“Todo el disco en general tiene una vertiente muy política”
EntrevistasPapa Topo

“Todo el disco en general tiene una vertiente muy política”

Gloria Romero Aloma — 02-03-2024
Fotografía — Archivo

Este año el cuarteto Papa Topo publicará un nuevo álbum después de varios años de sencillos, remixes y colaboraciones para bandas sonoras. “Tormenta de Verano” (Elefant Records, 24) está previsto que salga justo antes del solsticio de verano como promesa de una nueva etapa para la banda y su público.

Hablamos con Adrià Arbona, cabecilla del proyecto, para que nos explique cómo ha sido su proceso de creación en esta pausa marcada por el desafío a la impaciencia de la industria musical.

¿Os ilusiona estar grabando por fin música nueva para Papa Topo?
Sí, estamos muy ilusionados. Siendo sincero, me cuesta mucho hacer música nueva, así que para mí era realmente un reto conseguir acabar todas las canciones del disco. Ahora que ya lo tenemos todo y sabemos cómo será, estamos muy contentos.

De momento solo habéis sacado “Dime Mentiras”. ¿Será el único adelanto del disco?
No, seguramente sacaremos más canciones antes, lo que pasa es que el disco todavía no está del todo cerrado. Ahora tenemos la última sesión de grabación y a partir de ahí ya empezaremos a mezclar, la producción… Intentaremos que esté listo antes de verano.

Las letras de Papa Topo siempre han estado plagadas de fantasía, magia, ficción, narrativa; sin embargo “Dime Mentiras” es un tema muy directo y real. ¿Ha sido intencionado este cambio? ¿El nuevo álbum seguirá esta dirección?
Es un cambio hecho bastante a propósito. Desde que empecé a escribir música he utilizado la fantasía para taparme, para esconderme de lo que realmente quería decir. Empleaba muchísimas metáforas… Con “Oso Panda”, por ejemplo, la gente creía que mi intención era hacer una canción súper tonta, pero realmente en ella hablo de lo solo que me sentía en Mallorca, cuando no conocía a nadie que me interesaba. La escribí con dieciséis años, ahora evidentemente no la haría de la misma forma, pero la cuestión es que siempre he empleado alegorías para explicar lo que me pasaba. Sin embargo, ahora he pensado que, si realmente quiero transmitir un mensaje, lo mejor es hacerlo de la forma más directa posible. Eso es lo que sucede en “Dime Mentiras”, que habla de sentimientos muy fuertes.

"Desde que empecé a escribir música he utilizado la fantasía para taparme, para esconderme de lo que realmente quería decir"

También es bastante política. Tú mismo lo explicaste por redes sociales cuando salió el tema.
Exacto. Todo el disco en general tiene una vertiente muy política y no quería que las metáforas diluyeran esta intención. Ya en “Por España” con Samantha Hudson empecé con esta voluntad. Para mí fue como un primer paso de “obscenidad” a nivel de mensaje, el escribir de forma tan clara, y cuando vi que podía hacerlo bien, me planteé componer el disco siguiendo esta misma intención. Lo de Samantha realmente hacía tiempo que quería hacerlo y cuando tuve la oportunidad aproveché para hacer el pequeño experimento de ver hasta dónde podía llegar diciendo las cosas de forma cruda. A día de hoy me encanta “Por España” y creo que es de lo mejor que he escrito nunca.

A nivel de sonido, también suena más electrónica y con más sintetizador que de costumbre, ¿no?
Es electrónica y a la vez lo contrario, porque también hay muchísimo instrumento de orquesta. Grabamos con un cuarteto de cuerda, clarinete, oboe, flauta… La canción es una mezcla de ambos mundos. Sí que suena más madura porque, claro, son muchos años, nos hacemos mayores y durante todo este camino hemos aprendido muchas cosas de las cuales aplicamos lo que nos gusta y apartamos lo que no. Cada vez tengo más clara la manera de transmitir lo que quiero transmitir.

¿Dirías que lo que te inspira sigue siendo lo mismo, aunque lo transmitáis de forma distinta?
Siempre me ha inspirado lo mismo, que es mi propia vida: las cosas que me pasan, los conflictos que tengo. Es lo que me da ideas porque es lo único de lo que puedo hablar realmente, de mi subjetividad. Antes lo hacía siempre de forma muy metafórica pero ahora siento que no es el momento. No reniego de lo que hemos hecho hasta ahora porque creo que está muy guay y es lo que tenía ganas de hacer en ese momento, pero ahora prefiero algo más claro y conciso. También, como me cuesta tanto hacer música (a lo mejor me paso años componiendo una sola canción), no quiero que lo que se acabe publicando sea una tontería o algo que quede como un meme. Que también puede ser político e interesante, está claro, pero como mínimo quiero que sea relevante para nosotros. Además, hacer música cuesta muchísima pasta, esfuerzo y tiempo, y por lo tanto creo que no se puede ni se debe perder la oportunidad de decir lo que uno realmente quiere decir.

Tú mismo decías que, en medio de la era de la impaciencia y la inmediatez, tomarse el tiempo necesario para componer y producir música es casi revolucionario.
Sí, y tenemos la suerte de que nuestro sello discográfico Elefant lo respeta mucho y nos animan a hacerlo de esta manera. Nos lo podemos permitir, mientras que hay otros artistas que a lo mejor van con tanta prisa que se ahogan. A nosotros no nos presionan nada y además confían ciega y plenamente en nuestro proceso. Aunque a lo mejor esté meses sin enviarles las canciones que les he prometido, saben que lo haremos y que les encantarán. Es totalmente un acto revolucionario porque hoy en día todo va de otra forma, se contabiliza el éxito con el número de reproducciones y seguidores, y nosotros sentimos que esta no es ni nuestra forma de hacer las cosas ni nuestra lucha. Ayuda también tener un público tan fiel, porque sabemos que habrá seguro quien escuchará lo que sacamos. No movemos masas ni mucho menos, pero nos gusta así.

Desde la publicación de vuestro último álbum “Ópalo Negro” (16), sobre todo habéis escrito canciones para bandas sonoras, como los cinco temas de “¡Corten!” (21) de Marc Ferrer. ¿Qué diferencias hay entre escribir algo totalmente propio y algo que acompaña la obra de otra persona?
Con Marc, que fuimos pareja, lo que más nos unía era la sintonía que teníamos a nivel artístico, pues entendíamos muy bien el proceso creativo del otro; él de mi música y yo de su cine. En ese sentido trabajábamos bastante a la par y yo también llegué a estar bastante detrás de sus películas. Las canciones las hicimos conjuntamente, él de letrista y yo de músico, y la verdad es que de forma muy espontánea. Como a mí me cuesta mucho hacer música y él es todo lo contrario (en un día puede tener pensadas dos películas) lo que hacíamos bastante y que funcionaba (de hecho, me hace pensar que tendría que componer así los discos) era que yo me ponía a tocar el piano y él me iba diciendo lo que le gustaba y lo que no. De ahí escogíamos lo que manteníamos para escribir la melodía y la canción y a lo mejor en una hora ya lo teníamos, cuando yo solo soy incapaz de ir tan rápido.

¿Por qué dices que te cuesta tanto escribir canciones? ¿Es cuestión de perfeccionismo?
Sí, más que nada es eso… Le doy millones de vueltas a todo y si algo no me emociona mucho no lo contemplo. Por eso me cuesta tanto escribir cosas para Papa Topo, porque es verdad que cuando es para otra gente soy un poco más laxo.

Cuando salieron los resúmenes de Spotify Wrapped subisteis una historia a vuestro Instagram comentando que no os representaba este método de cuantificar el valor de la música. ¿Por qué?
Cada año recibimos muchos mensajes de seguidores que nos dicen que somos su grupo más escuchado, y lo agradecemos muchísimo y estamos verdaderamente contentos de que haya gente que nos escuche tanto. Pero en general esta forma de cuantificar la música lo que hace es generar una competición entre artistas, en la que se compara quién tiene el número más alto de reproducciones, y es algo que me recuerda al mundo capitalista horroroso en que vivimos. Lo que más cuentas es el número de gente que te escucha y por tanto el número de pasta que tienes, y esa no es la forma en la que se debería entender ni la música ni el arte. Esto acaba afectando en cómo la gente hace música hoy en día, pensada para que dure menos de dos minutos, ya que así las reproducciones se acumulan… No sé, me parece algo que mata la creatividad. Además también afecta a la hora de programar conciertos ya que todo acaba basándose en cifras. Estamos continuamente siendo escrutados y valorados, generando algoritmo para precarizar mucho más…

También hay mucha queja por parte de artistas con el tema de tener que ser a la vez artistas y publicistas.
Totalmente, es como que para triunfar en el mundo de la música tienes que ser muy constante en las redes sociales, y a mí no es una cosa que me interese. Lo hago puntualmente, no tengo ningún problema, pero no es a lo que quiero dedicar mi tiempo. No quiero ser influencer, no quiero ser instagrammer, ni tiktoker, quiero hacer música. Y si a la vez que hago música tengo que estar pensando en cómo la vendo, acabo con muchísima carga de trabajo. Lo rechazo, no me interesa. También es verdad que toda nuestra carrera se la debemos a Internet. Nacimos en MySpace, y si no hubiese sido por esa red yo nunca hubiera hecho nada, porque colgué las primeras canciones allí para enviárselas a un novio mío que tenía, pero en ningún momento pensé que esto fuese más allá. Pero entonces Guille Milkyway las encontró y me comentó. Yo era súper fan ya de La Casa Azul y le debo mucho porque envió nuestra música al sello y luego fuimos a la televisión mallorquina, más tarde se viralizó un vídeo musical en YouTube… Es decir, realmente Internet ayuda, pero a la vez también esclaviza. Es un arma de doble filo.

"Nacimos en MySpace, y si no hubiese sido por esa red yo nunca hubiera hecho nada"

¿Por qué se llamará el disco “Tormenta de Verano”?
El título lo pensé hace mucho tiempo, antes de saber realmente cómo sería el disco, porque el concepto tras la frase tiene bastante carga emocional. Por una parte, cuando era pequeño y veraneaba en Mallorca con mis abuelos, uno de mis momentos favoritos era cuando había tormenta. Era muy emocionante para mí estar dentro de casa viendo los truenos, cómo se movía el cielo… Por otra parte, hace unos años tuve un verano muy tempestuoso, lleno de vaivenes emocionales y con una gran crisis que me llevó a dejar Barcelona para volver a Mallorca. Tuve que volver a adaptarme a estar allí, a conocer a gente nueva y fue un momento muy convulso. El título me pareció un buen símil de ese momento. Es como aquel instante en que está todo pacífico y de repente llegan las bocanadas de agua a trastocarlo todo.. Creo que es un concepto que engloba muy bien todas las canciones, cuando las escuche la gente ya verá por qué.

¿Habrá temas en catalán?
En este caso seguramente alguna habrá, sí, pero todavía no puedo confirmarlo del todo. Todavía tenemos que mirar alguna canción si acaba de entrar o no… Es cierto que empecé Papa Topo en castellano porque es el idioma que hablaba con la persona a la que dedicaba las canciones, entonces sucedió de forma arbitraria. Además, gracias a ello, mucha gente de la península y de Latinoamérica nos empezó a seguir, y siento que el lenguaje para comunicarme con mi público es este. Sin embargo, también hay canciones en las que no me siento sincero conmigo mismo cantando en castellano, porque son cuestiones muy íntimas. En “Ópalo Negro”, tanto “Joana” como “Davall ses flors des taronger” son en catalán porque hablan de mi abuela y de mi gato, respectivamente. Con ambos me comunicaba en catalán y por tanto no tenía sentido para mí componerlas en cualquier otro idioma.

¿Y colaboraciones?
Sí, pero todavía no se pueden decir. En principio serán dos.

Hoy habéis tocado en La Monumental (Barcelona) y también tocasteis en diciembre en Café La Palma (Madrid) para despedir las canciones que os han acompañado hasta día de hoy. ¿Os sentís tristes o liberados de dejarlas atrás?
Más bien liberados, la verdad, porque llevamos muchos años con el mismo repertorio y el público está ya harto de ver siempre lo mismo. Tanto ellos como nosotros tenemos ganas por fin de una nueva etapa.

¿Qué se mantendrá y qué cambiará en esta nueva era papatopiense?
Cambiará que las nuevas canciones son mucho más complejas y “experimentales”, están hechas con más libertad que nunca y también escritas de forma más visceral. Esto no niega que serán canciones súper pop, melódicas y coreables. A nivel musical somos bastante los Papa Topo de siempre, pero elevados a un nuevo nivel.

¿Os preocupa la recepción que pueda tener el nuevo disco?
Sí, eso siempre. Intento abstraerme de eso y no hacerle mucho caso, de hecho, ahora lo llevo mucho mejor que cuando era más joven. Pero sentirse expuesto ante el juicio de la gente siempre impone. Al final dependemos de nuestro público. Si no hay a quien le guste lo que hacemos, perdemos el sentido de hacer música. Sin embargo, estoy menos preocupado también porque estoy muy contento con cómo está quedando. Sé que esto es lo que quiero hacer y lo que quiero decir, por tanto, a quien le guste bien, y a quien no, pues también. Asumo que seguramente no tendrá mucho éxito, pero nos hemos quedado a gusto y sé que aquellos que quieran entenderlo, lo harán.

 

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