Leí hace poco una entrevista en La Nueva España en la que comentabais que este disco es más dream folk que dream pop.
Alicia: Sucede en momentos puntuales. Seguimos tratando de darle a cada tema lo que necesite. Ocurre en “Yo podría ser John Wayne” y “Que te parta un rayo”, en las que jugamos a llevar los arreglos a una reminiscencia un poco más fronteriza, pero siempre tratado desde nuestro pop intimista, que sí que sería más dream pop. No había una intención de que eso fuera algo presente en todo el disco. Lo que sí hay, y es algo en lo que ayuda mucho la producción de Luca Petricca, es esa sensación de ensoñación, envolvente y profunda, que sí es algo buscado.
Ambas canciones fueron los dos adelantos, lo que puede dar una idea algo equivocada a quien después escuche el álbum entero.
Mar: Sí, es verdad. Nos han repetido algunas veces eso del western y tal, pero no hemos hecho como Beyoncé, que es una broma que repetíamos estos días (risas). No es que hayamos pegado un viraje, no. Es lo que comenta Alicia: cada canción tiene lo que pide.
"Hemos pasado de un momento en el que las discográficas eran las que mandaban a otro en el que ves que son las plataformas digitales las que verdaderamente lo están condicionando todo"
Ya que habláis de Luca Petricca: es la tercera vez que trabaja con vosotras, tras "Tormenta de Ranas" (2001) y "El Salto" (2019).
Alicia: Nos une con él toda una historia, emocional y profesionalmente, porque la primera vez que coincidimos con él fue en la grabación del "Vudú" de Undershakers, en 1996, cuando él vino de estudiar en Londres, como técnico de sonido.
Mar: Se vino de oyente, de ayudante, porque su grupo de entonces también estaba en Subterfuge, y nació con él una amistad que nos lleva hasta hoy.
Alicia: Eso nos llevó a trabajar con él en nuestro primer álbum, Tormenta de ranas (2001) y en El Salto (2019), con el que quedamos tan contentísimas que quisimos repetir. Lo teníamos clarísimo. Nos lee muy bien. Entiende nuestra música. Le gusta la música: eso es muy importante. Y le da una profundidad a la nuestra. Hace que te envuelva. Que tenga muchas capas y mucho espacio. Como si fuera un lugar físico.
Mar: Consigue sacar lo mejor de cada artista, que el fin y al cabo es la capacidad estrella de un buen productor, creo. Es ideal que el productor se ponga de tu lado, te acompañe y te entienda. Y materialice todo lo que tienes en la cabeza.
Habéis publicado ocho álbumes en algo más de 25 años. Entiendo que solo lo hacéis cuando sentís que tenéis algo relevante que decir.
Alicia: La producción de Pauline en la Playa, desde que comenzó en 1999, no ha cesado nunca. Nunca hemos dejado de componer. Es un proyecto que ha vivido dentro de nuestros múltiples proyectos y actividades profesionales, que están principalmente vinculadas a la música y a la literatura. La escuela de música, la editorial… y tenemos además múltiples proyectos musicales, desde el proyecto Petit Pop a Girls To The Front! Constantemente estamos tocando, produciendo libros o discos. Pero para que Pauline pudiera sobrevivir en medio de toda esta actividad y que no se perdiera, teníamos que encontrar un tempo. Una frecuencia. Y que no estuviera condicionada por lo que en teoría te manda esa hambre de novedad que tiene perpetuamente el mercado. Y como el mercado no es nuestro primer objetivo, lo que sí hemos logrado es encontrar esa frecuencia para que el proyecto siga viviendo, y con la calidad que nosotras le exigimos. Sacar las canciones que consideres que forman parte del proyecto, que lo merecen. No hay un motivo más poderoso. Cuando vemos que hay suficientes, y que tienen una relación entre ellas como para hacer un disco, ya empezamos a enfocarlo.
“En esta casa” y “Mis sitios” apelan al hogar como refugio, o al menos a tener claro cuál es el lugar en el que os sentís cómodas.
Alicia: Al ser hermanas, hemos vivido en el mismo espacio durante muchos años. Tanto en la casa familiar como cuando vivimos luego compartiendo piso en Madrid. Y hemos tenido casas en las que lo ambiental, y me refiero a los libros, los discos o las pelis, formó parte de nuestra infancia y nuestra adolescencia, muy intensamente. Vivimos rodeadas de todo eso porque nuestro padre (José Luis Álvarez, fundador de la librería Paradiso) es librero y tiene una tienda de discos. Era el entorno en el que estábamos. Y las casas que tenemos a día de hoy, como la mía, desde la que te hablo ahora, pues en ellas también estamos rodeadas de montañas de libros y vinilos (risas). Sí que creo que se respira un aire acogedor, y todos esos elementos de los que nos nutrimos en cuanto a inspiración, son muy importantes. Siempre hemos vivido en casas que eran muy ricas en cuanto a elementos para inspirarse.
Las imágenes del rayo y la tormenta también enlazan con otros momentos de vuestra obra: el rayo de “Tú y yo y la tormenta” o “Que te parta un rayo”.
Mar: Y es curioso, porque en ese sentido creo que Pauline tiene como esos dos momentos: el íntimo, de lo pequeño, lo cercano, lo que puede rozar con la punta de los dedos, lo que te rodea, lo que tocas, lo que abrazas, y por otro lado lo gigantesco, lo enorme y lo extraordinario, como un vendaval, la potencia… aquí en Gijón vivimos mirando al mar, y muchas de nuestras canciones, desde el principio del proyecto, han sido compuestas en la cocina de nuestros padres, que tiene un ventanal gigante, y aquí cuando se pone el temporal a funcionar, es muy impactante. Eso también lo llevamos. Y cuando uno lo analiza y lo piensa, e intenta darle una razón o un porqué, están ahí ese par de momentos o situaciones. Lo íntimo y lo gigante.
Me da la impresión de que “Si me dejas de querer” suena un poco a copla.
Alicia: La verdad es que nunca hemos consumido mucha copla (risas). Te diría que ninguna. Aunque en el estribillo, queriendo entender lo que apreciaste, sí que hay un guiño un poco más sesentero, un poco de Los Brincos, con esa cadencia un poco más sureña. Yo lo llevaría por ahí.
Mar: De hecho, lo comentamos: “mira qué Brincos nos ha quedado este corito”.
Hasta hace poco teníais un programa en la RTPA, la radiotelevisión asturiana, Sonadía.
Alicia: Terminamos la primera temporada y ahora estamos ya a punto de preparar para 2025 la siguiente. Fue una pasada, la experiencia. Estuvimos meses. Un programa semanal, de una hora diaria, súper cuidado, con cuatro grupos por programa, música en directo y haciendo un mapeo y un análisis de toda la producción musical de todos los géneros que hay en Asturias, del indie al jazz o al punk o a la renovación de la música tradicional. Cantidad de profesionalización, que a veces parece que no te puedas dedicar a esto si no lo compaginas con otros trabajos “serios”. Falta que haya un circuito sólido, que dé la posibilidad de que esa escena se pueda mover y dé como para vivir de ella todo el tiempo.
Estuvisteis años en Subterfuge y luego en Siesta, ahora os autoeditáis. ¿Cómo veis ese trayecto?
Alicia: Conservamos la visión independiente. La autogestión. Antes con discográficas que han mantenido esa misma filosofía y ahora solas. El paso natural era hacerlo directamente nosotras. Filosóficamente, nos mantenemos igual. Y eso va desde elegir la fábrica en la que se plancha el disco, pasando por la portada y todo el proceso del arte y la parte gráfica, en colaboración con el diseñador, hasta luego tú llevarlo a los conciertos, venderlo, etc… tenemos la distribución de Gran Sol, con quienes estamos hace muchísimos años, y apoyándonos un montón. Los cambios son fuera: cómo la tecnología va cambiando la industria. Nosotras hemos pasado de un momento en el que las discográficas eran las que mandaban a otro en el que ves que son las plataformas digitales las que verdaderamente lo están condicionando todo. Al haber estado muy posicionadas en la escena independiente y haber apostado siempre por la auto gestión, todo esto lo vemos con cierta distancia.
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