Para entender a Fucked Up, que han protagonizado ya un par de giras por nuestro país, no está mal repasar su última andanza en MTV, tocando en un lavabo “Twice Born”, uno de sus últimos “éxitos”.
"La única forma que tenemos de funcionar es perdiendo el control" |
Parece que la idea era tocar tres canciones pero cuando vieron cómo había quedado el lavabo tras la primera canción, los responsables del programa decidieron que era suficiente. “Los medios mainstream han cambiado su manera de mirar a la música underground”, escribe Abraham. “En parte porque gente que creció en el underground ha encontrado trabajo en los medios grandes y en parte porque estos medios ven ahí posibilidades de mercado y quieren explotarlo”. Y añade: “No creo que un grupo tenga el poder de cambiar el mundo, pero dicho eso, el punk cada día es más grande mientras que la música mainstream cada día es más pequeña. Los chavales sacan discos, zines, hacen conciertos y montan giras sin ninguna ayuda de la industria, como en los ochenta”.
Pasemos al disco, el motivo de esta entrevista, la energía de “The Chemistry Of Common Life” y las nuevas rutas que incorpora. “Ha sido un cambio natural, orgánico, para nosotros. No decidimos preparar cambios respecto a lo que estábamos haciendo, simplemente la cosa evolucionó así. Hemos trabajado un poco más las canciones, pero estoy totalmente sorprendido por algunos comentarios positivos sobre el disco. No digo que no me guste, pero estoy seguro de que al igual que atraerá algunos ojos hacia nosotros, las alabanzas han hecho que mucha gente se aleje del grupo”. La opinión generalizada sobre el disco es la siguiente: si bien no tiene la fuerza de antaño, es bueno que un grupo de hardcore clásico, deudores de Black Flag, Poison Idea o Circle Jerks, busque algo distinto, y si hay que irse a canciones de cinco minutos y con cierta melodía, pues perfecto. “En los primeros años grabábamos siete canciones en un día. Puede que de ahí saliera una potencia que mucha gente agradecía y ahora echa de menos. Lo entiendo, pero si ahora hiciéramos lo mismo parecería que estamos cumpliendo una función para el público, intentando ser el grupo que fuimos. No digo que hayamos mejorado o que nuestras canciones sean mejores, sólo que son distintas ahora”.
Menos ha cambiado, seguro, su puesta en escena y su manera de afrontar el directo. El pasado mes de mayo, antes de fundirse con el público de la sala El Sol, en Madrid, Damian Abraham estuvo a punto de lanzarse desde un balconcillo situado en la parte derecha de la sala. Todos se lo desaconsejamos. “Cuando estás en un grupo te debes al público que paga por ir a verte”, dice, a propósito de un incidente ocurrido durante su última visita a Barcelona por el que abandonó el escenario momentáneamente y por el que ha presentado sus disculpas públicas en Internet. Preguntado sobre la actitud que han mantenido durante estos ocho años a golpe de singles de siete pulgadas y ante el supuesto punto de inflexión que “The Chemistry of Common Life” puede suponer para Fucked Up, Abraham es breve y conciso. “En nuestro caso se trata de perder el control y rendirnos al caos. La única forma que tenemos de funcionar es perdiendo el control”. Queda claro.
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