“Si Mac Demarco hubiera nacido en Girona sería un matado como yo”

Ni un año ha pasado desde “∆”, el penúltimo disco de El Petit de Cal Eril. Y algunas voces dirán que es precipitado, que no tiene sentido o cosas por el estilo. Pero la verdad es que la textura del nuevo álbum de la banda de Joan Pons transciende la dimensión de su último trabajo.

¿Cómo concibes este nuevo “Energia Fosca”?
Realmente es la primera entrevista que hago así que aun me lo puedo inventar todo. Es perfecto, ¡es como perder la virginidad! La verdad es que haces un disco y ya está, no piensas en lo que significa, pero justamente creo que este disco habla mucho de la duda existencial de porqué hacemos las cosas. “Energia Fosca” (Bankrobber, 19) es un disco de pop y una forma de justificación física y poco concreta de por qué pasan las cosas.

“Nosotros nunca hemos intentado hacer pop metafísico”

¿Crees que este nuevo trabajo está dentro de este movimiento y a su vez género del "pop metafísico"?
No creo que sea "pop metafísico". Quien lo escucha construye gran parte del discurso, gran parte del significado. En el simple hecho de escucharlo y de analizarlo ya le das la forma que tú quieres que tenga. Esta lectura me parece perfecta. Lo que está muy claro es que nosotros nunca hemos intentado hacer pop metafísico. Es un nombre que le dimos y que para mí esta ya descatalogado. Nunca he hecho un disco diciendo “venga va, vamos a hacer un disco que suene a pop metafísico”. No lo voy a hacer en mi vida. Este disco no tendría que sonar a pop metafísico, realmente el pop metafísico no existe.

¿Hay un hilo conductor entre este disco y los demás? 
Sin querer siempre hay este leitmotiv que va un poco en consonancia con las letras y las melodías. Es difícil que alguien haya oído a El Petit de Cal Eril y le pongas el disco y no lo reconozca rápidamente. Hemos conseguido que los discos suenen diferentes, pero se mantenga este embrión y no se desdibuje. Lo que hemos entendido es que cuanto más convencidos estamos de que lo que hacemos nos gusta, más gusta a la gente. Como este disco, que no tenía sentido grabarlo ocho meses después de sacar “∆”, pero como lo hemos hecho de una forma tan convincente que nadie nos ha dicho “¿que hacéis?”. Haciendo eso somos más felices.

“He tirado a la basura canciones enteras porque no he sido capaz de cambiar una palabra”

Parece que hay un cambio substancial en las letras. ¿Son más tangibles? 
Puede ser. Mi forma de hacer la música es una cosa totalmente automática. No soy capaz de escribir una canción sobre una cosa concreta, sino que lo único que puedo hacer es crear una situación que normalmente recae en el contexto en el que hago la música, que no en la música que estoy haciendo. Creo una situación en la que yo me pueda sentir relajado y a partir de ahí intento ir abriendo puertecillas dentro de mi cabeza y la canción sale. Es como un tipo de textura. Normalmente en las letras tengo más trabajo de sacar que de poner palabras que no me gustan. Muchos temas que me gustan mucho no los he acabado por eso. He tirado a la basura canciones enteras porque no he sido capaz de cambiar una palabra. O te quedas las palabras o te jodes. Me pasó con el “Farmacèutic de Lleida”, que es una canción en la que “Farmacèutic” no me convencía, pero al final me quedé la palabra y la canción salió.

Hablemos también de influencias que que han podido dar su fruto en “Energia Fosca”. ¿Una tal vez podría ser Mac Demarco?
Nos lo han dicho bastante, es un nombre que va saliendo. Pero si te digo la verdad Mac Demarco es un grupo que he escuchado pero que en ningún caso es un referente. Es que realmente creo que me ha influido más la propia banda o el Ferran Palau, la gente que tengo cerca, que no la música en sí. Cuando estamos grabando intentamos no escuchar música o que no se parezca en nada a lo que hacemos, porque si no me siento muy poco original. Entiendo que es una estética que más o menos nos ha influenciado a todos y que viene de los años 70. Me daría pánico que fuera una referencia palpable cuando estoy creando. Un álbum que sí que he visto que me ha influenciado a posteriori de haber hecho el disco es el "Blonde" de Frank Ocean. Es un disco que el verano pasado escuche muchísimo, cada día. Hace poco lo escuché y vi muchísimo el rollo del nuevo disco allí.

En esta última gira hicisteis muchos conciertos. ¿Cómo habéis conseguido moveros tanto? 
Hemos hecho tantos es porque nos hemos esforzado muchísimo para hacerlos. Yo quiero vivir de la música y la única manera que tengo haciendo una música tan rara es intentar tocar e ir convenciendo persona por persona. Si Mac DeMarco hubiera nacido en Girona sería un matado como yo. Eso no lo dice nadie, pero es así. Cataluña es un país muy pequeño, música en catalán hay poca y que no sea convencional aún más poca. Y poder vivir de esto en un circuito can pequeño es la hostia de difícil. Además, el catalán no está de moda y tocar fuera es una rara avis. Por eso es tan complicada la vida de los grupos underground catalanes.  Y para hacer conciertos tienes que ser un currante que flipas, hacer muchísimo trabajo de ir metiendo cizaña por todos lados para tocar. No hay ningún grupo que teniendo éxito se pueda relajar y que le venga todo dado. Yo cuando veo a grupos que lo petan durante mucho tiempo estoy segurísimo de que son unos currantes. La Rosalía es una currante, Txarango son unos currantes, Cala Vento igual. No se regala nada.

¿Y como se separa, o no se separa, ser un currante con el ser un artista?
Esto es una gran pregunta y un gran dolor de cabeza. Yo dedico el 90% del tiempo a currar y el 10% a hacer los discos. Así está la cosa. Me gustaría que fuera al revés, pero nada funcionaría. El 10% es de máxima intensidad y puro, el 90% es de la misma intensidad, pero vendiendo el producto. Si no la cosa no tira.