La pandemia fue un torpedo en la línea de flotación del cuarteto, cuyo anterior LP se publicó en lo peor del infausto 2020. “Tiempos maravillosos”, suelta con sorna Joe Casey en el lobby de un hotel madrileño. Es un lujo poder verle a él y al guitarrista Greg Ahee en persona. Con su espíritu desmitificador y abundante humor negro explican cómo resucitaron la banda después de haber considerado tirar la toalla.
Lo único bueno del desastre es que casi siempre hay luz al final del túnel, reconocen con una nueva colección de canciones que busca precisamente esos resquicios de esperanza, siempre dentro de su patentada visceralidad. Ayuda que Casey esté a punto de casarse. “Ya ves, he engañado a una tonta”, dice con el sarcasmo marca de la casa. El guitarrista se incorpora un poco más tarde.
Os vi hace unos meses en el último concierto que disteis en Madrid, no muy lejos de aquí. ¿Cómo alcanzas ese nivel de intensidad?
(Joe) Bueno, normalmente me tomo un par de copas, supongo que es mi calentamiento (risas). Y no sé, luego hay una combinación de miedo escénico y ansiedad. Me lanzo y ya está. Ayuda tener un grupo con mucho volumen detrás de ti. Te sirve un poco de escudo.
Vuestro anterior disco salió justo al inicio de la pandemia. Han sido años muy difíciles y doy por hecho que para vosotros fue complicado. ¿Cómo lo llevasteis?
(Joe) Para nosotros fue muy malo. Hubo bandas que hicieron cosillas por Zoom: ensayaron, dieron conciertos o compusieron álbumes, pero nosotros como grupo no hicimos nada. Yo no pensé en la música durante casi un año, porque el disco salió y no pudimos hacer gira. Fue deprimente. Tuvimos que evaluar si la banda merecía la pena. No teníamos ni idea de cuándo podríamos volver a tocar, y nos metimos en el bucle de “¿Qué hago ahora?”. (Greg se incorpora). Me estaba preguntando cómo nos sentimos durante la pandemia. Le he dicho que “horriblemente” (risas).
“Tener la suerte de girar por otros países te hace caer en que Estados Unidos es un país incluso más raro de lo que pensabas”
¿Y la decisión de no hacer nada por Zoom o a distancia fue por la música que hacéis, o tuvo que ver con alguna razón más filosófica de fondo?
(Joe) Fue más mental, sí, como que no nos apetecía. Aunque Greg puede venir en un momento dado con material, para montar una canción los cuatro tenemos que estar juntos. Zoom no parecía el modo de hacerlo…pero fundamentalmente lo que pasó es que estábamos de bajón porque habíamos pensado en girar mucho con el nuevo álbum, y cuando eso se disipó no le veíamos sentido a hacer esto.
(Greg) Hicimos un par de sesiones sin público y la sensación fue siempre rarísima. Tocar delante de una cámara sin nadie en una habitación…te sentías miserable, aislado.
Como si estuvieras haciendo algo falso.
(Greg) Falso, y además sin cumplir aquello por lo que empezamos. Para nosotros no era divertido en ningún aspecto.
(Joe) En el escenario yo no estoy siempre cantando…
(Greg) Yo no cogí una guitarra en un año. Cuando volví a tocar tenía los dedos llenos de ampollas…tuvimos que dejarlo unos días porque me sangraban. Había sido la vez que más tiempo había dejado de tocar desde que tenía trece años.
(Joe) Al final, lo último que le apetecía a la gente entonces era ponerse a hacer música.
¿De qué manera aquel estado de ánimo permeó en las canciones?
(Joe) Bueno, en las letras me pareció que debía hacer referencias muy específicas a la pandemia, eso lo tenía que tratar, pero mi principal objetivo era no aferrarme demasiado a ello, porque el disco anterior trataba mucho de la enfermedad y la muerte. Lo que tenía que hacer era hablar de lo que pasara cuando la pandemia acabara, y por eso lo que más me inspiró fue cuando en Estados Unidos empezó a decirse que se había terminado y que no había que preocuparse más de ello. Que la gente había empezado a pasar página.
¿Y musicalmente?
(Greg) No fue a posta, pero al escuchar el disco después de acabarlo me he dado cuenta de que hay mucho más espacio que en los otros. Quizá fue porque cuando grababa mis partes sentía el aislamiento, me acuerdo perfectamente. Yo lo que intentaba es que sonara un poco más cálido, pero a veces suena frío en un sentido que funciona. No recuerdo sentarme pensando en que sonara más cálido que el anterior y no sé si fui capaz.
(Joe) A mí me pasó lo mismo. Al principio pensaba en componer sobre lo terrible que es el mundo, pero después me di cuenta de que tenía que compensar con algo que fuera, si no positivo, sí al menos realista y no tan de bajón.
(Greg) Creo que se nos malinterpreta con la idea de que queremos ser muy negativos. No somos gente desgraciada en todo momento…lo que pasa es que el modo en que componemos se basa en lo que sabemos y cómo es el mundo, y todo eso se acaba metiendo. Pero para mí, incluso la música que para mucha gente es oscura y deprimente, no es así para nada. Siempre encuentro algo lleno de júbilo y precioso en todo lo que tratamos de hacer. Hasta el material más oscuro no me lo parece…no sería divertido tocar cada noche cosas que fueran un bajón total.
A mí me pasa lo mismo: disfruto mucho de bandas que hacen música supuestamente muy oscura.
(Greg) Claro, yo no quiero dar la brasa a nadie. La oscuridad es parte del arte y de la vida, pero no quiero que sea lo único que sientas.
Quizá en este disco haya más variedad de tonos.
(Greg) Yo diría que sí. Es curioso, porque fue en el anterior cuando intenté conseguirla, pero no se dio. Como teníamos todos esos instrumentos de jazz alrededor, lo que hice en su mayor parte fue integrarlos con las partes de guitarra. Aquí como pasamos mucho tiempo editando los arreglos de sinte y cosas así creo que hay un poco más de variedad. Y con las escuchas esperamos que afloren más cosas que en el último.
¿Qué me podéis contar del título? Siempre habéis cultivado el sarcasmo, pero igual aquí puedes aferrarte a diversas interpretaciones.
(Joe) Sí, el título viene de una ilustración de un tipo llamado Maxfield Parrish. Hizo muchas ilustraciones para libros infantiles, cosas muy fantásticas. Pero esto viene de un libro de naturaleza del estado de Arizona. Visité a mi prometida allí en el desierto. Siendo un urbanita me afectó emocionalmente estar en el desierto…y los colores de la ilustración son muy interesantes. Era un poco el tema que quería tratar, lo de volver de esta especie de desierto mental y moverte a una cosa que crece. Como que incluso en el desierto hay cosas que crecen. Salen cosas buenas incluso de los momentos más oscuros y deprimentes. Quería asegurarme de que las canciones tuvieran algo de esta luz.
Además, la portada es muy diferente a lo que habéis venido haciendo. ¿Por qué?
(Joe) Los primeros cinco discos tienen una sola persona o imagen. Pero en este caso, como la conexión humana era lo más importante, se me ocurrió tener al menos dos personas. Hay una con una máscara, un poco oscura, que es un poco quizá como me sentí yo durante el COVID y otras cosas que me pasaron. Veremos si en el próximo hay tres personas (risas).
“No sería divertido tocar cada noche cosas que fueran un bajón total”
Siendo vuestro sexto disco, ¿qué retos se os presentaron?
(Joe) Bueno, además de todo lo relacionado con pensar si la banda era viable, una vez nos pusimos nos dimos cuenta de que es un buen modo de ser creativo. Fue un placer hacerlo...una vez llegamos a ese punto. Pero esto no es como montar en bici, que te subes y ya está. Tuvimos que aprender a hacerlo de nuevo.
(Greg) Llevó tiempo.
(Joe) Es como un renacimiento o algo así. Un segundo acto. Nos tenía que apetecer mucho. Y lo hicimos.
(Greg) Para mí es una locura que llevemos diez años haciendo discos. Llevamos ya juntos casi quince años, y nunca lo habría imaginado. No he tenido una relación, más allá de la familia, que haya durado tanto, es de locos.
Supongo que la amistad es la clave.
(Greg) Es un tópico, pero al final esto es como un matrimonio: vas a discutir, te vas a pelear, pero tienes que aprender a seguir. Si estás de gira y alguien te toca los huevos -lo cual va a pasar-, tienes que aprender a pasar página rápido, porque si no, vas a acabar como otros grupos. Y yo no quiero acabar sin hablarme con Joe, viajando en furgonetas separadas durante veinte años.
(Joe) Estamos en esto por el dinero. Estoy contigo sólo por el negocio (risas). Ganamos muchísimo.
(Greg) Sí, sí…
Hablando de dinero y capitalismo, y como alguien que ha viajado mucho a Estados Unidos (aunque no a vuestra ciudad): vosotros hacéis muchas referencias al lado oscuro del capitalismo. Estados Unidos siempre me ha parecido un país extremo y muchas veces incomprensible. Por lo menos desde el punto de vista europeo.
(Joe) Tener la suerte de girar por otros países te hace caer en que Estados Unidos es un país incluso más raro de lo que pensabas. Cuando creces es difícil que te des cuenta de lo extremo que es. Ahora mismo estamos en un lugar muy malo. Trump era malísimo, una especie de bufón interesado, y ha inspirado a un montón de gente que se ha dado cuenta de cómo prosperó, pero que son malvados y se creen lo que dicen. Así que se están aprobando un montón de leyes ridículas que pueden ser muy dañinas. No se toca fondo. Se está fomentando un marco mental de tener miedo a todo. Es como si la gente estuviera aislada cultivando setas en su patio trasero y se las tomara cuando se siente mal…hay un montón de setas ahora mismo en Estados Unidos.
(Greg) Sí, lo único bueno de Trump es que cierta gente le puede engañar para que haga un par de cosas buenas: así de estúpido es. Como dar cheques durante la pandemia, porque ponía su nombre y le venía bien a su ego. Estos otros tipos son más listos que Trump, y hacen cosas peores porque saben lo que hacen.
Volviendo a la música, me gustaría hablar de un par de canciones del disco. La primera es “Elimination Dance” y su ritmo brutal.
(Joe) Es una de las que pudimos probar en directo cuando volvimos a girar. Sabíamos que tiene un groove particular, y al desnudarla creo que salió sola.
(Greg) Acabó saliendo en el estudio, porque allí no estás grabando todo en directo. Lo primero que hicimos fue el bajo y la batería. En la versión en directo toco una guitarra muy alta todo el rato, y cuando oí el bajo sin distorsión con la batería, dije: ya lo tenemos. Teníamos que cortar la guitarra en un trozo grande. En directo hago una cosa mínima. A veces me cuesta porque soy guitarrista, pero debes hacer lo que le viene bien a la canción. Y lo importante de ésta es el bajo y la batería. Después de tocarla tantas veces, encajó en el mismo estudio.
“A la gente le cuesta un poco pillar lo que hacemos”
“3800 Tigers” tiene un aspecto juguetón que a veces se pasa por alto de vuestras canciones.
(Joe) La gente suele decir que este tipo de canciones son brutales, y en parte es porque meto muchas bromas. Pero no pillan el humor. Quería hablar de los pocos tigres que quedan en el mundo, pero también de los Detroit Tigers, el equipo de béisbol, con referencias a algunos de mis jugadores preferidos. Al principio era una canción grande de rock, pero le añadí cierta alegría, se lo merecía. “Eating up tigers” es una frase célebre en Detroit que la gente se grita cuando se encuentra. Era mi oportunidad de meterla.
(Greg) Y es de las primeras que compusimos. La idea era hacerla rápido para que volviéramos a hacer música, sin preocuparnos demasiado de la estructura. Que fuera potente y rápida. Salió de la necesidad para seguir adelante.
(Joe) Sí, en cuanto a la letra no quería dar ningún mensaje sobre algo. Me di cuenta de que no tenía que escribir la canción definitiva sobre el COVID. Para nada.
(Greg) Al principio del grupo las canciones más ligeras se quedaban fuera de los discos. Y en este caso dijimos que no sería así, las necesitábamos. Al final, ése es el mensaje: no todo tiene que ser tan serio.
(Joe) No todo disco de Protomartyr tiene que ir de un pringado triste. Lo es normalmente, pero…(risas).
Hablando de humor. No puedo dejar de preguntaros sobre el vídeo de la marioneta de “Processed By The Boys”, del anterior disco. Lo he visto incontables veces, y me sigue pareciendo hilarante. El contraste entre la música y lo que pasa ahí…si no me equivoco, se inspira en algo que pasó en la televisión brasileña, ¿no?
(Joe) Sí, vi un clip en Youtube y pensé que sería buena idea. Y cuando lo sacamos, millones de brasileños nos decían que era lo más importante que se había hecho por su cultura…fue pura suerte, pero no cabe duda de que el vídeo ayudó a la canción. Pensamos que sería muy divertido por eso: la canción es muy excesiva.
(Greg) Y el vídeo se va haciendo chungo (risas).
(Joe) Sí, pero la gente sigue bailando y sonriendo en el vídeo. Nos gusta ese tipo de material. Porque incluso en tu peor día te vas a reír de algo, lo quieras o no. Así funciona el cerebro.
Me pregunto cómo enfocáis vuestros vídeos.
(Joe) Ojalá los hiciéramos más nosotros, porque a veces se nos ocurren ideas muy buenas…pero trabajamos con buenos colaboradores. Gente que sabe lo que hace. Pero siempre es un reto, porque cuando haces música quieres dejar espacio a la interpretación. Y a veces un vídeo es tan potente que puede eclipsar a la canción. Creo que los buenos vídeos no se tragan a la canción. Pero nos encanta el cine y tenemos muchas ideas.
(Greg) La mayor parte no tienen una narrativa clara, porque entonces es cuando se asocia.
¿Qué expectativas tenéis en este punto?
(Joe) Ninguna. Ojalá pudiera decirte que va a ser el disco que más venda, o el que nos va a permitir tocar en sitios más grandes, pero creo lo mejor es poder haber tenido una carrera tan larga y seguir siendo capaces de disfrutar, sin pensar que lo que hacemos no está tan bien como antes.
(Greg) Llevamos haciendo esto el tiempo necesario para saber que no tiene sentido tener expectativas. Hay muchas cosas que no están en tus manos. Haremos entrevistas y conciertos, pero más allá de eso lo único que puedes es esperar conectar con la gente y ganar dinero suficiente para continuar. Eso es todo.
El otro día escuchaba el nuevo disco de una banda irlandesa joven (no voy a decir el nombre) y me dije: Esta gente ha oído a Protomartyr. ¿Qué os parece?
(Joe) A veces es estupendo, porque halaga mucho y otras, especialmente si son más populares, es un poco frustrante: piensas que han llevado lo que haces al consumo masivo, y que tú también podrías haberlo hecho.
(Greg) Él otro día hablaba con un amigo que ha girado con una de esas bandas a la que quizá influenciemos, y que son más conocidas, y lo bueno que tiene es que atraen a chavales a los que puede que nosotros echáramos para atrás. Porque a la gente le cuesta un poco pillar lo que hacemos. Esos chicos en un momento dado puede que nos den una escucha. Y eso está bien.
(Joe) Sí, cuando yo era chaval me gustaba explorar las influencias. Esto funciona así.
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