Antes de aterrizar en nuestro país - 19 de mayo en Razzmatazz 1 (Barcelona) y 20 de mayo en Changó Club (Madrid) -, hablamos con el batería John Eriksson sobre este nuevo disco y la evolución del grupo.
Puede que sea raro empezar la entrevista hablando de algo que se aleja de la música, pero tengo que reconocer que lo primero que llamó mi atención fue la portada del disco. ¿De dónde viene la idea? ¿Qué queríais contar con este martillo y la mano al estilo cartoon?
La verdad es que me gusta que te haya sorprendido porque a nosotros nos encanta la portada. Con el dibujo queríamos llegar a simbolizar varias cosas como, por ejemplo, la construcción de algo nuevo a partir de ir picando y martilleando. Realmente esto es lo que hemos hecho con este disco, hemos sido como los artesanos que fabrican muebles. Pero no cualquier mueble, sino ese mueble viejo que, aunque pasen los años, sigue viéndose bien. Y, a la vez, con el martillo queríamos simbolizar el hecho de romperse en pedazos. Esto nos ha pasado durante el proceso de creación. Son momentos duros en los que a veces acabas dándote cabezazos en la cabeza.
"Somos un grupo difícil de amoldar en algo único y concreto. Somos un poco como ese personaje de X-Men, Mística".
Entonces, ¿la metáfora del martillo, de la construcción de algo nuevo, se relaciona directamente con el título del disco, “Breakin’ Point”? ¿Queríais expresar un cierto cambio?
Exacto. Todos en el grupo hemos pasado por muchos cambios últimamente aunque, realmente, el más importante sea que durante este tiempo los tres hemos sido padres. Ya nada es lo mismo. Ahora tienes que ir a buscar a tu hijo al parque y solo tienes de las 10 de la mañana a las 4 de la tarde para trabajar. Y claro, con tan poco tiempo uno debe concentrar su trabajo. Decidimos ir a por todas trabajando con algo importante. Intentamos hacer música que sea relevante para la gente, canciones pop con regusto a clásico, a hit.
Supongo que el hecho de que hayáis sido padres influye mucho pero, ¿porqué estos cinco años de silencio? Es la primera vez que tardáis tanto en lanzar nuevo material.
La verdad es que conlleva un largo tiempo crear algo que suene como un clásico, que era lo que queríamos. Y teniendo en cuenta que solo somos tres en el grupo, es decir, tres personas trabajando en el mismo mueble, la cosa ya se alarga mucho más. Piensa que, además, tenemos que ponernos de acuerdo en muchas cosas y, claro, al final acaba siendo un proceso lento.
Para este disco, habéis podido contar con productores de la talla de Paul Epworth, Greg Kurstin y Emile Haynie. ¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar con ellos?
Fue realmente divertido. Siguiendo con la metáfora de los artesanos, queríamos a los mejores de la industria para nuestro disco, los mejores artesanos de la música pop que la gente escucha. Y realmente admiramos y nos encanta el trabajo de cada uno de ellos. Por ejemplo, Paul Epworth tuvo el poder y la técnica para colorear de la mejor manera nuestro mueble.
Y ahora centrándonos más en lo que a música se refiere, ¿cómo crees que ha evolucionado el estilo de Peter Bjorn and John desde sus inicios hasta ahora?
Buena pregunta. La verdad es que somos un grupo difícil de amoldar en algo único y concreto. Somos un poco como ese personaje de X-Men, Mística, ¿verdad? Somos como ella. Nos gusta ir cambiando con cada disco, cambiar la manera en la que nos presentamos y en la que sonamos. Creo que esto nos pasa porque somos tres en el grupo y cada uno tenemos gustos diferentes, entonces lo que hacemos es con cada disco ir a por un concepto en concreto y así concentrarnos en una idea y llevarla a cabo juntos. Por ejemplo, con “Gimme Some” (Cooking Vinyl, 11) quisimos hacer un disco power pop, punk pop con bajos, guitarras y batería. Y ahora, con “Breakin’ Point” hemos querido usar todos los instrumentos existentes y todas las referencias en la historia de la música pop para crear un disco de pop clásico. Creemos que es algo divertido esto de ir cambiando.
Esta constante renovación de la que habláis se ve truncada con el tema “Breakin’ Point”, ¿no? Dónde volvéis a silbar como lo hicisteis con vuestro hit “Young Folks”. ¿Fue algo casual o estaba planeado?
Fue algo así como una coincidencia. Creo que siempre que hemos silbado lo hemos hecho a modo de broma, como pasó con “Young Folks” y como ha pasado con “Breaking Point”. Esa parte, la del silbido, en realidad estaba pensada para que la hiciera un sintetizador o una flauta. Y esta vez, con “Breakin’ Point” fue bonito porque justo hace diez años que silbamos por primera vez con “Young Folks”, así que fue como crear un eco de nosotros mismos.
Hablando de “Young Folks”, ¿habéis tenido en algún momento cierta presión para crear otro hit que estuviera a la altura?
Que va, no hemos tenido ninguna presión. Realmente, desde que hicimos “Young Folks” hemos ido por caminos muy distintos, como el estúpido disco instrumental que hicimos y que sonaba como si unos críos se hubieran reunido para hacer una jam en el sótano. Es cierto que siempre nos decían que hiciéramos otro hit pero siempre hemos tenido muy claro que eso no era lo que queríamos. Y ahora, después de diez años, sentimos que se nos da bastante bien hacer canciones pop. Así que esta vez nos hemos centrado en hacer pop, no en crear otro “Young Folks”.
Y para crear o construir este nuevo mueble, ¿hubo alguna influencia clara para ello?
Por primera vez, estuvimos escuchando con atención y detalle a otra banda sueca: ABBA. Eran unos genios creando esas canciones pop de letras melancólicas preciosas que podías bailar en una discoteca. Así que los tuvimos como esa luz en la oscuridad, ese modelo a seguir para nuestro nuevo disco. Queríamos hacer algo como lo que hizo ABBA en su día.
Y, para acabar, ¿cómo describiríais, en pocas palabras, el sonido de “Breakin’ Point?
Este disco son doce canciones pop donde cada una funciona por sí sola. Cada canción es importante, así que puedes escoger tu favorita, como quien escoge su caramelo favorito en relación a todos los caramelos. Pero lo que creo que define mejor el disco es la portada en sí: tres cabezas de martillo que no paran de pegar fuerte.
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