Pirámide es sinónimo de tradición y vanguardia con denominación de origen del Bajo Guadalquivir, concretamente de Los Palacios y Villafranca (Sevilla). ¿Cuál es el germen del proyecto y de vuestro colectivo?
El nacimiento de Pirámide, se encuentra, como bien dices en la experimentación electrónica. Aunque nuestros gustos musicales abarcan un amplio espectro, el interés de Pirámide está muy focalizado en la búsqueda de algo nuevo. La electrónica nos permite recorrer estos nuevos caminos y salirnos un poco de lo habitual.
La tradición viene sola. La llevamos en la mochila de las experiencias, forma parte de nuestra vida, cultura y día a día. Nos resulta complicado incluso separar una cosa de la otra. Queremos crear material nuevo y para ello, utilizamos las herramientas más cercanas. Como decíamos en nuestros inicios, la tradición también evoluciona, y lo hace incorporándola en los procesos y estilos más novedosos.
"La tradición viene sola. La llevamos en la mochila de las experiencias, forma parte de nuestra vida, cultura y día a día."
El primer largo de Pirámide se titula 'Campo Modular', un LP que habla de localismos en clave universal a través de la experimentación electrónica y el folklore más arraigado como el flamenco, la copla o la Semana Santa. ¿Qué queréis contar con este relato?
Nuestro principal objetivo es dar visibilidad a las sonoridades locales de nuestra zona, el Bajo Guadalquivir, y lo intentamos hacer desde un prisma vanguardista. Los conceptos son muy importantes para nosotros, y en cada tema intentamos desarrollar una temática con peso cultural actual, a la vez que lo contamos usando recursos tradicionalistas. Unas veces más evidentes que otras, intentamos también que cada oyente pueda sacar sus propias conclusiones (nos parece más elegante).
La tierra, lo local, es un leif motiv en Pirámide. Sin ir más lejos, Campo Modular abre con un pregón (palo flamenco) de la uva de Los Palacios, que ya interpretaba Manolo Caracol por los años 50. La fecha de publicación del disco tampoco es aleatoria: sale a la luz el 8 de septiembre, un día antes del Día de la Agricultura.
Como decíamos anteriormente, lo local lo llevamos dentro y no queremos que se quede guardado. Los Palacios es un pueblo históricamente agrícola, hemos crecido empapándonos de ello y nos parecía un gesto bonito y honesto publicar el álbum el Día de la Agricultura, ya que es está muy presente en él. Tanto es así que como dices, el disco abre con una reinterpretación del “Pregón del Uvero” de Caracol que, según los estudios actuales, inauguró la Peña flamenca de “El Pozo de la Penas” de Los Palacios en 1951. Pero es que, además, cerramos nuestro álbum con otra reinterpretación del mismo pregón diametralmente opuesta, “El Pastillero”, que hace apología de la evolución permanente del flamenco. No podemos evitar abordar estos temas, probablemente hayamos escuchado las mismas veces a Rocío Jurado o Enrique Morente que a Aphex Twin o Thom Yorke.
El componente audiovisual también es esencial en los directos y los videoclips de Pirámide. ¿Los desarrolláis vosotros mismos o contáis con un equipo?
Aunque nos solemos rodear de grandes profesionales y hacer colaboraciones con artistas que nos inspiran, el apartado visual de Pirámide lo dirigimos, conceptualizamos y trabajamos nosotros mismos. En Pirámide lo visual es tan importante como lo auditivo y le dedicamos mucho esfuerzo y cariño. De hecho, aunque todos opinamos y propongamos ideas, una tercera parte de Pirámide está dedicada casi exclusivamente a lo gráfico: desde portadas y carteles de concierto hasta los videoclips o las visuales que podéis ver en los directos. Creemos que parte de nuestra identidad reside en el sentido de la vista y no entendemos Pirámide sin ello. Y pasa como con la música: tenemos grandes influencias, tanto cercanas (Sebastián Bollaín o María Cañas) como extranjeras (Buster Keaton o John Carpenter). Además, nos parece el paso natural hacia el futuro de los conciertos, donde no solo el oído esté ocupado, sino que los ojos también trabajen, y más cuando tenemos a compañeros que lo están haciendo tan bien como Los Voluble o Kraftwerk.
La memoria histórica también está muy presente en la música de Pirámide. Vuestro primer EP se titula 'El canal de los presos' y, de hecho, Campo Modular está dedicado a los presos del canal.
La memoria nos parece importante. Es un método importante de aprendizaje para no volver a cometer los mismos errores. Sea cual sea el tinte que tenga la Historia, forma parte de nosotros. Especialmente cuando es tan reciente. Ocultar o intentar eliminar esa historia no ayuda. Sin entrar en ningún tipo de juicio, la historia debe ser conocida. Tenemos un ejemplo faraónico a las puertas de casa, como es el Canal de los Presos. Era obligación moral darle visibilidad, ya que incluso en nuestro municipio era desconocida. Hay peña que no sabe que va a celebrar su boda en cortijos que fueron campos de concentración. ¿Te imaginas celebrar una boda en Auschwitz?
"Hay peña que no sabe que va a celebrar su boda en cortijos que fueron campos de concentración. ¿Te imaginas celebrar una boda en Auschwitz?"
El disco resulta ser una especie de recorrido por los distintos palos del flamenco o la copla adaptados a la electrónica. ¿Tan arraigado tenéis la tradición flamenca?
En unos temas, como en el pregón del “Uvero”, se materializa en el compás de 12 tiempos, en otros como “El día que yo me muera”, en la composición de la letra, y en otros como “María de las Mercedes”, en el uso de samples de Semana Santa, pero en nuestro primer álbum está muy presente lo local. Incluso cuando no lo intentamos aparece, porque forma parte de nosotros.
Al mismo tiempo, desde mi punto de vista se trata de un disco conceptual que gira en torno a la agricultura y más concretamente a la vendimia...
Efectivamente, la vendimia tiene un peso muy importante, tanto es así que hemos montado un espectáculo escénico llamado Bacanal, con muchas de las canciones de Campo Modular. Este espectáculo camina por la historia de la vendimia, del vino y de la fiesta. Os animmamos a verlo, además la parte visual es muy potente, lleva edición de video en directo, video mapping y unos pasajes sonoros muy vanguardistas.
Empezasteis a lanzar singles y EPs en 2021, canciones que ahora forman parte del álbum, ¿Alguna razón para demorarlo tanto? A primera vista excepto 'María de las Mercedes' no se aprecian nuevas versiones de estas primeras canciones...
A nivel de composición, estos temas vienen de más atrás incluso. Los primeros fueron compuestos en 2019, aunque con el tiempo han ido evolucionando. Inicialmente estaban pensados para salir en 3 EP’s que formaban una trilogía conceptual (tradicionalismo + intimismo + festivo) con la experimentación electrónica como hilo conductor. Cuando nuestros amigos de Lunar Discos nos propusieron la idea de unir estos tres conceptos en un álbum, nos pareció una buena idea. El proceso de creación ha sido largo, porque era importante madurar el proyecto. Además, situaciones especiales como el COVID, o el crecimiento de la familia Pirámide ha influido en los tiempos. Hemos preferido hacer las cosas de manera pausada pero firme, para sacar lo mejor de nosotros.
En la nota de prensa del álbum se afirma que os basáis en tres pilares básicos para vosotros: Tradición vs Vanguardia, Intimismo vs compromiso social y Reflexión vs fiesta. ¿Un disco de contrastes?
Completamente. Se puede apreciar en cualquiera de nuestras canciones. Nos parecían muy interesantes ejercicios como el de pasar por el mismo tamiz una sevillana corralera y una base acid breakbeat, o tocar en un sintetizador semimodular los acordes de una alegría de Cádiz. Del mismo modo, nos gusta la filosofía, pero también la fiesta, y el compromiso social lo vemos igual de necesario que el amor. No sabemos si es una virtud o un problema, pero tenemos muy buen pico, nos gusta todo.
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