“No podría haber hecho este disco sin haber vivido lo que viví con Desakato”

Si alguien pensaba que no íbamos a tener más noticia de Pablo Martínez tras la despedida de Desakato estaba muy equivocado, porque aquí tenemos ya “La mano en el fuego” (El Garaje Producciones, 24), el esperado disco en solitario de Pablo Senator.

El pasado año por estas fechas la banda asturiana de punk rock Desakato se hallaba envuelta en una emocionante gira de despedida que culminaría con su recordado paso por el WiZink en noviembre de 2023, entregando a sus históricos devotos una última noche para el recuerdo.

En aquel momento nadie podía prever que estábamos a escasos meses de conocer una nueva etapa profesional en la vida de su vocalista, Pablo Martínez, quien nos sorprendía a principios de 2024 reconstruyendo su carrera bajo el alias de Pablo Senator. “Las canciones de este disco tienen realmente mucho tiempo, algunas de ellas incluso se fraguaron durante la pandemia”, nos cuenta Pablo a unos días de publicar su debut en solitario, “La mano en el fuego”. “Creo que es algo que nos pasó a muchos músicos. Pasamos tanto tiempo solos y encerrados en casa que instintivamente acabamos explorando vetas nuevas de nuestro arte y dejándonos llevar por influencias únicas. En aquel momento no sabía realmente qué finalidad acabarían teniendo esas canciones. Tan solo recuerdo que comenzaron siendo experimentos con cajas de ritmo y sintetizadores, para más tarde evolucionar en algo rollo noise-pop. Y aunque en un principio mi idea era compaginar la publicación de este proyecto con mi trabajo en Desakato, las circunstancias terminaron siendo otras”.

“Me he quitado de encima la distorsión y he apostado por canciones más desnudas"

Pablo nos recuerda así el doloroso anuncio que su banda hacía público en 2022. Un comunicado con el que los de Llanera ponían fin a veinte años de carrera, aludiendo al agotamiento físico y emocional. Sin embargo, sus miembros siguen tan unidos como antaño y hasta tienen a bien dejarse amistosos recaditos en redes sociales: “Eso son tonterías nuestras”, dice Pablo cuando le preguntamos por el entrañable beef entre él y los chicos de Onza, la banda de su hermano Pepo. “Nos seguimos llevando igual de bien y nos queremos un montón. ¡Si hasta soy el productor del próximo EP de Onza! Lo que pasa es que la chorrada de fingir que estamos enfadados siempre nos ha hecho mucha gracia. Todavía habrá gente que se lo crea”.

Felices de saber que Pepo y Pablo no serán los Gallagher españoles, nos metemos de lleno a hablar sobre “La mano en el fuego”, a todas luces un volantazo radical en el sonido que cabría esperar del asturiano. “La composición de estos temas se planteó desde la investigación y el descubrimiento. Quería probar cosas nuevas y aprendí mucho sobre los diferentes lugares a los que puedes llevar una misma canción dependiendo de la producción. Los niveles de energía de este disco están más controlados, en aras de representar aquello que quería contar. Historias duras, sobre ruptura y pérdida. Precisamente por ello hay gente que parece sentirse decepcionada al comparar los temas nuevos con lo que antes hacía, cosa que realmente no he entendido, pues lo que hacía con Desakato también eran canciones de pop. Pero ya sabes cómo es la eterna y absurda lucha entre el pop y el rock”. A pesar de esas voces críticas, Pablo tenía claro desde el principio lo que quería expresar con su nuevo trabajo y las manos en las que quería confiar el mismo. “Me he quitado de encima la distorsión y he apostado por canciones más desnudas, con estribillos pegadizos y memorables. Mi único objetivo era que las canciones molasen y creo que Manuel Cabezalí y Víctor Cabezuelo lo han logrado con creces, a pesar de no darles excesivas directrices sobre lo que quería conseguir. Pero evidentemente, cuando tienes de tu lado a dos putos monstruos como ellos, el trabajo vuela solo”.

Manuel y Víctor, además, formarán parte de la banda que llevará al directo los temas en solitario de Pablo, junto a Adrián Sheriff y Silvia Fernández. “No te negaré que me preocupaba bastante encontrar a las personas adecuadas para dar conciertos”, confiesa Pablo. “Llevaba mucho tiempo tocando con Desakato y, además, cada uno de ellos era un jodido virtuoso en lo suyo. El listón estaba muy alto, pero claro… Te encuentras a esta gente y superan todas tus expectativas. Manuel hace magia cuando improvisa y logra que cada concierto suene diferente, Víctor tiene una elegancia única, Silvia tiene un flow que lo flipas y Adri es directamente uno de los mejores instrumentistas que conozco. Con ellos me siento como en familia, que es lo que quería conseguir. Tocar con una banda de mercenarios en la que cada uno de ellos está presente solo por interés hubiera sido una hostia muy dura”.

Por otro lado, Pablo sentencia que: “No podría haber hecho este disco sin haber vivido lo que viví con Desakato”. “Ya no solo porque en él hable sobre muchas de las cosas que pasé junto a la banda, sino por todo lo que aprendí musicalmente con ellos. Entiendo este capítulo nuevo de mi vida como una continuación de aquello y ahora quiero seguir aprendiendo y pasándomelo bien”.

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