Estáis a punto de embarcaros en una gira de más de treinta conciertos. ¿Qué es lo mejor y lo peor de un tour como éste?
No hay mejor sensación que estar encima de un escenario. Esa comunicación con el público es el regalo más soberbio que la humanidad puede darte. La espera en el backstage antes del bolo es el "infierno en la Tierra" para mí. Me resulta extremadamente dolorosa porque me pongo muy nervioso, a veces literalmente enfermo. Ahí lo tienes: lo mejor y lo peor.
¿Tienes algún lugar predilecto para tocar?
No tengo favoritos, simplemente agradezco poder tocar en cualquier sitio. Me gusta el trabajo duro de girar. Y la oportunidad de ver a nueva gente en entornos diferentes, haciendo cosas distintas.
¿Cómo es vuestro público a estas alturas?
Es extremadamente variado. Hay gente de todas las edades, todas las clases y todos los colores. La variedad define al público típico de P.I.L.
Solías referirte a vuestros conciertos como “una experiencia catártica”. ¿Siguen siéndolo?
Lo que hace Public Image es explorar las emociones humanas, a veces en bastante profundidad. Y cuando vendes una emoción a través de una canción, te estás abriendo en cuerpo y alma a la gente. Es increíblemente gratificante cuando pillas los ojos de la gente y ves que han experimentado algo similar por sí mismos. Me dice que lo que estoy haciendo está bien, que es bueno y saludable. Creo que no hay mejor recompensa que ésa.
¿Y abrirte tanto puede resultar doloroso?
Es algo que nunca hago en mi vida personal, porque soy muy tímido. En un concierto es algo reconfortante, porque sé que no estoy contando mentiras, que estoy siendo totalmente honesto, y eso es suficiente recompensa para mí.
Se suele repetir que el público español es de los más agradecidos del mundo. Desde tu experiencia, ¿es verdad o es sólo un mito?
Depende de la sala y de la banda…
Vuestro primer concierto es en el teatro Victoria Eugenia de San Sebastián. ¿Qué pensáis cuando tocáis en lugares tan imponentes?
Me encanta la energía que nos llega. Un grupo sólo puede ser tan bueno como la energía que el público le transmite. De otra manera, un concierto puede convertirse en un asunto bastante aburrido. ¡Pero un bolo de PiL nunca es soso! ¡Nunca! Nuestros fans son extremadamente energéticos.
Tocáis en dos ciudades de Ucrania (Kiev y Járkov). ¿Es la primera vez que actuáis allí?
No, hemos estado un par de veces, pero ¡no en medio de una guerra! (risas).
¡Esperemos que sea suficientemente seguro! ¿Disfrutáis tocando en países de Europa del Este?
Me alegro de que el Muro cayera, es bueno que nos encontremos y mezclemos con humanos de todas partes.
¿Eres de los que te acuerdas del mejor y el peor concierto que habéis dado?
No, no pienso de esa manera.
¿Y retienes lo más extraño o catastrófico que te ha ocurrido en una gira?
¡No! (risas). ¡No soy del tipo de gente que va por ahí coleccionando desastres y tragedias como hobby!
Bien, seamos positivos: ¿Crees que estáis dando los mejores conciertos de la historia del grupo?
Ahora los disfruto más. Quizá es porque con el tiempo he aprendido a gestionar la presión. O quizá es simplemente porque disfruto con la banda con la que estoy ahora. Es la primera vez en toda mi carrera que he sido capaz de hacer dos discos con la misma gente. ¡Y desde luego que aprecio la diferencia! También quizá es porque ahora tenemos nuestro propio sello y somos completamente independientes de lo que yo llamo el shitstem (sistema de mierda), que siempre está corrompiendo a los miembros de las bandas. Siempre.
En breve empieza la temporada de festivales. ¿Tenéis alguno predilecto?
(Se lo piensa). No lo sé. Cuando era joven, solía ir a festivales solo y me solían encantar. Lo que me gustaba entonces es que podías a ver de quince a veinte grupos, todos en el mismo escenario. Ahora hay cinco o seis escenarios diseminados en diez hectáreas, lo que acaba resultando una experiencia irritante. Es muy difícil disfrutarlos o soportarlos, es irritante que cinco o seis de tus bandas favoritas actúen al mismo tiempo. Creo que eso es un robo y un timo para la gente que va. Además no se permite la variedad. ¡Y es una pena!
Entiendo, entonces, que eres de los que cuando tocas en un festival, te gusta ver a otros grupos.
Me encanta, sí. Lo que llevo mal es cuando estás tocando y puedes oír a otro grupo al mismo tiempo (risas). Me ha pasado unas cuantas veces, y la cosa acaba degenerando en una guerra de volúmenes, empiezas a subir el volumen más y más… No es saludable, porque introduce un elemento de competición entre las bandas. La música jamás debería tener nada que ver con una competición.
En este tipo de giras, ¿tratas de aprender palabras de cada país que visitas para comunicarte con el público?
Sí, a veces, pero no suele funcionar.
¿Qué es lo que peor llevas de las pruebas de sonido?
No pruebo sonido ni ensayo antes de un concierto. Cuando salgo al escenario ya es EL concierto. Me quita demasiada energía y además estoy hecho un manojo de nervios. Prefiero sentarme solo en una habitación oscura que pasar por ello dos veces. Pero es Mi manera de hacerlo.
Para terminar, una pregunta tonta: ¿Cuál es tu comida española favorita?
¡No me gusta la paella! Me parece un revoltijo pegajoso…
Buf, creo que deberías darle otra oportunidad…
(Risas) Tomo nota, estoy abierto a todo: ¡No soy vegetariano!
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