Felt Mountain (Mute/Caroline, 00) es una hidra con una cara sorpresiva, refrescante y renovadora, y otra llena de lugares comunes. Entre la recreación de las bandas sonoras del Hollywood clásico, con un toque tórrido, las torch songs, y una imagen de indefensión femenina que produce pavor. Por eso, hay que esconderse del control de Mute y despedazar una crítica sincera (ver sección de vinilos del mes anterior) para plantársela a Alison delante (y detrás) de las gafas y observar sus reacciones ante adjetivos producidos con las tripas más que con la razón propia de una entrevista al uso. Alison pone morritos y dice buf. Tu disco suena misterioso. (Alison Goldfrapp) "Depende de cómo te enfrentes al disco, pero puede sonar misterioso porque las canciones tienen muchas mezclas, y no solo está pasando una cosa a la vez… aunque también puede llamarse oscuro". Alison coge las riendas y lo mejor es que crea que las lleva. "También han dicho que somos una art house band". Demonios, ¿dónde está el diccionario para decirle que su disco suena polvoriento? "Hemos tratado de hacer algo ignorando lo que está de moda, porque lo que realmente me inspira son las producciones de los sesenta, y todo el romanticismo que existía entonces en la música. Eso es Goldfrapp". Llévame, Alison, que te dibujo el primer obstáculo. Sexy. "Yo no puedo decirlo, pero prefiero pensar que es sexual, más que sexy". Y se ríe con fingida picardía. Portishead. "Sólo tengo un disco de Portishead". Y tendrás una idea de Portishead, Adrian Utley toca con vosotros y, hoy en día, hasta Lyv Tyler sabe a qué suenan Portishead: a misterio y a delicia.
"Me disgusta mucho la gente vaga que cuando escucha a una chica cantando, con una batería mínima y una atmósfera de misterio, enseguida dice Portishead" |
"Lo único que me suena a Portishead es "Deer Stop", por las voces muy secas y porque la canté muy cerca del micrófono, pero no hay nada más que me pueda recordar a Portishead, por eso me disgusta mucho la gente vaga, que cuando escuchan a una chica cantando, con una batería mínima y una atmósfera de misterio, enseguida digan Portishead". Vago o no, rezuman Portishead, pero es momento de un piropo. Sois mucho más cinematográficos -puede ser-, y hay muchos más espacios emocionales -puede que no. "Estoy de acuerdo, porque la prensa inglesa ha resaltado lo frío que puede ser el disco, y no estoy de acuerdo, porque hay elementos fríos, pero nos gusta mucho más ser extravagantes y decadentes, con vestidos de lamé dorado y sin miedo a mostrarnos un poco sentimentales o románticos". Casi como cabaret moderno. "No, my friend, futuristic lounge music, porque Will (Gregory) y yo estamos muy interesados en las canciones clásicas como las de Burt Bacharach, o en la creación de grandes temas, como la música de películas, que no tiene porqué tener un estribillo, sino caminar poco a poco hacia la creación de un estado de ánimo". Se aburre de rebuscar respuestas. Su cara parece un reloj blando de los de Dalí, apoyada en su puño. ¿Qué hacéis en Goldfrapp cada uno? "Lo único que Will no hace es cantar y escribir letras, y lo único que yo no hago es arreglar las cuerdas y los vientos. Todo lo demás lo hacemos juntos". Basta. "Human" tiene algo indescriptible de película clásica, de Rita Hayworth. Se entusiasma y vuelve a poner morritos, y los ojos vaya usted a saber dónde se los ha dejado. "Esa es una de mis inspiraciones, porque cuando eres joven siempre ves esas películas viejas y "Human" tiene ese sentimiento dramático de las películas. Siempre me imagino con… (hace el gesto de agitar en círculo sus pechos) esas cosas. Por eso hay ese fondo latino. He intentado hacerlo yo misma (vuelve a tocarse los pechos y me afano en sonrojarme), pero no tengo suficientes tetas como para que resulte atractivo, lo que me parece muy importante porque es un poco guarro, y rompe la seriedad del disco". Quedan las letras. "No las vas a entender". Prueba. Y empieza a hablar de circos ambulantes, de fascismo, de Orwell, de clonación y de lo feo que es tener un cuerpo bonito. "No como el mío" -dice palpándose las caderas-. No mujer, tú estás muy bien y, aunque tus conciertos van a superar en misterio y calentura a tu disco misterioso y caliente, ahora es el momento de descubrirte, porque estás terminando el cursillo acelerado de estrella, pero no te has examinado todavía. Así que mejor que hagan trampa y te lo suspendan, porque esa inocencia que quiere ser perversa, es única en este negocio, aunque no hayas destapado tus ojos, que dicen que son el espejo del alma.
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