En las manos de Felix Stallings se advierte el estatus que ocupa. Una galería de grandes anillos engalana sus dedos. “Este me lo ha regalado ni novia. Hoy es mi cumpleaños”, dice una hora antes de su Dj set en una sala barcelonesa el pasado agosto. Cumple treinta y seis. “También me ha regalado un libro de kamasutra”, añade con una sonrisa pícara. Su novia Susana le acompaña hoy. Le saca una cabeza, viste una ceñida camiseta estampada con las cerezas de Pachá y luce unos shorts diminutos que dejan al descubierto unas piernas de starlet. Él, por su parte, conserva el rostro y la envergadura ligera, a pesar de su cada vez más prominente barriga, de alguien mucho más joven.
"A veces me siento como un mono encerrado en una jaula en medio de la selva" |
A menudo saca a relucir sus maneras altivas, pero se le perdona, porque lo hace con gracia. Habla como pincha, con un discurso animoso. Plantea una conversación llena de giros y bromas, como en sus sesiones, en las que es capaz de encadenar a Prodigy, Blur o Nirvana con el electro de vertiente popular. El de Detroit es capaz de lo mejor y de lo peor. Pinchando es infalible. Ofrece lo que la audiencia espera de él. Produciendo ha errado algún tiro que otro. Muchos le tildaron de oportunista cuando editó “Kevin Dazzle & The Neon Fever”, en 2004, con el que se apunto al ardor electroclash de la manita de la otra gata, Miss Kittin. Ahora, con “Virgo, Blaktro & The Moviedisco” pretende callar bocas. “Estaba muy nervioso antes de que el álbum viera la luz, pero ahora ya no, porque las críticas están siendo muy positivas tanto por parte de la prensa como de artistas como 2many Dj´s, Jojo de Freq, Chris Coco o Simian Mobile Disco, que están pinchando mis canciones. La verdad es que es mi disco más personal”, reconoce.
Con este álbum el de Chicago dice romper con su pasado. “He pasado de nivel. Ahora quiero que la gente escuche, vea y viva al nuevo Felix Da Housecat”. ¿Pero qué encontramos en esta nueva etapa? “Un disco de blacktrónika, en el que hay soul, hay groove, hay sexo. He intentado reflejar mis raíces. En este trabajo hay mucho de Funkadelic, Sly & The Family Stone, Georgie Fame, Prince… Es un disco de electrónica negra, suena muy cálido”. Es cierto, el peso del álbum recae sobre una evidente intención soul y funk aunque, en su conjunto, el disco también puede tildarse de pop. “Porque también he recibido esa herencia. Los artistas negros de los setenta nunca escucharon el pop de George Michael y Pet Shop Boys, pero yo sí, y eso queda reflejado en algunos cortes del disco”. En otros planea el espíritu de Giorgio Moroder, Eumir Deodato y artistas del sello Casablanca de los primeros ochenta, como Lipps Inc. o Tony Rallo, en piezas como “Radio”, “It´s Your Move” o “Sweet Frosty” (que utiliza como base el “Snowball” de Devo). “Mi principal intención era hacer un disco de canciones, no quería un álbum que fuera ´bom, bom, bom bom´, ya me entiendes... La gente puede escucharlo de arriba abajo y lo puede hacer en el coche, en la playa, en una cena con amigos o haciendo el amor con su chica”.
El que fuera discípulo de Dj Pierre ha hincado los codos y ha producido, arreglado y escrito casi la totalidad de un disco que grabó en la Ciudad Condal, aunque lo perfiló en Amberes y lo masterizó en Atlanta a las órdenes de Dallas Austin, productor de Kellis, Gwen Stefani y TLC. “Grabé el disco en Barcelona el verano pasado. Estuve viviendo tres meses aquí, me encanta este lugar, no descarto mudarme algún día... La canción ´Moviedisco´ es un homenaje a la ciudad: ´Barcelona, city of dreams...´”canturrea. “Había cantado algún que otro tema en mis anteriores discos, pero éste ha sido el primero en que prácticamente canto todas las canciones”. No sale mal parado, aunque con vocoder y evidentes retoques en estudio, como es su caso, cualquiera podría hacerlo. Cambia de tercio y me pregunta cuál es mi canción favorita del disco. Le respondo que “Like Something For Porno”, muy sexy y bailable; y “Tweak”, la pieza que más se alinea con la tendencia electrónica actual. “La compuse hace un par de años y pretendía hacer algo muy sucio, a lo Daft Punk, pero con una voz negroide que le diera un rollo parecido el ´Pump Up The Jam´ de Technotronic”, aclara.
Hablemos de las letras. ¿De qué puede hablar un tipo hedonista y rumboso como Felix? “De lo que me sale del corazón (risas), de las cosas que me pasan en la vida. Por ejemplo, ´Sweet Frosty´ habla sobre Susana, mi chica; otras son divertimentos como ´I Saw The Future´, ´It´s Been A Long Time´ es una canción de amor...”. Le pregunto por el sentido de otro de los temas más electro pop, “Monkey Cage”, en el que cuenta la historia de un mono. “La canción habla sobre un mono que vive encerrado en una jaula en plena selva. A veces me siento así. Es una metáfora sobre mi relación con los demás y especialmente con las mujeres”, confiesa en voz baja. Susana está cerca. Felix es casi tan golfo como el remix que han despachado los geniales Teenage Bad Girl de su “Pretty Girls Don´t Dance”, incluido en el single de adelanto del disco. “Me encanta lo que han hecho con ella. Han cambiado el tema por completo, pero es genial para la pista de baile”. Sí señor, un pepino en toda regla.
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