“Lo que mola es que la música sea para todo el mundo”
EntrevistasPanda Bear

“Lo que mola es que la música sea para todo el mundo”

JC Peña — 11-03-2025
Fotografía — Archivo

El norteamericano afincado en Portugal Noah Lennox -aka Panda Bear- está en Madrid para hablarnos de su nuevo disco en solitario “Sinister Grift” (Domino/Music As Usual, 25). Un álbum tan crudo emocionalmente como inspirado. Y que deja una puerta abierta a la esperanza.

Este mes de marzo podrás verle en directo en nuestro país. Puedes consultar las fechas al final de este artículo.

Tras su aventura compartida con Sonic Boom, “Reset”, además de otro álbum de Animal Collective, le llega el turno a su faceta más personal. Dicen que el arte se nutre más de los problemas que de la felicidad, y en este caso esta máxima se cumple. Tan circunspecto como cordial, el prolífico Lennox me espera en la habitación de su hotel, donde hablamos de su nueva melancólica colección de melodías pop, y también de este entorno digital tan contradictorio en el que nos movemos.

Has hecho muchos discos en solitario, pero me da la impresión de que éste es especial, por la carga emocional que desprenden las canciones.
Sí. Hay veces que las cosas se alinean tanto en la vida como en el trabajo, y todo funciona. Pasó lo mismo con “Reset” y también con “Merriweather Post Pavilion” [Animal Collective]. Éste ha tenido un poco la misma magia. Cosas que intentamos hacer parece que han salido. En ocasiones pasa.

“Estas canciones vienen de una mala época, pero son un híbrido raro entre lo real y lo falso”

¿No lo puedes controlar?
No. Por eso me gusta estar trabajando siempre, para que cuando se den esos momentos los puedas atrapar.

Debo empezar por el título, “Sinister Grift” (“Timo siniestro”). Para mí tiene unas connotaciones muy curiosas. ¿De dónde viene?
Guardo millones de títulos en mi aplicación de notas. Acabo usando normalmente los que me gustan desde hace mucho tiempo. A veces son un trampolín para la letra de una canción. “Sinister Grift” es un título que tenía desde hace unos seis años, quizá siete. Sabía que llamaría así a lo próximo que hiciera, pero sin tener ni idea de lo que significaba. Ahora lo miro desde el otro lado, cuando ya he hecho el disco, y lo que las canciones significan para mí, no individualmente, sino como un todo. Lo entiendo como una mentira que nos contamos: nos decimos que si somos lo suficientemente listos o cuidadosos en el modo en el que hacemos las cosas, si actuamos de una determinada manera, seremos capaces de ahorrarnos el dolor o los remordimientos, de no hacer daño a otras personas. Para mí eso es el “timo siniestro”.

Pues es algo de alcance universal.
Sí.

En ese sentido, veo una contradicción deliberada entre las melodías luminosas pop tan tuyas, y cierta oscuridad en las letras. Me ha llamado la atención.
Me importa que las canciones expresen algo real. Siempre empiezan con algo que me ha pasado, o sobre lo que he pensado. Pero desde “Panda Bear Meets the Grim, Reaper” trato de que no sean súper específicas sobre mí. Hago una ficción, aunque parto de experiencias o sentimientos que son reales. Pero crecen en las canciones, de modo que los personajes no son yo exactamente, ni tampoco otras personas, pero tienen cierta verdad. Es un híbrido raro entre lo real y lo falso. Estas canciones vienen de una mala época que atravesé. Hubo momentos en que no estaba seguro de si iba a salir adelante…y se nota que hay algo profundamente doloroso.

¿Puedes sentirte incómodo exponiéndote con las letras demasiado?
Antes de “Grim Reaper” pensaba que la mejor manera de expresarme era ser todo lo sincero y directo que pudiera. Desde entonces me ha dejado de parecer que es la mejor manera de comunicar algo. En parte creo que es porque te sientes incómodo revelando demasiado. Pero también es porque si cuentas una historia, hay maneras más potentes de transmitir el mensaje. Si eres demasiado específico, a los demás podría costarle conectar con la canción, y me gusta que la música sea para todo el mundo. Eso es lo que mola.

En cuanto al sonido, suena atemporal, con ecos del pasado, como sueles hacer. Y da la impresión de que lo interpreta un grupo, aunque casi todo lo has hecho tú.
Sí, la idea era que fuera como un grupo, aunque yo lo fuera a tocar todo. Ya al principio pensaba que quizá los conciertos iban a ser más de grupo que yo solo sobre el escenario, que es lo que he venido haciendo desde que empecé a dar conciertos como Panda Bear. Pero la idea original era coger las grabaciones de esa “banda” y hacerlas más abstractas, o difuminarlas en cierto modo. La única canción que ha conservado esa visión es “Elegy For Noah”. Está muy deconstruída, borrosa. No parece la esté tocando un grupo. La idea original era que todo sonara así, pero según avanzábamos con los arreglos, esculpiendo los sonidos y todo eso, nos empezó a gustar mucho que las canciones sonaran a grupo. No vimos necesidad de llevarlo a otro lugar más abstracto.

Aunque es un disco en solitario, en realidad has vuelto a colaborar con tus compañeros de Animal Collective, en especial, con tu amigo Josh “Deakin” Dibb, y más músicos. ¿Trabajando solo corres el peligro de que todo sea demasiado auto referencial?
Sí, en parte es eso. A veces me gusta hacer cosas completamente solo; pero trabajar con otra gente, además del aspecto social, que me gusta mucho y creo que es importante, te lleva a lugares interesantes y sorprendentes, de un modo que jamás ocurriría contigo a solas. Cuando trabajas solo, te haces un molde mental y nada te sorprende: vas de A a B. Cuando trabajas con alguien más, nunca sabes dónde vas a terminar.

¿Has grabado en tu propio espacio?
Sí, no es algo muy sofisticado, pero desde que era muy joven siempre quise tener mi propio estudio. Lo he montado en un sótano de Lisboa, tiene sólo dos salas. Me pareció guay hacer el primer proyecto dentro del estudio con Josh, porque es la persona con la que empecé a hacer discos. Es como cerrar el círculo.

¿Y cómo fue el proceso, teniendo en cuenta que tú lo grabaste casi todo?
Hice un montón de maquetas y practiqué mucho antes de que llegara Josh, así que estaba preparado. Nos poníamos a grabar cada instrumento sin más. Pasamos mucho tiempo sacando un buen sonido de batería. Creo que es lo más difícil de conseguir en el estudio… las guitarras fueron fáciles, pero la batería nos costó más. Algunas canciones costaron más que otras, pero hicimos primero la parte instrumental y luego las voces, lo cual es bastante típico.

El disco se hace muy introspectivo a partir de cierto momento, pero luego con la última canción vuelve a ser más pop.
Al final remonta, sí. Reflejaba un poco lo que me pasó a mí, que hay esperanza al final. No quería arruinar el final de la historia y del protagonista, sino que hubiera un renacimiento, en cierto modo. En “Defense” puedes ver que el personaje está derrotado, pero aún así hay esperanza, o una aceptación de lo que le ha sucedido.

“La disponibilidad constante cambia la manera con la que la gente interactúa con la música”

De otro modo sería demasiado bajón, ¿no?
Pero no lo tenía planeado. Como hicimos tres o cuatro canciones más que no acabaron entrando en el disco, tuve que escoger tanto un orden como un grupo de canciones que contaran la historia de cierta manera. El arco empieza muy arriba, luego se estrella, hay una metamorfosis hacia “Ferry Lady”, cuando la cosa cambia a otro lugar, y después vuelve, al final, cuando la historia se reconsidera.

¿Qué me puedes contar de esa última canción, “Defense”? Me parece de los momentos más brillantes.
De hecho, hice una versión con Pete [Kember] al principio. Luego otra yo solo, y una entera nueva con Josh. Tuve claro desde el principio que quería meter un solo de guitarra, algo que jamás había hecho. Yo no puedo tocar así, pero sabía que Patrick [Flegel, responsable del proyecto canadiense Cindy Lee], sí. Tuve suerte de pillarle antes de que saliera “Diamond Jubilee”… Me mandó un solo de guitarra perfecto. Yo hice algunas otras partes de guitarra, que meto y saco del arreglo. Él hizo cuatro o cinco cosas a las que hice sitio en la canción.

La imagen de la portada –un rostro doliente– también es muy especial. Además es diferente.
Es una pintura de mi novia Rivka [Ravede]. Al verla colgada me pareció que representaba muy bien todo. Es una mujer que parece casi abrumada por la oscuridad, pero que tiene los ojos abiertos. Hay esperanza, o es una plegaria desesperada, como si mirara al Cielo, así es como lo interpreto yo. Nada más verla le pregunté si podía usarla porque encaja muy bien. Esa imagen supongo que representa al ser humano. Luego le pedí dos cuadros más, que van a estar en el dentro. Quería una pintura que simbolizara a Dios, y ella hizo un cuadro de la luz cayendo desde las nubes al mar. Y algo que representara el Mal, o la oscuridad.

Tienes la suerte de estar en un sello que sigue sacando muy buenos discos. Pensaba estos días en los que han salido sólo en el último año. ¿Qué implica para ti tu relación con Domino?
Siempre me han tratado bien. Es ya una relación larga. Jamás nos han dicho lo que hacer. Nunca. Pueden hacer sugerencias, sobre todo en cuanto a los ciclos. Este disco lo terminamos en mayo del año pasado, y desde entonces hemos estado a la espera. Porque sacan tantas cosas que, obviamente, quieren darle tiempo a todo. Así que no es que nos den todo lo que queremos, pero siempre han sido muy buenos. Me siento bien por llevar tanto tiempo trabajando con ellos.

“La clase media ha desaparecido de la música”

Hace un par de años os vi a Pete Kember y a ti presentando “Reset” aquí en Madrid y fue toda una experiencia. ¿Cómo van a ser los bolos con este disco?
¿En el Teatro Eslava, no? Me gusta esa sala, tiene un tamaño ideal. Me encanta tocar aquí. Y tengo suerte de tener lo que considero un grupo de musicazos. Gente a la que admiro mucho. Todos hacen muy buena música. Maria Reis, que es portuguesa, es una de mis artistas favoritas. Va a cantar, todo el mundo va a cantar, y también toca los teclados. Hemos partido de lo que he hecho, de mis partes, pero todos van a hacer a su manera, lo cual es importante para mí.

Básicamente un poco rehacer lo que has hecho tú.
Sí, incluso las viejas canciones adquieren un nuevo carácter. Mi amigo Tim Koh, que ha tocado durante mucho tiempo con Ariel Pink, toca el bajo. Tomé [Silva], que es también portugués, es el más joven y toca la batería. Puede hacer de todo: tocar, grabar, producir, hacer sonido de directo…Y canta también. Mi novia Rivka se ocupa de los samples y canta. Yo toco la guitarra y canto.

Hablando del directo y la gran gira que vais a hacer. ¿Qué impresiones tienes del negocio musical y de hacia dónde va?
Ojalá cambiara cómo funciona el streaming. Creo que está desequilibrado. No me opongo al streaming per se, aunque creo que la disponibilidad constante cambia la manera con la que la gente interactúa con la música. Yo recuerdo ir a comprar un CD o un LP. Te lo traías a casa, lo escuchabas, y quizá no te gustaba del todo la primera vez, pero lo tenías ahí. Lo escuchabas más, y a lo mejor te acababa gustando. Esa experiencia ha desaparecido, porque si ahora algo no te gusta, pasas a lo siguiente sin más.

Mi impresión es que es todo demasiado efímero. Eso acaba generando insatisfacción.
Lo que pasa es que al final destaca la música inmediata. Supongo que eso no es ni bueno ni malo, aunque es algo en lo que pienso. Financieramente, creo que hay mucho margen de mejora. Me pregunto cómo lo harán los nuevos grupos que empiezan para que les funcione. Parece imposible ahora mismo.

Es el final de la clase media…
Sí, antes había varias clases. Había una clase media. Y la clase media ha desaparecido. Todo el mundo está aquí abajo, y luego hay un puñado de súper estrellas en la cima. Pasa lo mismo con las películas. Supongo que el streaming dicta estas condiciones, crea este entorno. Que esto sea bueno o malo, no lo sé…

Lo inquietante es que sea un algoritmo el que está definiendo los gustos de mucha gente.
Sí, echo de menos la radio. Específicamente, que los DJ’s pongan canciones que signifiquen algo para ellos. Eso mola mucho, porque es otra persona quien está compartiendo música contigo. Y eso es increíble. Soy muy fan de la radio NTS. Se la recomiendo a todo el mundo.

Agenda de conciertos: 

Domingo 23 mar 19.00h 25€
Martes 25 mar 20.00h 25,00 €
Miércoles 26 mar 21.00h 30€
Jueves 27 mar 20.00h 32,75 €

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