¿De qué forma diste a luz este proyecto y qué te impulsó a hacerlo?
Empecé a hacer música recuperándome de un susto importante de salud. En 2006 tuve una crisis nerviosa. Tuve que dejar el trabajo, en aquel momento me dijeron que tenía un trastorno de ansiedad. Pshycotic Beats nació como un proyecto de estudio en el que el planteamiento es no hacer conciertos. Ya lo tenía prohibido desde el principio, hace diez años, cuando saqué el primer disco, pero el resumen es que mi situación de salud se ha complicado y la prohibición ha sido ratificada por psiquiatra y psicólogo esta misma semana. Es una situación rara en el mundo de la música, pero yo no estoy aquí para tener en cuenta el libro gordo de Petete de leyes no escritas del indie, ese que nunca nadie ha leído o visto con sus propios ojos pero que sentencia todo lo que puedes y no puedes hacer en el mundillo este de la música. Los dos primeros discos tuvieron nombre de fármacos, los que tomaba en la época en que grabé los dos primeros discos. Dormihcum es un somnífero.
“Si me dijeran que me cambiaban la creatividad por la curación de mi trastorno lo rechazaría de fijo"
Killing Eve es una truculenta y trepidante serie que está ganando mucha notoriedad dentro y fuera de nuestras fronteras. ¿Cómo surgió la oportunidad de participar con Killer Shangrilah, uno de los cortes de tu segundo álbum Dormihcum (2013)?
Mi último disco, The Black Sea (2017), fue apoyado con muchas ganas por el equipo de Spotify Spain. Eso habrá hecho que el algoritmo de Spotify me incluyese en su lista semanal “Descubrimiento Semanal”, y de esa manera Catherine Grieves, la supervisora de la música de la serie se encontró con mi canción en su lista de Discover Weekly, y me contactó por el mail que tengo en mi Instagram de músico.
La canción sale en un momento en el que Villanelle, la protagonista de la serie, realiza su primer asesinato en una escena de más de un minuto en el que sólo suena mi tema, cosa que es como un sueño. Ese protagonismo fue muy sorprendente, yo pensé que la iban a usar de fondo o algo así.
Supongo que este hecho ha supuesto un punto de inflexión dentro de tu carrera musical, ¿En qué aspectos ha materializado este cambio?
Pues de momento mis artistas relacionados de Spotify han cambiado completamente y ya no tengo grupos de ámbito nacional si no a la crème de la crème de la escena mundial, y España ha pasado a ser el quinto país de mi ranking de escuchas. USA y UK son los países donde tengo más público. También he empezado a vender vinilos en Japón, Canada, Australia. Una locura. Estoy súper contento. Conseguir todo esto desde la autoedición y sin ningún apoyo de nadie, sellos, managers, discográfica, ha sido muy duro y he vuelto a dejarme la salud. Es mucho trabajo. Yo lo hago todo en el contenido de mis discos, pero también lo de fuera, y la venta del producto es lo que más quema y lo que te hace querer tirar la toalla, porque quitando eso todo lo que tiene que ver con grabar, componer y estar en un estudio es precioso, un privilegio poder hacerlo y expresarte a través de la música. La salud mental es mi carga y mi privilegio, porque de ahí viene mi creatividad, y si me dijeran que me cambiaban la creatividad por la curación de mi trastorno lo rechazaría de fijo.
Salvando esta canción, que se encuadra más en el sonido de los sesenta, el resto de tu producción está marcada mayoritariamente por los ritmos enfocados hacia la electrónica minimal y las pistas de baile. ¿De dónde nace toda esa diversidad compositiva?
El segundo disco, el que contiene la pista de Killing Eve, Dormihcum, era un disco conceptual con argumento, como si fuese la banda sonora de una película sin estrenar y sin rodar. Mi alter ego viajaba a una institución psiquiátrica, escondida detrás de los nichos en ruinas y abandonados de un cementerio. En los nichos dormían los habitantes o pacientes. Detrás de ese hospital había un Mar Negro donde la humanidad acudía a suicidarse en masa, como Moisés cuando se ventiló a los egipcios con su palo mágico.
De toda esta locura de Dormihcum (2013) nació The Black Sea (2017) que cuenta el suicidio colectivo y voluntario de la humanidad arrojándose al mar. Y estos argumentos me dieron pie a crear personajes que me inventaba para colaboradores que me prestaban su voz para mis primeras canciones cuando yo todavía no me atrevía a cantar. Y de ahí un poco el locurón de estilos y mezcolanza de influencias y tipos diferentes de canciones, que también es fruto de estar empezando y dar palos de ciego
La letra de Killer Shangrilah, nos habla de muerte y asesinatos en la dulce voz de Pati Amor. ¿Cómo la conociste y de qué manera decidisteis trabajar juntos?
Pati Amor era una conocida, teníamos amigos comunes y cantaba en un grupo de swing. Me encantaba lo que hacía pero no conocía nadie que cantase y pudiera ayudarme con mis canciones en Pshycotic. Empezó a cantar en otro proyecto en el que yo también participaba, que se llamaba The Bounce Committee y que tiene un disco, Please Kill Me, que es una verdadera joya. Nos hicimos amigos y ella me presto su preciosa voz para cantar Killer Shangrilah, que es esta canción descacharrante que no hay que tomársela en serio para nada. Simplemente mi personaje en el disco, se encuentra con una paciente en aquel hospital que está allí por haberse cargado a su psiquiatra, porque él trataba de curarla, pero ella loca estaba más a gusto. Y en la canción disfruta mucho contándome lo bien que se lo había pasado cargándose al sujeto.
Mis discos hay que afrontarlos con la sonrisilla de medio lado de quien disfruta de la ironía y de la sátira, y no tomándose en serio el dramón que supuestamante empaña todas las canciones. Hay que disfrutarlos desde la luz y desde la oscuridad. Killer Shangrilah es una canción anécdota en mi carrera, pero todo lo que la ha rodeado ha sido maravilloso, así que bendita sea.
“Se me han quitado las ganas de muerte y oscuridad y pretendo tirar por un álbum más luminoso y más sintético”
Evidentemente, el tema fue concebido mucho antes de que la serie fuera lanzada a la pantalla. Por lo que he apreciado, la muerte, de una u otra forma, es un elemento muy recurrente e inspirador en tus canciones. ¿Qué te impulsa a hablar de ella?
Pues sí, fue hace seis años. Tres personas de círculos de amigos diferentes, circunstancias diferentes y problemáticas diferentes, se suicidaron. Yo era muy pequeño, tenia 25 años cuando pasó por primera vez, acababa de pasarme lo de mi problema mental, y de repente todo el mundo se quitaba la vida a mi alrededor. El suicidio, igual que las enfermedades mentales, es un tema tabú y eso siempre trae consigo exceso de ignorancia. La mayoría de la gente que se quita la vida lo hace porque tiene alguna enfermedad sin diagnosticar, no porque quieran tirar por la vía fácil como dicen muchos gilipollas, o porque sean cobardes.
Todo esto ya lo he superado, me ha costado tres discos estar en paz con el asunto, pero me ha marcado y desde muy joven aprendí mucho que la vida es muy áspera, pero bendita experiencia. A pesar del mal momento personal, voy camino de los cuarenta y no me cambiaría por alguien más joven ni loco. Estoy orgulloso de cada arruga de mi rostro.
Háblanos un poco del futuro de Pshycotic Beats.
El año que viene saldrá mi quinto disco como Pshycotic Beats. El disco que grabé como proyecto paralelo con Pati Amor lo considero también parte de mi carrera, y estoy muy orgulloso de él.
Como no me encuentro bien, se me han quitado las ganas de muerte y oscuridad y pretendo tirar por un álbum más luminoso y más sintético, pero voy despacio. Estoy haciendo mis primeras banda sonoras, tengo trabajo y proyectos interesantes por delante que no puedo desvelar, y voy trabajando en el álbum poco a poco. Estoy pensando en un sonido más sintético. Menos arreglos de cuerda y más maquinas. Y un poquito de luz, pero teñida del negro opaco que me caracteriza. Tampoco quiero hablar mucho, porque luego cambio de opinión o me sale otra cosa.
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