bajará…Pero nos hemos enrollado [risas].

No, está bien. Me gustaría hablar, para ir terminando, de algunas canciones. “Tu puto grupo” es interesante porque no abundan las canciones metagrupales, cuando pueden ser un filón. Mira el caso de The Fall.
Pues mira, “Tu puto grupo” me parece una cosa mucho más llamativa en términos de autocensura que otras cosas. En España está muy mal visto que un grupo se meta con otro públicamente. A mí me gustaría que hubiese un poco más de deportividad. Que si llega alguien un día y dice: “A mí Los Punsetes me parecen una puta mierda”, lo aceptes. Porque es lógico. Igual que dentro de todo tu público potencial hay un montón de gente a la que no le gustas, por los motivos que sean, no le tienes que gustar a otras bandas. Y parece que esa expresión está muy limitada, cuando en el fondo todos tenemos un montón de grupos que nos dan putísimo asco.
Tú coges esta canción y todo el mundo puede decir: “Yo creo que hablan de éste”. Todo el mundo lo sabe, pero nadie se atreve a decirlo. Luego está la otra vuelta de las cosas: que los grupos pueden ser una basura, pero luego igual la gente es maja. Dices: “Vaya por Dios” [risas]. Vas a los festivales, conoces a alguien de un grupo que te da puto asco y dices: “Joder, qué muchachos tan majos. Qué grupo de mierda, pero qué gente más agradable, encima me han dejado un ampli”. Esto pasa de verdad. Hay una mezcla de corporativismo mal entendido y de no querer quedar mal con gente que es agradable. Molaría poder decir esto abiertamente: no sólo los grupos que te gustan. Que si Izal te parecen una puta mierda se pueda decir sin que pase nada.

Mi preferida de todo el doble (Y probablemente, de todas las que habéis hecho) es “Un corte limpio”. ¿Qué me dices de ella?
Pues mira, a mí con el tiempo me ha dejado de gustar un poco. Pero bueno, está bien. Hubo un momento en que casi fue el primer single del tercer disco, pero al final nos rajamos y sacamos un single más estándar. Fue el segundo. No sé qué decirte de ella. Apareció, nos gustó mucho en su momento porque le sacamos un arreglo un poco diferente, un poco llamativo para esa época del grupo (no habíamos hecho muchas canciones en ese plan). La letra es muy buena.

“¡Viva!”
Igual es un poco más single clásico. Está guay, esa entradita…ésa sí que me sigue gustando mucho. Dos minutos y medio, la entrada instrumental mola mucho, el trocito antes del final…

“Fondo de armario”.
Hay canciones que vamos a tocar ahora presentando el recopilatorio que seguramente no toquemos nunca más. Y “Fondo de armario” no creo que la volvamos a tocar. Lo hemos dicho: este disco va a ser una buena manera de despedirnos de unas cuantas que tuvieron su momento. Hay canciones con las que tuviste una conexión muy fuerte en su momento, pero luego pasan los años y la pierdes. Luego, a veces, la recuperas, pero “Fondo de armario”… dices: “Sí, guay, me gusta, pero ya está fuera de nuestra mente un poco”. Pero bueno, está bien.

“Vas hablando mal de mí”.
Muy bonita, me gusta mucho. Nos parecía más una canción de rock clásico o un poco menos indie. Más rock estándar. Tiene un rollo como machacón un poco Spacemen 3, por ahí. Y eso está bien.

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