"Nos hemos saturado de política"
EntrevistasOrnamento Y Delito

"Nos hemos saturado de política"

Noé R. Rivas — 27-02-2018
Fotografía — Gonzalo Saenz De Santamaría Poullet

Ornamento y Delito han regresado sin hacer ruido con el que seguramente sea el trabajo más maduro de su carrera. Casi por sorpresa, la banda localizada en Madrid nos entregó El glamour de las provincias a través de Fikasound, poniendo de manifiesto su habilidad para capturar historias de tintes generacionales y algún que otro tema marca de la casa de corte socio-político. En esta ocasión Gari y compañía han optado por lograr unas canciones de lo más sobrias, ceñidas a un contenido que abarca desde el homenaje necesario a amigos como Josetxo Ezponda de Los Bichos, sin dejar pasar lo emocionante y reivindicativo de La mitad del cielo, la película de Manuel Gutiérrez Aragón.


Escuchando en profundidad vuestro nuevo trabajo, El glamour de las provincias, transmitís más que nunca una sensación de seriedad, totalmente alejada de la ironía. ¿Creéis que en este trabajo se ha acentuado más que nunca vuestro tono más sobrio y serio, contraponiéndose a El espíritu objetivo?
En realidad, teníamos más bien la sensación de que, al desaparecer los tonos más siniestros que representaban sintetizadores como los de Hundimiento, Siamés o Pioneros, regresábamos un poco a la senda más clásica de Adorno e incluso a la vertiente más pop de nuestros inicios, con Relicario. Lo de “más serios” no lo habíamos pensado, pero imagino que esto se ve más desde fuera, aunque claro, con Carnaval armado de precedente, la cuaresma estaba servida.

También observo que en este disco no necesitáis tanto hacer rugir vuestras guitarras ni acelerar en exceso las melodías. ¿Sentisteis que el contenido de estos nuevos temas quizás no precisaba de un apartado tan enérgico como en anteriores ocasiones?
Es cierto, aunque esto yo creo que también ocurría en El espíritu objetivo y, en general, en la mayor parte de nuestros discos que no son para nada noise. Imaginamos que el sonido de nuestros directos, que sí es más aguerrido, acaba afectando a la imagen que proyectamos, sin olvidar que la sombra de Madrid o Trashorras es alargada y siempre se nos asociará con esas canciones, que en realidad son más bien la excepción. Lo que sí es verdad es que nos apetecía trabajar más el sonido, no pensar sólo en el impacto inmediato de la primera escucha, sino en las capas superpuestas que se van descubriendo a medida que te adentras en el disco. Es algo que Rober -nuestro guitarrista y el productor de este disco- ha conseguido a la perfección.

A lo largo del trabajo entremezcláis de forma hábil las canciones de mayor carga política como Canción para Europa o La mitad del cielo  junto con otras de corte más personal como Confía en el amor. ¿Siempre intentáis encontrar el equilibrio o simplemente esta vez os ha quedado así?
Nos sale espontáneamente porque no marcamos una distinción muy clara entre lo privado y lo público, entre lo íntimo y lo político. Creo que nuestras canciones más románticas señalan fuera de campo político, igual que en las más sociales suelen aparecer los afectos, el amor tanto como coartada de la dominación (Canción para Europa es un buen ejemplo en este sentido) o como gasolina de lo político (como es el caso de Confía en el amor). Digamos que en Ornamento y Delito lo político suele ser una metáfora de lo íntimo y lo íntimo de lo político (mientras que el falo no suele simbolizar nada).

"Pasamos de un tiempo en el que lo político estaba reprimido a un momento de politización muy positivo e importante"

Hablando de canciones políticas, parece que en este nuevo trabajo, quitando la fiereza de Canción para Europa, no habéis incidido tan de lleno en la crítica política que mostrasteis en vuestro anterior trabajo. ¿Sentís que vuestras preocupaciones en torno a lo que incluir en los temas han cambiado en estos últimos años?
Algo de eso también hay, evidentemente, es un disco mucho menos político que El espíritu objetivo, en este sentido es también retornar a los parámetros de Adorno. Hemos ido un poco a contracorriente en esto, pero para nosotros es bastante lógico. En los últimos años, justo cuando se publicó El espíritu objetivo, pasamos de un tiempo en el que lo político estaba reprimido a un momento de politización que consideramos muy positivo e importante: la gente empezó a comprender que la crisis y toda la precariedad y exclusión asociadas era un problema político, no meteorológico, las conversaciones se llenaron de discusiones políticas, incluso desde la cultura la gente se mojaba políticamente. Los políticos eran más deseados que las estrellas del rock, los niños de mayor querían ser Presidentes del Gobierno, gente que nunca había pensado en ser representantes acabaron en las instituciones... Cosas que están sin duda muy bien pero tal vez en lo personal nos hemos saturado de política y hemos necesitado recuperar un refugio para nuestra intimidad y en este disco creemos que se nota, muy claramente en canciones como Asma, Milton o Soledad. Pero los tiempos están cambiando todo el rato, creo que es difícil asegurar que esto siga siendo así mañana.

No podía dejar pasar la ocasión para preguntaros por la emocionante La mitad del cielo, que toma nombre y contenido de la película del mismo nombre a cargo de Manuel Gutiérrez Aragón. ¿En qué momento decidisteis realizar una canción sobre esta película?
Esta película me encantó y siempre quise usar la expresión “casquería fina” en una canción. Cuando surgió una melodía tan preciosa, no se me ocurría una historia mejor que la de Rosa y el “camisa vieja de la falange” entrañable. Manuel Gutiérrez Aragón tiene varias joyas de esa época, como La mitad del cielo y Maravillas, con cuya mirada me identifico mucho. A mí me parecen enormemente feministas y complejas, nada panfletarias. Y también soy mucho de tratar de redimir a través del arte las realidades humanas más abyectas (Red Bull, El Madrid de los Austrias).

En el tema que cierra el trabajo, titulado Experiencia y pobreza, incluís frases como “Llegó la madurez soltando lastre” o “Cuarenta años apostando a perder”. Siendo este vuestro quinto LP, ¿podéis identificar vuestras propias etapas vitales reflejadas a lo largo de los discos que habéis publicado hasta el momento?
Sin ninguna duda. Recuerda que en Cocaína cantamos eso de “Celebras hoy los 33”, ahora a alguno le tenemos que sumar 10 años, que es más o menos los que llevamos con Ornamento y Delito. Que a su vez era un proyecto que nacía después de muchos otros y sobre todo de una juventud musical en Bilbao y Valladolid, un nuevo tiempo que ahora ya empieza a ser añejo, con poso... Y la verdad es que mola mucho tener este álbum sonoro de recuerdos, es uno de los placeres de tener una banda al mismo tiempo que vas componiendo las canciones.

"Algunos de nosotros creemos sinceramente que, al menos en lo musical, el pasado fue ciertamente mejor"

En este disco también parece que el carácter generacional de los temas es algo que está bastante presente en temas como Milton o Hacia la eternidad. ¿Creéis que en vuestras canciones hay siempre una mirada de nostalgia hacia el pasado?
Es posible. Tenemos cierta tendencia a la nostalgia y nos gusta recrearnos. Algunos de nosotros creemos sinceramente que, al menos en lo musical, el pasado fue ciertamente mejor y que, aunque reconocemos muchas carencias en la escena musical en la que nacimos a mediados de los noventa, época donde encontrar menos de diez personas en un concierto no era raro, no podemos dejar de echar de menos cierto carácter “sagrado” que envolvía la música de aquellos tiempos. Éste se ha visto mancillado por el mundo de Spotify, los festivales, el moderneo y la fiesta, de la que tan felizmente participamos también nosotros, por cierto. Por otro lado, entre nuestros grupos de referencia están gente como los Chameleons, los Smiths, Golpes Bajos o Décima Víctima, con lo que tampoco es raro que asome cierta tristeza muy habitualmente por nuestros discos. Pero ojo, nostalgia, que no melancolía; es un sentimiento menos enfermizo, que te permite no olvidar lo vivido sin perder de vista tu vida ni tu tiempo.

Acerca de este último tema, Hacia la eternidad, supone un bonito homenaje al difunto Josetxo Ezponda en un tono más animado que el resto del trabajo. ¿Tuvisteis claro en todo momento que el tono de esta canción debía basarse en algo más enérgico?
Entendemos Hacia la eternidad como nuestro Tócala Uli, una de las canciones-homenaje más preciosas que se han compuesto. No puedes cantar a la muerte más que con alegría, esto suena un poco evangelista, pero es verdad: si le dedicas una canción a un muerto tiene que ser para afirmar su existencia, para decir que es más fuerte que la muerte, que es un poco lo que hacemos ahí.

El título del trabajo está precisamente tomado de una parte de este tema. ¿El glamour de las provincias se encuentra ligado a toda esa gente de poblaciones pequeñas españolas que no cuadra con lo allí establecido?
Es una de las cosas de las que más orgullosos estamos de este disco, tal vez el título más bonito de todos. Pero recuerda que hablamos tanto de Josetxo como de Nick Cave, hasta cierto punto gran parte de la mejor música siempre llegó de las periferias. Manchester era provincias, lo era Glagow, Australia, Seattle, Quebec... Tal vez sea la receta del pop, ese cosmopolitismo que nace de los lugares más dejados de la mano de Dios, donde unos adolescentes se rebelan contra su condición de subalternos y se afirman centro y vanguardia. El pop tiene mucho de patetismo sublime, de acto de pura voluntad contra todas las circunstancias, de decir: "No me conformo, para chulo yo". Tal vez la auténtica modernidad siempre ha sido y será una rebelión de las periferias contra el centro pero no en nombre de lo local, sino de lo universal concreto.

Guardando relación con esto. ¿Creéis que la carrera de músicos como Josetxo o Roberto C. Meyer estuvo bastante condicionada al lugar donde la desarrollaron?
Sin lugar a dudas y, en contra de lo que ellos mismos creyeron, pensamos que este condicionamiento fue para bien. Los Bichos no tendrían la grandeza que tuvieron si no vinieran de Burlada, igual que si Buñuel hubiera nacido en París su surrealismo no valdría nada. Lo global es bueno siempre y cuando esté en lo local.

"Tratamos de comportarnos como nos gustaría que se comportasen con nosotros y que actuase la gente en general: con dignidad"

Del mismo modo, ¿tenéis la sensación de que en los noventa, cuando surgieron interesantes bandas de rock vasco y navarro, no alcanzaron la máxima repercusión posible más allá de sus respectivas ciudades?
Eso es más complejo, hay muchos factores, muchos casos distintos y no siempre tiene que ver solo con lo periférico. También hay cierto momento maldito para la música española (“el tiempo cayó a contrapié”), en el que si querías llegar al gran público tenías que pasar por el filtro de los Cuarenta Principales, que sólo admitía grupos prefabricados a imagen y semejanza de lo más decadente de la última hornada de la nueva ola. A la vez, el nuevo público tenía pavor a la música nacional y a todo lo nacional en general, equivalente a tercermundista -y en Euskadi, si además era en castellano, ni te cuento-. Era la época de Sensación de vivir y la NBA de Ramón Trecet, de una yanki-filia como no recuerdo. En definitiva, un panorama muy complicado, con un enorme complejo de inferioridad nacional de quien está dispuesto a todo (a perder todo) por ser Europa. Esto tuvo su repercusión también en las bandas locales: a casi nadie se le ocurría cantar en castellano salvo a muy reseñables pioneros como Lagartija Nick, Surfin’ Bichos, El Desvän del Macho, Patrullero Mancuso... Por el contrario, bandas como Los Bichos, Cancer Moon, Glitter Souls, El Inquilino Comunista y un largo etc., trabajaron por amputarse sus “lastres” locales, cirugía mejor o peor lograda. Al final no les sirvió para transustanciarse en grupos guiris, pero eso posiblemente sea la clave de por qué van a caer además en el olvido para las siguientes generaciones, a pesar de estar entre la mejor música que ha salido del país.

Vosotros sois bilbaínos pero os tuvisteis que mudar a Madrid. ¿Creéis que este hecho siempre ha estado muy presente en toda la trayectoria de Ornamento y Delito?
En realidad, tres de la Margen Izquierda (vizcaínos) y un pucelano. Y sí, evidentemente, el factor inmigrante es inevitable cuando uno saca sus sentimientos; Bilbao está si no omnipresente, sí muy presente en nuestras canciones, más en el anterior disco en particular pero en todos en general y en este también aparece algún guiño.

Vuestro último lanzamiento me pilló bastante por sorpresa, ya que prácticamente no hubo ningún tipo de promoción previa. ¿Esto ha estado relacionado con el cambio de sello o influyeron otros factores para escoger cuando publicar el trabajo?
Todo ha influido pero también ha habido cierta decisión consciente. Hay una saturación de gente vendiendo su moto, bombardeándote desde un año antes con su nuevo disco, vídeo, concierto, crowfunding, festival… como si fuera el gran acontecimiento, aquello que no te puedes perder de ninguna manera. No nos apetecía, ahora que teníamos la oportunidad de decidir nosotros todo (Fikasound es la discográfica de Rober, nuestro guitarrista), contribuir al buzoneo masivo y generalizado de propaganda. Tampoco se va a morir nadie (ni nosotros) si la gente no se escucha el disco mañana, a los que les interesa acabarán entrando, no hay tanta prisa, no nos pensamos comer ningún mercado que además no existe. Simplemente, tratamos de comportarnos como nos gustaría que se comportasen con nosotros y como nos gustaría que actuase la gente en general: con dignidad.

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