Iza se explica. “Las situaciones de pérdida de las canciones son bastante angustiosas en el sentido de que en los estados de angustia puedes meterte a fondo y, entre muchas comillas, regodearte u obviarlo e intentar que no suceda. Muchas veces se aprende de eso. Es como un canto a la angustia y a permitirse estar angustiado. Si no tienes tolerancia a la angustia, no puedes vivir con mucha libertad”.
"Todo lo que me dan a mí los hombres es esa dicotomía de las canciones, o son buenos o son malos" |
Lo que lleva al disco a tener un sentimiento un poco monocorde. “Este es un primer disco, claro, y lo he pensado, porque hay momentos en los que soy optimista y supongo que, cuando vaya haciendo canciones, iré aprendiendo esos registros. Una vez que has hecho un espectro de tristeza, luego el cuerpo también te pide algo de luz y de humor”. Pero aún no podemos disfrutar de la continuación de “Sólo me has rozado”, en el que el género femenino sólo es el yo, y los hombres son los protagonistas absolutos. “Todo lo que me dan a mí los hombres es esa dicotomía de las canciones, o son buenos o son malos. Son historias que pueden pasar, pero muy adornadas por pura poesía de la canción. Partes de una cosa elemental y luego vas añadiendo matices. El disco se mueve bastante en el terreno del abandono. El despecho es así, entonces una intenta encontrar a los demás como hostiles o como amigos, es la dicotomía en la que se mueve el disco”. O bueno o malo, pero con una diana muy clara, la angustia y los hombres sumados y hechos canción.
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