A Stuart Staples, antaño circunspecto embajador de la República de Melancolía, le gusta pensar que, una vez alcanzada la meta, ya no queda otro sitio a donde ir. Por eso, casi veinte años después de la formación de Tindersticks, prefiere volver a la salida de casilla para comenzar de nuevo si eso le hace seguir disfrutando del trayecto. “En nuestros primeros discos componíamos de una manera muy intuitiva. A medida que nos volvimos más seguros con el método, nos entró la sensación de que la banda se había convertido en algo así como un trabajo rutinario. Discos como ‘Waiting For The Moon’ nos resultaban muy difíciles e incómodos de componer y grabar”. Ya es la tercera vez que la banda trata de romper con la exuberante elegancia de sus seis primeros discos. La producción tan áspera de “The Hungry Saw” se acababa comiendo las canciones. “Falling Down A Mountain” resultó, en cambio, demasiado disperso. No se les conoce aún un disco mediocre, pero de ellos esperamos siempre la excelencia. “No creo ni mucho menos que esos dos discos fueran perfectos, pero resultaron importantes para nosotros en el sentido de que recuperamos ese elemento de diversión que echábamos de menos. En el caso concreto de ‘Falling Down A Mountain’, nos dejamos llevar en exceso por el placer de experimentar con las ideas originales. Tiene sus aciertos individuales, pero el conjunto no empasta de la manera que me hubiera gustado”, admite un risueño y relajado Staples. La buena noticia es que en su nuevo disco, “The Something Rain”, esta saludable apuesta por el riesgo creativo viene acompañada de canciones como soles. “Creo que ‘The Something Rain’ por una parte pone en claro algunas de las ideas a las que tratábamos de dar forma en los últimos años, pero también sentimos que se trata de un nuevo comienzo”. Quizá por eso, y a pesar de encontrarse en un dulce momento de incontinencia creativa, han optado por soltar lastre para no perder el rumbo. “De las cerca de veinte ideas que habíamos trabajado, pronto desechamos tres. Con el material restante pensamos hacer un disco doble en un primer momento, pero finalmente hemos acabado haciendo un disco en el que las canciones fluyen entre sí, no hay grandes estridencias estilísticas y predomina un elemento de cohesión. Eso sí, no descartamos recuperar pronto en forma de EP las canciones que se quedaron fuera”.
“The Something Rain” es, sí, un trabajo compacto, vertebrado en torno a unas letras que hablan de nostalgia y memoria. En otros tiempos hubieran dado pie a dramas mayestáticos. “En estos dos años hemos sufrido diversas pérdidas, pero no queríamos cebarnos en el elemento de tristeza. De alguna manera, y pese a todo, el disco es una suerte de celebración agridulce de la vida”. Musicalmente, aquí hay guiños sardónicos a los Tindersticks más clásicos. Así, “Chocolate” es una especie de secuela de “My Sister” (“Dave Boulter quería recuperar la idea de abrir el disco con una canción-río, aunque la historia que se cuenta vaya por otros derroteros”). Otros números, como “Frozen”, son imaginativos crescendos recorridos por metales furiosos y una cortante tensión que dejan deliberadamente sin resolver. “Este disco se grabó en condiciones muy diferentes a las de ‘The Hungry Saw’. No quería trabajar demasiado el esqueleto original de las canciones. La mayoría se crearon a partir de la voz e instrumentación escasa: cajas de ritmos y algunos teclados viejos. Quería dejarlas lo más abiertas posible, esbozar un paisaje emocional para que después se expandieran libremente”. Aunque la banda es popular por su tenaz resistencia a las influencias externas durante el proceso de grabación, en esta ocasión reconocen haberse fijado en el trabajo de maestros del minimalismo como Ärvo Part, lo que se traduce en un mayor espacio entre notas. También se han acabado filtrando los ecos de su longeva colaboración con la cineasta parisina Claire Denis. “Nuestra manera de trabajar, encerrados sin conexión con el exterior, ni es la ideal ni la más fácil. Trabajar con Claire durante estos años nos ha hecho ampliar nuestra visión, lo que no está mal para una banda que siempre se resiste a salir de su burbuja”.
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