¿qué ha cambiado en tu vida artística después de que tu tema ‘Killer Shangri-lah’ sonara -y se utilizara a nivel mundial en los tases promocionales- en la famosa serie televisiva de culto ‘Killing Eve’?
Lo primero poder ponerme un estudio de grabación en condiciones y gastarme mucho dinero en plug-ins, de las mejores librerías de samples del mundo, que para mí son las de Native Instruments, las que se utilizan para hacer los discos de verdad, las bandas sonoras de películas, que es a lo que me quiero dedicar hasta que me muera, ya he empezado a trabajar en proyectos muy interesantes y a Pshycotic Beats le quedan un par de discos como mucho.
Dicho tema está cerca de superar el 1.500.000 streams en Spotify de manera orgánica, desde la independencia más absoluta, ¿conoces algún caso en España similar a éste?
Por lo que yo sé no le ha pasado a nadie, independiente o con contrato discográfico. Yo mismo me encargue de negociar los contratos, buscarme un buen abogado, cosa que fue una tarea hercúlea, y encontrar un gestor que supiera de leyes internacionales, hubo que preparar facturas para USA, UK; Canadá, Taiwán, Australia, Ámsterdam, y cada país tiene su librillo. Eso es lo que tiene mérito, yo me lo guiso y yo me lo como todo.
Antes de meternos más en harina, me gustaría saber qué balance haces de estos primeros diez años de carrera musical… ¿y qué esperas conseguir en los diez siguientes?
Cuando publiqué 'Rexer Flash' no tenía ninguna intención de acabar profesionalizándome en la música. No tuve nunca vocación de ser músico. Yo era licenciado en Comunicación Audiovisual, mi trabajo era la realización y el montaje. Lo dejé todo por la música después de 'Dormihcum'. Y todos los sueños más grandes que tenía los he cumplido, he superado todas las expectativas. Adoro todas las partes del proceso de crear, pero con el mundo de la música vomito. Qué bobo es todo el mundo en este mundillo, hay excepciones, y un diamante en cada sitio, agencia, medio, periodista, radio, pero la mayoría tiene un ego mucho mayor que el de muchos artistas y yo me pregunto: ¿Pero tú qué sabes hacer? Anda ya para tu casa a vender humo. Durante los próximos diez años quiero mantenerme, pero me encantaría tener una carrera larga y mis sueños son a muy largo plazo, yo quiero un puto óscar a la mejor banda sonora, es mi sueño imposible. Es que soñar que me dan el premio Ruido pues me parece un poco peñazo, ya que sueñas, hay que soñar lo imposible que es más divertido. Pero ahora fuera de broma, mi sueño es tener una carrera larga y el reconocimiento de mis compañeros de profesión, en ese sentido me apetece lo del Óscar en plan premio honorífico cuando sea mayor, de reconocimiento sobre todo a haberlo luchado como un león.
"No conseguiremos nunca que los periodistas entendáis que lo de las influencias no es una cosa planificada".
El caso es que, tras el exitazo de tu referido tema en la susodicha serie, ahora acabas de presentar un nuevo EP llamado ‘The Bleeding Songbook’ con temas hechos al estilo, años 60, inspirados en ‘Killing Eve’, ¿por qué razón? ¿Podemos calificarlo de capricho?
No, honestidad, ante todo, esto es un intento de capitalizar el éxito de ‘Killing Eve’. Me propusieron presentar más canciones. Sin compromiso. Yo las hacía, se las mandaba y si en la sala de montaje les cuadraban tirábamos adelante y si no pues mala suerte. Mandé las cinco canciones antes de que empezasen a rodar sin guiones ni tramas para guiarme a la hora de componer, y las canciones que hice fueron en la línea de la situación de los personajes de las dos primeras temporadas, y tuvimos un feedback buenísimo, se habló de usar las cinco canciones, les entusiasmaron, pero no habían empezado a escribir los guiones y fue quizá demasiado pronto. En ‘Killing Eve’ tienen la política de cambiar showrunner y jefe de guionistas en cada temporada y además tienen que ser chicas, y la nueva jefa ha dado un volantazo a todo la trama y el estilo de la serie, a nivel musical y sobre todo a nivel letras. De modo que nada de lo que habíamos mandado servía porque mandamos temas de amor verdadero entre chicas que están fascinadas la una por la otra y ahora no se pueden ni ver. Bad timing.
En las canciones del EP aparece la voz de Pati Amor, con la que no colaborabas tras siete años… ¿qué ha supuesto este reencuentro para ambos?
Un reencuentro bonito, estábamos enfadados, de esos enfados de niños pequeños y malentendidos de vergüenza ajena que después de 7 años sin hablarte no recuerdas ni cuál fue la razón del desencuentro. La experiencia ha sido totalmente opuesta a ‘Dormihcum’. Entonces éramos unos niños divirtiéndose, nos pasábamos borrachos de litronas todo el día cagados de la risa. Yo ahora me he profesionalizado, tengo un sello desde hace 7 años, compongo repertorio para otros artistas, produzco discos y vivo de esto, no me dedico a otra cosa, la música es mi única ocupación. Esto ya no es un hobbie. Pati además tiene una familia preciosa, tiene un crío que es para comérselo y nos hemos hecho mayores. La grabación fue muy profesional, pim pan pum, sacar el trabajo adelante y cero risas. Teníamos unos timings muy apretados y para mí ha sido una experiencia muy agobiante.
Escuchando ‘The Bleeding Songbook’ es casi imposible no pensar en Tarantino y Almodóvar, pero también en David Lynch, ¿por qué no pensar que tras haber conseguido el hito de ‘Killer Shangri-lah’ en ‘Killing Eve’ alguno de estos directores podría escoger estos temas para poner banda sonora a sus pelis? ¿Les saldría muy caro?
Ya lo he pensado, yo tengo mucha manía de soñar y pensar en grande. A Tarantino, se la regalaría, yo no soy nadie, no puedes perder una oportunidad como esa por regatear por algo tan tonto como el dinero y pensar con el símbolo del dólar en vez de con el cerebro y hacer como en el cuento de la lechera. Los precios de estas sincronizaciones son una mierda, porque acuden a ti por tu talento, pero porque no eres nadie y tus derechos fonográficos valen o,50 céntimos. Pero joder, he estado dos años tratando con Hollywood, ‘KIller Shangri-lah’ ha impresionado a todo el mundo y las canciones una vez las sacas están ahí para la posteridad, lo mismo dentro de otros 7 años alguien se encapricha de una de estas canciones. Ojalá. Me he dejado la salud literalmente trabajando sin piedad.
Estas canciones tiene toda la pinta de haber sido grabadas con músicos de sesión, ¿ha sido así?
Sí, ha sido lo más bonito del proyecto. He contado con David Pamo al bajo, Alberto Román al contrabajo y Pablo Chávarrí a las guitarras. Y lo mejor es que he conocido un montón de gente que participará en el disco nuevo. Y empiezo a tener un equipo de colaboradores, quiero construir una pequeña familia. He encontrado al portadista de mis sueños, Alberto Sernández que ha hecho esa obra maestra de portada de las que hace que comprar el vinilo merece la pena, aunque no venga disco dentro.
Aquí todo suena a Phil Spector, Joe Meek, Jack Nitzsche, The Ventures, The Crystals, Ike & Tina Turner, The Shangri-Las, Abbe Lane, Lola Beltrán, La Lupe, etc. ¿Has aprovechado para meter en el mismo saco a todas tus influencias no electrónicas más confesables?
No conseguiremos nunca que los periodistas entendáis que lo de las influencias no es una cosa planificada, parece que nos imagináis haciendo reuniones rollo conspiración judeomasónica para decidir qué vamos a copiar, o qué guiños u homenajees vamos a hacer. Te sale lo que has escuchado a lo largo de tu vida y en el momento no te das cuenta de lo que haces hasta que un año después haces las entrevistas de promo.
También es una evidencia es que con este ‘The Bleeding Songbook’ parece queempiezas a desmarcarte del oscurantismo -de muerte, suicidio y tenebrosidad- de tu anterior trilogía discográfica… ¿es el primer paso hacia una etapa más luminosa e incluso feliz?
No estoy seguro, ‘The Bleeding Songbook’ es un disco de encargo para presentar a una serie que tiene muy delimitado el rango estilístico de su banda sonora, es todo 60’s vintage, suciedad, Phil Spector, toneladas de spring reverb, etc. Pero mi nuevo disco no va a ser luminoso en cuanto a temática, yo eso no lo sé hacer, no está en mi ADN. Pero la muerte esta vetada. Ya he explotado el tema demasiado.
"La industria musical o se une y es inclusiva, teniendo en cuenta las situaciones de todas las partes o se ira a la mierda independientemente del Covid-19".
El primer single - ‘Desciende a mí’ - ha supuesto ser tu primera canción en castellano… ¿este bolero raro, tan sexy como inquietante no se podría haber entendido mejor que en nuestro idioma? ¿Seguirás apostando por el castellano en próximas canciones?
No, me lo he pasado bomba haciéndolo, pronto se va a ver un documental muy divertido sobre cómo surgió la canción en el que se va a entender cómo funciona el proceso creativo de un artista, lo espontaneo y azaroso que resulta, pero Pshycotic Beats es un proyecto con vocación global, mi sueño era colar una canción en el mercado internacional, y lo he conseguido a los 5 o 6 años de carrera. Ha ido todo muy rápido, el castellano quizá para otros proyectos, pero ‘Desciende a mí’ fue un encargo, un bolero años 50 es lo último que pensé que haría. Pero estoy muy contento de haberlo hecho.
Si te pidiera que escogieras una de entre todas las canciones del disco, ¿Cuál sería? ¿Por qué?
‘You Cannot Hide’ es la más Pshycotic Beats de todas. No sé de dónde ha salido, es muy yo, pero por primera vez estoy componiendo música que no se basa en algo que ha hecho un tercero, no estoy copiando. Está construida alrededor de una percusión muy tribal, un piano, unos coros y una línea de guitarra surfera. Es muy cinematográfica, muy narrativa, con elementos electrónicos, samples de violines desacelerados, me encanta, porque no estaba planeada y esas son las mejores canciones, cuando te salen en cero coma y no tienes ni pajolera idea de qué estás haciendo. Pero no sé de dónde han salido esas influencias, para mi esa canción es un misterio, y lo mismo pasa con ‘Desciende a mí’ que ha salido de mí, pero no entiendo muy bien cómo ni por qué he podido escribir esa letra, me salió del tirón y no tengo experiencia vital en el amor. Soy más de polvete rápido y “Por favor, vete de mi casa” (Risas).
Sabemos que ya, y al margen de esta feliz marcianada, te encuentras trabajando en el que será tu cuarto álbum que se llamará ‘Festering’, ¿es cierto que en el mismo te mostrarás más electrónico que nunca?
El nuevo disco de Pshycotic Beats va a ser muy electrónico y en ocasiones agresivo, en los anteriores había mucho piano, mucha cuerda, mucho bajo funky, y ahora me apetece hacer un disco más luminoso en cuanto a melodías; pero el trasfondo argumental será oscuro y malrollero como siempre.
Finalmente Andrés, en tu opinión, ¿qué panorama musical se nos quedará en España tras el covid-19?
Bueno, yo no tengo una bola de cristal. Pero por lo que no paso es que se utilice el tema de la pandemia para lloriquear y echarle la culpa al virus y a la tragedia que estamos viviendo. Basta ya de ese discurso victimista vomitivo, y vamos a hacer auto crítica de una puta vez. Todos somos culpables de la situación de la música española, que ya estaba muerta y enterrada antes del covid-19. Ya se hizo con la piratería lo del llorar amargamente, y la piratería no fue para nada lo que mato a la industria, fue Internet y el exceso de oferta, la gente descargaba discografías enteras que no han reproducido ni una sola vez. En el 2020 la oferta de contenidos es inasumible, no sólo tenemos 100 o 200 novedades discográficas a la semana, ahora hay que cargar con las 200 plataformas de contenidos audiovisuales que no teníamos hace 3 años, y con el hecho de que todo el mundo está grabándose las 24 horas del día para los stories de Instagram, por lo que la población mundial se ha convertido en generadora de contenidos, con lo ya no se presta atención a los contenidos de los demás. Una campaña en medios exitosa con muchos impactos en prensa muchas veces se traduce en cero streams, cero plays, las noticias se leen poco, pero lo que se enlaza no se reproduce nunca.
¿Habrá lugar para la cultura, y por ende la música, en esa nueva normalidad?
El mundo de la música en España tiene problemas muy variopintos: Todo el mundo va a su bola, No estamos organizados de manera uniforme remando todos a la vez a favor de obra como el sector del cine, esto es un “sálvese quién pueda”, todos mirándose el ombligo y sin pensar en cómo lo está pasando el compañero. Compañerismo no hay. No tenemos una academia de premios, no tenemos un organismo que se ocupe de las necesidades de todos los estratos de la industria. Debería existir una organización universal, en la que quede todo el mundo tuviese cabida, y en la que no se pusiese la zancadilla a todo bicho viviente. ¿Qué tenemos? ¿La SGAE? ¿Pero qué puta mierda es esa?? Es imperativo que exista una organización que se ocupe de todos los aspectos del sector: Precios de entradas y discos, calidad de las grabaciones, se ignoran durante años a los grupos emergentes, a los que se obliga a arrastrarse por el suelo durante 17 años y sacar 12 discos en la calle para tomárselos en serio, luego se le lame el culo a proyectos que son una puta mierda, la bazofia de la temporada que sabemos todos que no van a durar más de un disco y que son el capricho del año. No se vela por la calidad de las grabaciones, no hay una crítica que critique, es todo muy blanquito, muy Walt Disney no se pone verde a nadie cuando se lo merece, tampoco se le da cancha al que hace un discazo ni se le da palos al que hace Basura con B mayúscula.
La industria musical o se une y es inclusiva, teniendo en cuenta las situaciones de todas las partes o se ira a la mierda independientemente del Covid-19. Toca estar unidos, ser creativos, valientes, audaces y empezar a tomar conciencia de una santa vez de que estamos haciendo arte, o deberíamos intentar por lo menos volver a convertir a la música popular a la categoría de disciplina artística que fue, y fue grandiosa, pero no creo que se consiga, cada uno seguirá mirándose el ombligo, mientras lloriquean y hacen gala de un victimismo ridículo.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.