Oliver Main, guitarrista de The Pigeon Detectives, fuma sin parar. Lleva una estrella de sheriff en la camiseta y habla en susurros. A su lado, Matt Bowman, la voz cantante, parece encantado de haberse conocido. Dice que en realidad están en esto para acostarse con chicas. “De eso es de lo que habla ‘Wait For Me’. De eso y de hacer el gamberro. De crecer, en definitiva. El disco es un parque temático en la vida de un chaval de los dieciséis a los veintiún años, en la Inglaterra de hoy”, explica. También es un cruce entre The Clash y Oasis, con algo de Kaiser Chiefs y bastante de The Libertines. Al fin y al cabo, el artefacto resultante está producido por Will Jackson (Kaiser Chiefs, Embrace) y Cenzo Townshend (Snow Patrol, Bloc Party y también Kaiser Chiefs).
"El disco es un parque temático en la vida de un chaval de los dieciséis a los veintiún años" |
Pero Matt insiste con Oasis. “Todo empezó con los Beatles y con Oasis”, dice. “Yo tocaba canciones de Oasis en mi cuarto antes de conocer al resto”. Oliver dice que él también. “También nos gustan The Libertines. Siempre les respetaré porque era una de esas bandas que te hacen desear ser una estrella del rock”. Tendrán que aprovechar, ahora que a Pete Doherty se le están cayendo los dientes. “Eso está ensombreciendo su música, pero todavía hace buenas canciones”, dicen. La historia de estos cinco chicos de Leeds (la formación la completan el guitarrista Ryan Wilson, el bajista Dave Best y el batería Jimmy Naylor) empezó en 2002. “Nos conocimos en el colegio. Siempre hablábamos de montar una banda, pero nunca en serio. Hasta que, hace cinco años, empezamos a quedar para tocar juntos. La idea era hacer la música que nos gustaría escuchar”, cuenta Bowman. “Que sonara un poco como los Buzzcocks, tener un toque punk, pero a la vez sonar a pop. Canciones rápidas, frescas, de tres minutos”, dice Main. Porque, aunque “Romantic Type”, la canción que abre el álbum, parezca sacada de una maqueta perdida de The Clash (en realidad, los tres primeros cortes lo parecen: “Romantic Type”, “I Found Out” y “Don’t Know How To Say Goodbye”), los tiros no van por ahí. “The Clash eran mucho más sesudos, sus canciones tenían cierta carga política y social que las nuestras ni tienen ni pretenden tener”, subraya Bowman. Al menos, no de momento. Y cualquier parecido entre la formación (cinco buenos chicos) y la intención de la banda (lo dicho: salir de fiesta y acostarse con chicas) entre Los Detectives Paloma (la traducción es literal) y los Monos Árticos, salvando las distancias en cuanto a sonido (sí, todavía son enormes), es casualidad. O al menos eso es lo que dicen. “No, no, la elección del nombre de la banda no tiene nada que ver con Arctic Monkeys. Sabemos que puede sonar parecido, pero en serio que no lo sacamos de ahí. Conocimos a un tío en un festival tipo Summercase que se hace en Leeds. Había venido desde Australia sólo para el festival. Le contamos todo eso de que queríamos montar una banda y él sugirió The Pigeon Detectives como nombre. Por entonces todavía no teníamos nombre, pero tampoco nos lo tomamos en serio. ¡Ni siquiera habíamos tocado todavía! En fin, que cuando volvió a Australia, seguimos en contacto y él siempre nos decía: ‘¿Para cuándo una gira de los Pigeon Detectives por Australia?’. En plan cachondeo, en nuestro primer concierto dijimos que nos llamábamos así y en el segundo y en el tercero… Siempre pensamos que lo cambiaríamos, pero nunca lo hicimos. Y ahora nos encanta. A mí hasta me parece sexy…”, cuenta Matt, y Main sólo asiente. Luego vuelven a la carga con Oasis. “El último disco es una mierda. Desde el primero han ido a peor, pero es que ahora hasta se han vuelto estúpidos”. De lo que les ha dado su MySpace hablan fascinados, pero también un poco cabreados. “El fenómeno MySpace es estupendo, porque te permite ser más o menos ‘grande’ muy rápido, pero somos conscientes de que Internet es un arma de doble filo: por un lado ayuda a que te conozca mucha gente en muy poco tiempo, pero por otro te hace vender menos discos”, dice Bowman. “Es complicado”. Por si acaso, y sabiendo que los fans son la piedra angular del asunto, los miman todo lo que pueden (sobre todo, a las chicas). “Después del concierto, quedamos para tomar algo con algunos y luego charlamos vía MySpace. Es divertido”.
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